Dan Katcher, el padre de los dragones en Game of Thrones: "El final será hermoso e increíble"

Así como Khaleesi es la "madre de los dragones", no sería equivocado decir que Dan Katcher es el padre de esas criaturas. Katcher es un diseñador que trabaja en la industria de Hollywood desde hace casi diez años, y en ese tiempo construyó una carrera que lo llevó a formar parte de distintos films y series como El asombroso Spider-Man o Terranova. Desde 2012 se dedica a diseñar el aspecto de los dragones en Game of Thrones y en su paso por Buenos Aires –previo a brindar una charla en la escuela de cine del INCAA–, Katcher charló con LA NACIÓN sobre su trabajo en la popular ficción y cómo será ser el esperado final de la épica fantástica.

–¿Cómo surgió tu amor por los dragones?

–Mi amor por los dinosaurios y dragones nació cuando era muy chico, creo que cuando estaba en jardín de infantes o en primer grado. El primer recuerdo que tengo sobre eso fue el de la frustración que sentí cuando comprendí que los dinosaurios eran una raza extinguida. Cuando mi padre me dijo que nunca iba a ver un dinosaurio sobre la Tierra, fue probablemente una de las cosas más tristes que me pasó en la vida y al día de hoy no puedo superarlo, aún me amarga porque quisiera ver un dinosaurio, así que entonces dediqué mi vida a intentar traerlos de vuelta de la muerte. De chico, cuando estaba en el jardín, un día me robaron mis dinosaurios de juguete y fue muy duro. Mis padres no tenían demasiado dinero, mi padre era biólogo, y mi madre estudiaba para convertirse en maestra. Ella se ocupaba de mí y de mi hermana, la situación no era fácil, pero los dragones y el arte fueron cosas por las que naturalmente me sentí atraído. Mi madre era artista, mi papá científico, y yo busqué una manera de combinar esas dos ramas. Para mí, el arte ideal sería posible si de milagro yo me convirtiera en el Dr. Moreau, y pudiera empezar a fabricar mis propias criaturas para que vivieran conmigo.

–¿Tu primer trabajo en el diseño de dragones fue en la juguetera McFarlane Toys?

–Profesionalmente, sí. Fue un honor enorme hacer esos juguetes, pero también resultó triste porque mi arte fue firmado como si le correspondiera a McFarlane y no obtuve crédito de nada, de hecho otras personas tomaron mis diseños y se llevaron el crédito que me correspondía. En McFarlane Toys muchas veces me devolvían mis trabajos originales, le hacían cambios muy pequeños, y luego yo tenía que esculpir eso para que lo firmaran otros diseñadores. No hay honor de ningún tipo ahí. Encima cobraba muy poco y cuando pedí un aumento me dijeron que podía ser freelance, por lo que estuve muy contento cuando terminé ahí y me mudé a California para meterme en el cine.

–¿Cómo empezaste en Game of Thromes?

–Yo entré en la segunda temporada y ni había visto la serie ni leído los libros. Game of Thrones me dio la posibilidad de sacar afuera a los dragones, criaturas que siempre vivieron en mí. Cuando empecé a trabajar y vi la primera temporada, me di cuenta lo grande que era esta ficción y entendí que iba a lidiar con grandes guionistas y grandes actuaciones. En el tercer año me llamaron nuevamente para hacer los dragones de esos episodios y me dijeron que no solo tenía que diseñarlos mientras eran pequeños, sino que tenía que trazar, idear y hacer las escalas correspondientes sobre cómo iban a lucir cuando fueran adultos. En mi mente figuré un estilo y tuve una idea sobre cómo iban a verse. Tuve que ir construyéndolos de a poco porque naturalmente ellos iban creciendo, y yo tenía que asegurarme por ejemplo que ganaran una fisiología que les permitiera volar, entre otras cosas. Ese fue un proceso que elaboré para todas las temporadas y fue muy paulatino ya que en cada temporada debían verse distintos. Por ejemplo, en el cuarto año los dragones tenían que resultar más amenazantes, pero no tan amenazantes como yo ya sabía que iban a ser en los años posteriores.

–¿Cómo diseñás la personalidad de un dragón?

