Benjamín Vicuña: "La gracia de la actuación es que sea libre"
Benjamín Vicuña se sienta y está listo para comenzar la entrevista. No está solo y a pocos metros están atentos a la conversación: hay temas que no pueden tocarse. El motivo del encuentro es la presentación de la segunda temporada de Sitiados, la serie que narra la conquista española en América y que se estrenó el viernes pasado, a las 23, por Fox Premium. Para volver a interpretar al sargento Agustín González, el chileno se instaló varios meses en Cartagena de Indias, Colombia, donde tuvo que enfrentar días de calor extremo, selva, mosquitos y jornadas de entrenamiento físico que incluyeron desde el uso de espadas hasta coreografías.
Pero de eso ya pasó un año y en esa sucesión de meses realizó varios proyectos: estrenó Los padecientes -el film basado en el libro de Gabriel Rolón donde interpretó a un psicólogo y volvió a enamorarse en el set de la China Suárez-; se convirtió en la Eva Perón de Copi y giró con la obra desde el Teatro Nacional Cervantes hasta Europa; grabó el film chileno Un pacto de fuga; se comprometió con su novia, y nació su hija Magnolia.
El tempo de Benjamín es suave, como también lo es su forma de hablar. A pesar de estar radicado en la Argentina desde hace 10 años, no deja de tener ese tono transandino. No importa cuánta gente haya alrededor, el chileno mira fijo y usa una de sus armas más efectivas, la sonrisa, cada vez que una pregunta parece ponerlo a reflexionar. En las últimas semanas, el actor se mostró más abierto a hablar de temas sensibles como el de Blanca, la primera hija que tuvo con Pampita Ardohain, que murió en 2012, y del duelo. Aunque admite que eso no será habitual tampoco, señala que ahora puede contar más porque fue tomando "distancia y madurez" y porque sabe que puede ayudar a otros que han pasado por una situación similar. "Eso no significa que uno deje una puerta giratoria para hablar todos los días, sino que uno puede ir dosificando ese diálogo", explicó a LA NACION.
Vicuña se abre de a poco. Tiene, en comparación con otros intérpretes, una ductilidad a la hora de expresar sus opiniones. No duda en mostrar su punto de vista con respecto a las denuncias de acoso sexual en el mundo artístico.
"Está muy bien lo que está sucediendo hoy de perder el miedo y de poder instalar la verdad. Luego cuando tú me lo llevas al terreno de cómo impacta esto en la creación o en los trabajos, eso es delicado porque la gracia de la actuación es que sea libre", dice. "Tiene ciertos puntos de marca, pero hay un espacio de libertad que tiene que ver con la improvisación y con la inspiración. Entonces si ya nos empezamos a meter en ese terreno, es delicado para la esencia de la actuación, ¿se entiende?", agrega.
Para Vicuña, no es algo que suceda solo en torno a los excesos, por ejemplo, en un beso. "Me ha pasado mil veces actuando que a un compañero de un impulso se le escapó un bife o una puteada y es parte de una cierta inercia actoral", expresa. Pero con respecto concretamente al #MeToo -el movimiento que empezó en Hollywood luego de que más de 50 mujeres aseguraron haber sufrido acoso por parte del productor Harvey Weinstein- y también en nuestro país -con la ola de denuncias contra músicos y actores- tiene otro punto de vista.
-¿Qué opinión tiene sobre las denuncias de acoso que rodean al mundo artístico?
Estoy muy marcado por una película que hice en Chile que se llamó El bosque de Karadima. Entre las cosas que aprendí es que una persona que sufre un acoso, que es un abuso de poder finalmente, muchas veces tarda en contarlo. A veces pasan años de años hasta que la persona puede llegar a contar su verdad, a liberarse de eso. Entonces, por lo mismo, yo creo que cuando alguien hace una denuncia, hay que escucharlo y hay que acoger eso. Efectivamente no hay que tener miedo. El poder llevarlo adelante y contarlo es algo absolutamente doloroso, por eso yo lo comparto y me solidarizo.
-¿Cree que esto puede representar un cambio real en la sociedad?
Como sociedad estamos creciendo en esa dirección. Es una demanda inteligente, sana. Tiene que ver con el sentido común, con cómo debería ser. A veces a uno le cuesta entender que Eva Perón luchó para que las mujeres tuvieran voto, eso pasó hace poco. Quizás en 20 años digamos: "¿Te acuerdas cuando las actrices se subieron al escenario y pidieron ganar lo mismo que los actores?".
-Al ser pareja de una actriz, tal vez tenga más idea del escenario local, ¿en la industria argentina existen diferentes salarios entre hombres y mujeres?
Hay diferencia de salario, tiene que ver con el trabajo y las demandas. Yo tampoco me voy a convertir en el más feminista de los feministas. Comparto, adhiero. Tengo grandes referentes, como mi mujer, mi madre y mi hija.
A pocos días de que la película chilena Una mujer fantástica ganó el Oscar a mejor película extranjera, el actor sigue mostrándose orgulloso del cine de su país. "Siento que es una película que invita a la inspiración creativa. Es un premio a la industria, pero también a la inclusión. Habla de un tema urgente. En el caso de Chile, sacar adelante la ley de género y de identidad, que todavía está ahí, empantanada en el Congreso", explica. Además, insiste en que gracias al film los medios a nivel mundial están hablando de los trans y eso es algo bueno. Luego de girar con Eva Perón/El homosexual o la dificultad de expresarse, de Copi, Benjamín volverá a ponerse en la piel de Eva en Colombia. La obra es uno de los diez espectáculos que representarán a la Argentina en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, que arrancó el viernes pasado y que concluye el 1º de abril. "La obra y la gente del Cervantes hicieron de esto también un hecho político. Es muy significativo", dice.
