Michael Douglas fue acusado de acoso sexual por una periodista
En los últimos días Michael Douglas se sumó a los hombres de Hollywood en el ojo de la tormenta , debido a que una conocida periodista y escritora de los Estados Unidos, Susan Braudy, denunció que él se masturbó frente a ella cuando mantenían una relación laboral de empleada - jefe. Pero antes de que se hiciera pública su historia en The Hollywwod Reporter, Douglas afirmó en una entrevista que apoya a los movimientos que pelean por los derechos de las mujeres como el Time´s Up o el #MeToo y negó haber tenido alguna vez una conducta sexual inapropiada con una mujer.
El hecho que denuncia Braudy ocurrió a finales de los 80, cuando ella tenía alrededor de 40 años y fue contratada para dirigir la oficina de Nueva York de Stonebridge Productions, la productora lanzada por el actor. La periodista explicó que ella era objeto de acoso sexual de parte de él, que incluía comentarios incómodos sobre su cuerpo, obscenidades y constantes diálogos de tenor sexual, discusiones gráficas sobre sus amantes y más. Aunque la experiencia más traumática, según ella, tuvo lugar durante una reunión de guiones con Douglas en la que él se masturbó en su presencia, lo que la llevó a huir del lugar y llegar hasta su casa llorando.
La denuncia. En una editorial de The Hollywood Reporter de ayer explican que Susan Braudy les dio un relato escrito y detallado de su experiencia con Douglas, basado en notas y archivos que guardó, un cronograma de cómo se desarrolló su empleo junto con el actor (incluidos boletas de pago) y afirmó que le contó a tres personas su experiencia. Las mismas, dos de ellas escritores conocidos, corroboraron los dichos de Braudy y afirmaron que estaban dispuestas a respaldarla públicamente.
También la mujer dio pruebas de su veracidad con una carta de 1993 del Centro de Derecho de Mujeres de California que muestra que ella pidió ser asesorada sobre cómo sobrellevar un acoso sexual en el lugar de trabajo ante la Justicia. No obstante, nunca llegó a denunciar a Douglas porque, según indicó, se sentía intimidada.
"Sabía que algo estaba mal pero eso que estaba mal no tenía nombre", le contó Braudy a THR. "Nunca escuché que había un fenómeno llamado ´acoso sexual´ y no conocía el término hasta las audiencias de Anita Hill en 1991", completó.
El trabajo de Braudy era "leer guiones, contratar y supervisar a guionistas, y quizás lo más importante, cuidar a Michael en su departamento", según dijo la escritora. Además, relató que para detener los comentarios que él hacía sobre su cuerpo, comenzó "a usar capas largas y sueltas, de color negro". "Michael le preguntó a un productor, '¿Por qué Susan se viste como una monja embarazada?'". En otra ocasión, después de que me reí a carcajadas por algo, él le gritó a un grupo de agentes: ´¡Oh, sí, es de las que gritan! Apuesto a que grita dentro de ese saco´. Protesté: ´por favor, no hables así. Es inapropiado´. Eso lo hizo reír hasta que tuvo manchas rosadas en sus mejillas".
El momento más incómodo. Braudy Contó que una tarde de principios de 1989, mientras intercambiaban ideas sobre un personaje parecido a E.T., Douglas comenzó a deslizarse por el respaldo de su silla y cayó al piso. "Michael se bajó la cremallera y me di cuenta de que algo andaba mal. Me felicitó por mis contribuciones a la caracterización de ese E.T, y comenzó a bajar la voz. Lo miré y vi que tenía sus dos manos en sus pantalones desabrochados y... horror, que se estaba frotando sus partes privadas. En cuestión de segundos su voz se quebró y me pareció que había tenido un orgasmo". Entonces, ella cerró su libreta de apuntes y corrió hacia la puerta: "No dije nada. Me sorprendió que no me estuviera desmoronando a pesar de que me sentía humillada. Me di cuenta que él podía hacer lo que quisiera porque era mucho más poderoso que yo. Michael me corrió descalzo hasta el ascensor, se abrochó el cinturón y dijo: ´Oye, gracias, eres buena. Me ayudaste, gracias, gracias´".
Luego, Braudy corrió las 13 cuadras que había entre el estudio y su casa. Cerró con llave la puerta, se metió en la cama y se tapó con el cubrecama y se hizo una promesa. "Juré no volver a estar a solas con él", confesó. Además, habló sobre su experiencia con tres personas: con el autor de best-sellers (y columnista de The Hollywood Reporter) Michael Wolff; con la escritora y ex periodista de Newsweek, Lynn Povich, y con Joseph Weintraub, un editor de cine que actualmente vive con Braudy. Las tres personas confirmaron su historia a THR.
Después del supuesto incidente, la relación de trabajo entre la periodista y Douglas se agrió. "Un día me pidió dulcemente que firmara un acuerdo de confidencialidad - explicó-, supe entonces que Michael se estaba preparando para despedirme (...). ´No firme´, me dijo mi abogado Leon Friedman. ´Siga diciendo que su abogado está fuera de la ciudad´. Así que Michael esperó seis meses para que mi abogado ´regresara´". Braudy fue despedida a fines de 1989. A diferencia de la mayoría de los empleados en un puesto como el de ella, ella dice que nunca firmó un acuerdo de confidencialidad.
La respuesta de Douglas
THR le consultó a Douglas por los dichos de la periodista, y él contestó: "Es una fabricación desafortunada y completa (...) Este individuo [por Braudy] es una veterana de la industria, un alto ejecutivo, una novelista publicada y un miembro establecido del movimiento de mujeres, alguien con una voz fuerte ahora, así como cuando ella trabajó en mi empresa hace más de tres décadas. En ningún momento expresó o mostró ni la más mínima sensación de incomodidad al trabajar en nuestro entorno, ni conmigo personalmente. Eso es porque en ningún momento, y bajo ninguna circunstancia, me comporté de manera inapropiada con ella".
Si bien él reconoció las discusiones inapropiadas, negó que eso determinara un lugar de trabajo hostil. "El lenguaje vulgar - contestó el actor- o las conversaciones privadas con mis amigos que pueden haberle preocupado a ella están muy lejos del hostigamiento (...) Sugerir eso significa un verdadero perjuicio para aquellos que realmente han soportado el acoso sexual y la intimidación".
Por su parte, la esposa de Douglas, Catherine Zeta-Jones afirmó que su marido apoya al 110% el movimiento #MeToo contra el acoso y el abuso sexual.
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