–Creo que ese es un mérito más de los animadores. Yo les doy a los dragones el rostro, su anatomía, la fisiología y su naturaleza. Cuando debo trazar un personaje con el que la audiencia tiene que empatizar, yo uso los mismos principios que uso para mi vida. No creo que existan criaturas feas de por sí en el día a día, todas ellas son bellas y lo son porque funcionan bien, se desenvuelven bien en sus ámbitos naturales, están en armonía con su lugar e incluso se ven hermosas entre ellas. Los tigres deben verse hermosos para otros tigres y así sucede con todas las criaturas. Por ese motivo, yo debía hacer bellos a esos dragones. Se trata de seres que deben emanar ferocidad y terror, pero también belleza y sensibilidad en un modo en el que los espectadores puedan apreciarlo.

–¿Podés contarnos algo del final de Game of Thrones?

–No quiero arruinarle nada a nadie, pero tampoco quiero entusiasmarlos de más. Solo diré esto: yo estuve en el set, pude ver muchas cosas y lo que vi fue enorme, requirió una enorme cantidad de intérpretes, una gran cantidad de efectos, de dinero, y realmente era necesario tomarse un año para preparar todo eso porque se trata de una filmación épica. Con respecto a la trama, para ser honesto, no tengo ni idea cómo va a terminar todo. Incluso, aunque me lo hubieran contado, que de hecho algo sí me dijeron, sé que también pudieron darme pistas mentirosas. Vi algunas cosas, pero puede que esas escenas fueran hechas solo para mis ojos, para que yo pusiera en marcha una historia falsa y que vos la publiques solo para que yo reciba al día siguiente una demanda por mucho dinero. Lo único que pudo asegurarte es que el final será hermoso e increíble.

–¿Cuál de los dragones de Game of Thrones es tu favorito?

–Drogon, ni pensarlo. Drogon es mi hijo, Viserion y Rhaegar son muy buenos, pero cuando pienso en cómo tiene que ser un dragón, pienso en la conexión que él tiene con Khaleesi. Esa es la más importante de las relaciones.

–¿Y algún dragón favorito de producción ajena?

–De todos los que vi, siempre me gustaron mucho los de un artista llamado Miles Teves, que trabajó en el film Reign of Fire. Para mí esos son los dragones más perfectos y también todo el mundo de Dungeons and Dragons y las ilustraciones de Larry Elmore, cuando miraba sus revistas de chico me impactaban mucho.

–¿Alguna vez pudiste ver el trabajo de Ciruelo?

–¡Todo el mundo me menciona a Ciruelo, pero todavía no pude ver nada! Creo que debería ponerme en contacto con él y conocer sus ilustraciones.

–¿Qué pensás sobre las discusiones de internet sobre dragones y los fans hablando de ellos con tanto entusiasmo como si esas criaturas realmente existieran?

–Creo de hecho que todas esas criaturas sí existen. Hay un sitio donde solo algunos privilegiados pueden ir, en el que viven todos los dragones, los demonios y las cosas hermosas, pero ese lugar no es aquí en la Tierra, sino en otro lado. Yo todos los días voy a mi estudio, y me elevo a mí mismo hacia un estado en el que pueda alejarme y no escuchar nada. Yo dejé de trabajar con música, ahora me gusta el más absoluto de los silencios y así entrar en una fase en la que deje de estar aquí, deje de sentirme seguro y pueda finalmente atraer a esas criaturas desde otro plano, desde el éter. Entonces la razón por la cual mis creaciones se ven tan reales es porque lo son, porque creo que hay un lugar en el que ellas realmente viven.

–¿A qué proyectos te dedicás, ahora que Game of Thrones quedó atrás?

–Estoy en una serie que aún no se estrenó llamada Titans, y también puede que esté en otra ficción de DC titulada Doom Patrol. Para mi carrera, Titans va a ser muy bueno, porque es otro tipo de trabajo que el de Game of Thrones. En esa ficción, voy a dedicarme al personaje de Beast Boy, que puede transformarse en animales y yo diseñaré cada uno de sus cambios. Y hay otro personaje en el que debo trabajar, pero no me enteraré hasta que no vuelva a la oficina en pocos días.

Por Martín Fernández Cruz

• Game of Thrones

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