Luego de su trabajo en Entre caníbales, el chileno está apostando a proyectos en cine y no en el prime time televisivo. "Son diferentes momentos y uno también va aprendiendo y va valorando su propio tiempo. Creo que también como actor intento, dentro de mis posibilidades, ser selectivo y poder tomar proyectos que me convoquen, que me conmuevan, que me emocionen", cuenta.
-¿Cómo vivís como actor los vaivenes del rating?
Recién hablaba con alguien de Fox sobre eso. Claro, para la industria es como un agujero negro que alguien pateó y ahora no saben a dónde ir en relación con las plataformas, la programación. Mi trabajo, como no soy gerente de programación, no se modifica mucho. Es tratar de acercarme a los personajes y contar historias. En ese sentido, con Entre caníbales, mis dos compañeros Joaquín Furriel y Natalia Oreiro ganaron los Martín Fierro. Tuvo excelentes críticas. El tema es que no encontró una sintonía, quizá por los tiempos que tenía con el público. Pero esas son cosas que uno no maneja y nunca va a manejar. Creo que si bien se modifica todo el contexto, el estado de las cosas, nosotros como actores tenemos que seguir haciendo lo mismo... ojalá, mejor, ojalá, con más compromiso, con más veracidad, con más realismo.
-¿Pero no afecta en el día a día?
Obviamente que los éxitos cuando uno está al aire son inspiradores. Sobre todo cuando la cosa está andando bien y uno siente el feedback de la gente. Pero yo muchas veces me dedico a filmar películas, que filmo un año y medio antes de que salgan y no tengo ese retorno. No es que uno dice "ah, voy a actuar en modo tira diaria". Uno actúa y después las circunstancias hacen que las cosas se transformen o no en un éxito. Uno idealmente tiene que tener las convicciones en otro lugar.
Una historia épica
Mientras la primera temporada de Sitiados, la serie de Fox, se centró en la llegada de los españoles a Chile, esta segunda edición hace base en Colombia, quince años después del final del sitio de Villarrica. Diego (Ricardo Abarca), el hijo bastardo del rey español Felipe III (Joaquín Galletero) e Isabel de Bastidas (Eugenia Suárez), es trasladado a Cartagena de Indias por su padrastro, Agustín (Vicuña), quien intenta evitar que lo asesinen por su derecho al trono de España. Claro que los piratas del Caribe no harán de esa faena algo sencillo. "Hay un paso de tiempo importante que hace que la historia arranque desde otro lugar, con otros personajes, con otras energías, con escenarios diferentes. Es como empezar de cero", cuenta. Además, destaca los diferentes escenarios de Colombia, del fuerte de San Felipe, en Cartagena, a las calles de Santa Marta, donde se respira historia. La serie consta de ocho capítulos de una hora de duración.
Sobre el mestizaje, Benjamín explica, usando una de las máximas de Simón Bolívar: "La serie tiene eso de tratar de entender nuestra identidad local y nuestra identidad latinoamericana, como hermanos. Hoy se divide por países, pero se olvida que somos un gran continente, un gran país, una gran familia. Somos el cruce, el mestizaje de estos dos mundos que es el mundo indígena y el mundo español".
Algo que se traduce en la elección de actores: hay mexicanos, colombianos (se destaca el trabajo de Andrés Parra), españoles y una venezolana. Las rivalidades históricas para Vicuña se resignificaron en estos tiempos. Él vive encontrando puntos en común entre su país natal y la Argentina.
Si bien dentro del elenco se encuentra la China Suárez, su personaje y el de ella no se encuentran en ninguna escena. Para ellos, acostumbrados a interpretar parejas -así lo hicieron en El hilo rojo y Los padecientes-, fue una oportunidad para pasar tiempo en Colombia y no extrañarse. "Llegamos por caminos diferentes. Compartimos el proyecto y la residencia en Colombia, fue muy bonito", cuenta, y además revela que disfruta poder compartir con su mujer lo que más le gusta, lo que lo moviliza: la actuación.
Vicuña habla con entusiasmo sobre su trabajo. Pero hay algo que no puede ocultar: su emoción por la llegada de Magnolia. "Uno vuelve a emocionarse frente al misterio de la vida: frente al nacimiento, frente a la magia, frente al poder de la mujer, la vida, la naturaleza, es hermoso. La niña es preciosa, llena la casa de paz, de amor. Así que estamos felices", dice.
La paternidad le dio la oportunidad de estar más tiempo en casa y de conocer un gran abanico de series. Estuvo viendo las españolas Vis a vis, La casa de papel y Merlí y también la francesa La Mantis. Pero si tiene que elegir un género se queda con los thrillers. Destaca las británicas River y Marcella. Mientras avanza la charla, Benjamín se relaja. Habla con franqueza sobre temas que no le simpatizan y sus dos mundos se entrecruzan porque, además de tener una respetable carrera actoral y de ser un empresario teatral en Chile con su compañía El Hijo, en los últimos años su imagen se ha visto afectada por hechos de su vida personal. Su escandalosa separación de Pampita Ardohain y su posterior relación con la China Suárez pusieron la atención de los medios en su vida privada.
-¿Te molesta la fama de seductor serial?
-Me llama la atención la necesidad que tenemos las personas de calificar todo como para estar tranquilos. "Esto es esto", "ella es así", "esta es la que no sé qué". Como buscar personajes, caricaturas... En ese sentido, esa categoría se me asignó en un momento y no me la puedo tomar con humor porque vino de la mano de mucho prejuicio.