En una tierna producción, la modelo y conductora posa con su hija de once meses, la Baronesa Von Plessen, y habla de su felicidad
Malaika von Plessen se levanta de la siesta con una sonrisa. Tiene una mirada cautivante y enternece con los rulos que caen sobre sus ojos. Zaira Nara (28), su mamá, la saca de su cochecito, la toma entre sus brazos, la besa y dice: “Les presento a Mali”. Y ella, que a pesar de sus once meses pareciera entender todo, vuelve a sonreír mientras estudia con los ojitos a quienes encuentra a su alrededor. Así, madre e hija dan comienzo a su primera sesión de fotos juntas. “Accedí porque ella es lo más importante que pasó en la vida de Jako (36) [Jakob Otto Ferdinand Baron von Plessen, su novio desde fines de 2014] y en la mía. Nos cambió para siempre: sumó alegría, amor, pasión. Y así como el público, cada tanto, tiene que bancarse los problemas de mi entorno, también está bueno que pueda ver las cosas buenas que me pasan”, explica la modelo y conductora.
–Tu hija está a punto de cumplir un año, el 1 de abril. ¿Cómo vivís tu nueva etapa de madre?
–Desde que nació, nunca estuve separada de ella más de tres horas. Es parte de mí. Fue algo que sentí apenas nació, especialmente cuando la alimentaba. Pude darle de mamar hasta hace muy poquito: ella a los nueve meses no quiso más. Empezó a comer y come un montón.
–Con Jakob diste pasos grandes en poco tiempo.
–Cuando nos pusimos de novios, pensé: “Este es el hombre con el que quiero formar mi familia”. Con él sentía que me animaba a ser mamá. Al tiempo de estar juntos surgió el tema. Él tenía muchas ganas y era el único soltero sin hijos de sus amigos. Pero el clic de los dos fue estando con Francesca, mi sobrina [hija de Wanda Nara y Mauro Icardi], en Ibiza. En ese viaje, Jako conoció a mi familia. Cuando volvimos, a fines de junio de 2015, empezamos a buscar y fue inmediato.
–¿Cómo te enteraste de que estabas embarazada?
–Estaba grabando Tu mejor sábado [un programa que conducía por Canal 9] y me empecé a sentir mareada. No suelo estar enferma y me pareció raro. Cuando llegué a casa, le conté a Jako (empecé a convivir casi al día de ponernos de novios), y sugirió que me hiciera un test. ¡Positivo! No lo podíamos creer.
–Hubo muchos cambios en tu vida con la llegada del amor, y también viajaste a África.
–Es que Jako, además de hacer excursiones para extranjeros en Patagonia, organiza safaris en África. Era una parte de su vida que no conocía y me interesaba. Hacía tiempo habíamos planeado que yo viajara a Kenia para acompañarlo. Cuando supe del embarazo, estuve a punto de suspenderlo hasta que mi médico me dio el permiso con algunas precauciones: no comía verduras y tomaba agua mineral en botella. Además, me acompañó una amiga, Valeria [Colángelo]. Fue heavy porque eran siete días de carpa y nos bañábamos con un balde de agua, pero así pude conocer a los amigos africanos de Jako.
–¿Cómo planeaste la llegada de tu hija?
–Las horas previas fueron muy graciosas. Yo quería que al momento del parto no hubiese nadie más enterado de lo que estaba pasando hasta que naciera Mali. Sentía que era un momento nuestro. En la semana 39 y 6 días, mis amigas vinieron a comer un asado a casa. Durante la comida, empecé a sentir contracciones. A la medianoche, despaché a las chicas porque me sentía rara. Cuando estaba en la puerta despidiéndolas, rompí bolsa. Se fueron porque las obligué. Mi médico sugirió que descansara unas horas. A las cuatro de la mañana hablé con la partera y fui a un sanatorio en San Isidro a controlarme. De ahí, directo a la clínica en Capital.
–¿Cómo fue el parto?
