El buen momento del streaming en la Argentina: producción local con ambiciones globales y una expansión que no tiene techo
El reconocimiento para El reino y la llegada inminente de títulos muy atractivos consolidan una transformación que parece inexorable: todas las nuevas ficciones producidas en nuestro pais tienen destino de plataforma
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Dos décadas atrás, la televisión argentina estaba en otra cosa cuando desde la tribuna de la fiesta de los Martín Fierro se levantó una de las consignas más ruidosas de la historia del medio: “Somos actores, queremos actuar”. Era la resonante proclama de un sector que se sentía prescindible y reclamaba volver a ser convocado para devolverle a la TV local su capacidad de producir ficciones atrayentes para la audiencia doméstica y como producto de exportación.
Hoy la historia se repite, pero en otro contexto. La TV local sigue en otra cosa, atenta al éxito efímero de ciclos de entretenimientos y reality shows competitivos. La estrechez económica del momento reduce al mínimo la capacidad de los canales para producir ficciones con la cantidad y el alcance de hace 20 años. No faltan por supuesto las voces que piden por la vuelta de las ficciones en la TV de aire, sobre todo cuando dejan a la vista el espacio ganado por sus equivalentes turcas, pero aquel cartel no volvió a levantarse.
En estos días hay lugar para actuar. Pero en un mundo, el de las pantallas, que parece haber reemplazado para siempre lo que representaba el viejo concepto de televisión. Hoy, el mundo creativo de la ficción que convoca sobre todo a los actores argentinos aparece configurado a partir de los cambiantes e imprecisos límites del streaming, un espacio que en la actualidad no parece encontrar techo en su expansión. Por eso atrae tanto a sus potenciales artífices.
Entre ellos crece desde hace tiempo la convicción de que la Argentina atraviesa una fase expansiva y muy promisoria como creadora y productora de contenidos armados para las plataformas. Los tres premios ganados por El reino hace una semana en Madrid funcionan como una rúbrica de esta mirada, sobre todo porque el Platino es un reconocimiento de alcance íberoamericano e involucra como tal a producciones de países extraordinariamente activos en este terreno como España y México. Que una producción argentina triunfe en la categoría de mejor serie es un dato fundamental.
Por su envergadura, El reino encabeza este recorrido cada vez más intenso y generalizado de transición hacia el streaming que atraviesa hoy la producción de series y películas en la Argentina. Su elenco está integrado por buena parte de nuestro star system, nombres que antes de la pandemia no faltaban en los grandes estrenos locales concebidos para el cine.
El punto más extremo de esa realidad se explica con la presencia en Buenos Aires de Robert De Niro, que pasó toda la semana pasada ocupado en su participación en el rodaje de Nada, la nueva serie de Mariano Cohn y Gastón Duprat que tendrá estreno directo en la plataforma Star+, una de las expresiones del poder audiovisual de Disney. La llegada a nuestro país de una de las máximas estrellas internacionales del cine en las últimas décadas no podría explicarse hoy en otro contexto. Hasta podría decirse que su participación en la serie funciona como un simpático aporte del star system internacional a su contrapartida local: Luis Brandoni y Guillermo Francella también estarán en esta ambiciosa producción, pensada para su estreno en streaming para 2023.
A la misma plataforma llegará este año Santa Evita, la esperada y largamente demorada adaptación del libro de Tomás Eloy Martínez, ambiciosa miniserie que tiene a Natalia Oreiro (como Eva Perón) y Darío Grandinetti (como Juan Domingo Perón) como protagonistas. La potencial expectativa que despierta esta producción habla de otra de las características de este fenómeno nuevo que en algún momento, según todos los indicios, se convertirá en el parámetro más habitual: estamos hablando de iniciativas de las que participan detrás de las cámaras grandes nombres internacionales.
El perfil de coproducción consigue dos resultados valiosos: un mayor respaldo financiero para sostener trabajos de gran exigencia y una llegada mucho más plausible a los mercados internacionales. De la mano del streaming, la Argentina podría recuperar en el mediano plazo algo o parte de su fortaleza perdida como protagonista reconocido de ficciones en el mundo audiovisual.
El desembarco en el streaming de algunas de las pocas figuras que podían mostrar hasta ahora un poder de convocatoria propio con sus apariciones en el cine muestran otra faceta paralela de esta gigantesca transformación. Diego Peretti, una de ellas, es el protagonista de Ecos de un crimen, una producción que deja a la vista varias y muy interesantes derivaciones del fenómeno.
“Hoy es el último día de Ecos de un crimen en una sala cinematográfica y quizás el último día en que se proyecte una película mía. Las razones son varias, pero creo que mis próximas películas en el mejor de los casos se verán en plataformas. Ya queda poco lugar en las salas para otro tipo de cine que no sea el de la liga de encapotados”, escribió a mediados de marzo desde su cuenta de Instagram Cristian Bernard, el director de Ecos de un crimen.
El thriller protagonizado por Diego Peretti y producido por HBO Max (pensado desde el vamos con destino final en esa plataforma) es la producción argentina más vista en los cines locales en lo que va de 2022, con un total de 98.088 entradas vendidas. La distancia entre esta cifra y los más de dos millones de espectadores que tuvo El robo del siglo (el último gran éxito de producción nacional en pantalla grande) a comienzos de 2020 es el mejor testimonio del vertiginoso cambio de época.
“No nos podemos quejar –agrega Bernard-. Ecos se va de las salas con casi 100.000 espectadores que en el contexto pre pandemia hubiese sido el equivalente al triple o más”. Algo parecido podría imaginarse en el caso de Hoy se arregla el mundo, la película que Ariel Winograd hizo después de El robo del siglo. Su estreno estaba listo y programado cuando estalló el Covid y en vez de llevarla a un lanzamiento directo en streaming sus responsables prefirieron guardarla a la espera del regreso a la normalidad. Al final llegó a los cines en enero pasado y vendió 68.697 entradas. Quedó inmediatamente detrás de Ecos de un crimen en convocatoria, pero muy lejos de los números de los anteriores títulos de un probado hacedor de éxitos como Winograd.