–Sentí paz porque estaba con Jako, pero reconozco que sufrí muchísimo las contracciones, es un dolor inexplicable. Él se sentía inútil porque no sabía cómo ayudarme; me mimaba y me daba besos. Estuve desde las seis de la mañana hasta las once menos cuarto, que nació Malaika. Cuando la tuve en brazos enseguida me enamoré, aunque parecía una lauchita violeta. [Se ríe].
–¿Cómo eligieron el nombre?
–Es africano, se nos ocurrió cuando estábamos en Kenia. Veníamos de hacer listas de nombres y los combinábamos con el apellido, que es alemán. Hasta que escuché a Timoteo, uno de los cocineros de allá, cantar una canción muy dulce, mientras servía la comida. Decía “Malaika” y le pregunté a Jako qué significaba. Cuando me dijo ‘niña bonita’, para mí fue automático. Para los que hablan suajili era raro porque Malaika es más bien una expresión. Pero a nosotros nos encantó.
EL AVENTURERO QUE LE ROBÓ EL CORAZÓN
El hombre que conquistó a Zaira es de un perfil bajísimo: hijo de Helmuth Baron von Plessen y Christl Elizabeth Leitner, Jakob llegó de Austria, donde nació, a Argentina cuando tenía 4 años. Enamorado de las pampas criollas, su padre compró tierras a los Anchorena en Sierra de los Padres. Como su progenitor, tiene título de barón [en Alemania, cuando se creó la República, en 1919, a los nobles se les permitió mantener su título como parte de su nombre]. Quienes lo conocen aseguran que es sencillo, auténtico, buena persona, cualidades que enamoraron a Zaira. “Apenas lo conocí, supe que era ‘el’ hombre. Cuando lea esto va a decir: ‘Está muerta por mí’. Pero ya lo sabe. No existe nadie más en el planeta que me pueda movilizar como él. Es el que vino a patear el tablero de todo”.
–Él también muere de amor por vos y hasta “dejó” su valorado anonimato…
–Te juro que sí, lo sé. Para su familia y sus amigos fue loco. Pero la verdad es que como Jako se la pasa trabajando en el medio de la nada, está desconectado de la televisión, no le importan los medios ni las luces. Nos enamoramos tanto que aceptamos al otro tal y como es.
ENTRE EL CAMPO Y LA CIUDAD
–Tu novio tiene un campo en Sierra de los Padres y otro en el Sur, donde también trabaja gran parte del año. ¿Imaginabas pasar tus días fuera de la ciudad?
–Vivo el día a día, pero la verdad es que no me lo imaginaba. Podría decir que cambié por amor. O mejor dicho, gracias a él encontré otra vida, que me apasiona. Con Jako somos nómades, no sé cómo vamos a hacer cuando Mali vaya al colegio. De hecho, a mí me cuesta tomar decisiones laborales por la vida movida que llevamos. Vamos a todos lados juntos.
–¿Cómo definirías a tu hija?
–No la podría haber imaginado más feliz, tan “malaika”. Es puro amor y alegría. Se ríe todo el día y por ahora, es bastante india. No le importa nada. Yo era una lady cuando era chiquita. A mí me encantan sus rulos, así que la dejo despeinada. En eso, es como su papá, que va relajado por la vida. Y yo soy alegre y positiva. No tengo conflictos, más allá de que afuera haya miles. Entiendo que muchos deben pensar que tengo una familia de locos pero, para mí, ahora mi familia son Jako y Mali y no me los podría haber imaginado más perfectos. Son mi felicidad absoluta.
–¿Cómo es Jakob en su rol de papá?
–Siempre supe que iba a ser un gran padre y no me equivoqué. Cuando me llegó la propuesta de conducir Morfi Café, mi beba tenía tres meses. Habíamos estado viviendo en el campo hasta entonces, viniendo a Buenos Aires sólo por trámites. Yo no sabía si iba a poder adaptarme, pero Jako me permitió descansar en él y acepté.
–¿Cómo son tus días campestres?
–Acompañamos mucho a Jako: vamos a darles de comer a los caballos, visitamos al veterinario. En el campo, soy feliz. El ruido de mi trabajo me divierte y no me molesta la exposición pero me cierra de repente hacer switch off, desaparecer. Acá me produzco para todo, nunca sé si me voy a cruzar con unos paparazzi. Allá, me pongo unas bombachas y ya. Me encanta la combinación de las dos cosas. Hoy por hoy, no podría estar sólo en Buenos Aires, sin cortar con el trabajo; tampoco podría decir que dejo todo para irme a vivir al campo y dedicarme a la huerta.
MUJERES FUERTES
–Sos muy apegada a tu mamá [Nora Colosimo] y a tu hermana. ¿Las admirás?
–Sí, admiro que son madrazas. Mamá dejó su vida por nosotras. Siempre fue hermosísima y trabajaba en la televisión, hacía comerciales. Y mi hermana, lo mismo. Dejó su país y su trabajo por su familia, para criar a sus hijos. Algunos piensan que tiene mucha ayuda y no es así. Es muy organizada y se encarga de todo. Las dos son grandes ejemplos para mí.
–¿Te afecta que los problemas de tu familia ocupen la atención de los medios?
–Desde que fui mamá hice un cierre. Como dije: mi familia son Jako y mi hija. Puede pasar un tsunami afuera que si estoy con ellos dos está todo bien. Me gustaría juntarme todos los domingos con mis familiares en una mesa larga, pero no se da. Y ya no me lo cuestiono.
–Tomaste distancia de tu papá, Andrés, hace unos años ya. ¿Volviste a hablar con él?
–Por ahora, no quiero. Como soy cauta, no me gusta confrontar, prefiero alejarme cuando siento que me hacen mal. No me gusta pelear, menos con quien me dio la vida y me crió, por eso prefiero que el tiempo diluya todo lo que pasó.
–Hace poco murió Rosa, tu abuela materna…
–Tenía Alzheimer y eso provocaba que tuviera amor/odio por la gente que la cuidaba en su casa, así que estaba en un hogar para ancianos, a cinco cuadras de la casa de mamá. Era parte de mi vida, estuvo siempre a mi lado. Ella forjó en nosotras una personalidad fuerte.
–¿Te gustaría tener más hijos?
–Sí. Yo me plantaría en dos, a Jako le gustaría más. Con la vida nómade que llevamos tener muchos hijos sería difícil. Como pareja nosotros también tenemos nuestros tiempos. Cuando Mali duerme la siesta, nos vamos a andar a caballo y tocamos temas que no salen tirados en el sillón. Puede sonar egoísta, pero una familia grande nos quitaría nuestros momentos. Y entonces necesitaría a alguien que me ayude y perderíamos intimidad que, para mí, es todo. Cuando estamos los tres solos, es sagrado.
UNA MAMÁ MODELO
• “No hice dieta ni ejercicios para recuperar la figura después del parto. No sé si se lo debo a la Madre Naturaleza o a la vida sana. Ayuda que no tomo alcohol, no fumo ni salgo de noche. Además, trato de cuidar las horas de sueño, aunque a veces mi hija no me deje. [Risas].”
• “Como mamá moderna, que trabaja, me gusta estar impecable. Pero ahora estoy más básica y uso la ropa que ya sé que me queda bien. Ya no tengo tiempo de probarme y dudar”
• “Trato de que la manicura, la pedicura y el pelo me lo hagan en mi casa. Es más práctico”
• “¿Si dejaría que Mali fuese modelo? Podría ser. Mi suegra [Christl Elizabeth Leitner] era modelo también; es una mujer muy linda. La voy a dejar hacer lo que quiera. En una de esas quiere ser aventurera, como su papá”
• “Por ahora, no pensamos en cómo vamos a educar a Mali. Todo dependerá del trabajo de su papá y de si tenemos que acompañarlo o no”
• “Con Jako somos bastante relajados como padres. Y creo que eso se refleja en la felicidad de nuestra hija”
- Texto: Paula Galloni
- Fotos: Pilar Bustelo
- Producción: Macarena Azumendi
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