La respuesta está en lo que le dijo Carla Peterson a LA NACION en septiembre último. “Está cada vez más claro que la gente ve cada vez más series y ficciones a través de las plataformas de streaming y estamos haciendo la adaptación a esos nuevos formatos”, dijo a propósito del estreno de Terapia alternativa, una serie que llegó directamente a la plataforma Star+.
El “estamos haciendo la adaptación” de Peterson alude tanto a los creadores de las nuevas ficciones (incluyendo a sus intérpretes) como al público, que parece haber cambiado drásticamente algunos hábitos durante la pandemia. Hoy, el cine argentino empieza a añorar cada vez más a ese tipo de espectador que venía respaldando en los últimos años con fidelidad varias producciones importantes, pero hoy prefiere disfrutar de la ficción desde la comodidad del hogar y con la ayuda de las plataformas.
Allí está Granizo para corroborarlo. De la película de Marcos Carnevale, protagonizada por Guillermo Francella, se habla sin parar desde su estreno en Netflix el 30 de marzo pasado. Podemos imaginar cuál hubiese sido su poder de convocatoria en los cines si la pandemia no se metía en el medio para cambiar casi todo. Más allá de conjeturas o especulaciones, queda bien claro en el nuevo contexto que el streaming no solo acerca nuevas y crecientes oportunidades laborales. También provee una llegada inalcanzable para cualquier otra perspectiva de lanzamiento, sobre todo porque las grandes plataformas garantizan una llegada global y simultánea.
En este mismo terreno, es fácil imaginar con dos años de anticipación que la película de Los simuladores, anunciada a mediados de marzo pasado, será vista por una multitud cuando se estrene en los cines en algún momento de 2024. El largometraje que dirigirá Damián Szifron, al mismo tiempo, tiene a Paramount+ como uno de sus más importantes productores. Nadie duda al mismo tiempo que la llegada a esa plataforma, después del estreno en la pantalla grande (y seguramente no muy separado de esa fecha), multiplicará todavía más la convocatoria multitudinaria que empezó a palpitarse desde el mismo momento del anuncio.
Una gran plataforma como Netflix puede estrenar sus contenidos al mismo tiempo en 160 países y aunque lamentablemente en el streaming no hay números para corroborarlos (las plataformas retacean los datos y las mediciones son complicadas de hacer) la repercusión de ciertos lanzamientos es indiscutible, sobre todo en los mercados de habla hispana. Granizo participa de esa conversación y afirma una tendencia creciente: después de esta experiencia lo más probable es que los grandes estrenos de cine local se piensen mucho más para ser lanzados en las plataformas y menos en pantalla grande.
Mientras tanto, Ecos de un crimen ya está disponible en HBO Max, que desde el primer día era su natural y definitivo destinatario. De hecho fue uno de los coproductores. Lo mismo va a pasar con En la mira, otra historia de intriga y suspenso que acaba de estrenarse en los cines y llegará a esa misma plataforma el mes que viene. Poco antes de eso, Hoy se arregla el mundo se sumó al catálogo de Netflix, que viene haciendo una gran campaña publicitaria sobre la base de sus producciones locales. La más reciente es la quinta y última temporada de El marginal, la serie creada por Sebastián Ortega, que cierra en el streaming un recorrido inaugurado en 2016 con el estreno de la primera temporada en la TV Pública. Un ejemplo perfecto de toda esta transición.
La misma tendencia aparece detrás de la campaña promocional de Netflix, empeñada en dejar bien explícita la idea de que la ficción argentina hoy solo es posible (de crear y de ver) a través del streaming. En este caso, la bandera de la producción local se levanta en varios géneros al mismo tiempo. En el terreno de las series hay comedias (la segunda temporada de Casi feliz, ya disponible), cruce de géneros (la serie División Palermo, sobre una brigada “inclusiva” de la Guardia Urbana que termina enfrentada a un grupo de atípicos narcotraficantes), biopics (El amor después del amor, dramatización de episodios de la vida de Fito Páez) y, por supuesto, la segunda temporada de El reino. Y también películas como la comedia romántica Matrimillas y el thriller La ira de Dios.
A Netflix también llegará el 19 de mayo, tras un muy comentado estreno absoluto en el último Bafici, El fotógrafo y el cartero: el crimen de Cabezas, a través del cual queda a la vista el potencial presente y futuro del streaming para las grandes producciones documentales de nuestro medio. La llegada de esta producción, realizada por el mismo equipo de la muy elogiada miniserie sobre el caso de García Belsunce (Carmel, ¿quién mató a María Marta?) abre justificadas expectativas sobre todo lo que podría ofrecer la producción local en el terreno del true crime, modalidad cada vez más demandada por el público de las plataformas. Otro espacio que se abre.
Pero por ahora parece ser la ficción el modelo que se impone entre las creaciones locales que se mueven en esta casi inexorable transición hacia el streaming. Ese desplazamiento compromete a casi todos los protagonistas del mundo audiovisual argentino, algunos de ellos hasta hace poco consagrados con exclusividad al cine.
En este sentido, el caso de Winograd es paradigmático. Su notable carrera en la pantalla grande (con éxitos como Mamá se fue de viaje y El robo del siglo) llegó, como dijimos, a una encrucijada por todo lo que pasó con Hoy se arregla el mundo. Los próximos pasos del director argentino son toda una señal del tiempo que se avecina. Una de las producciones que hizo en México, la serie Las bravas FC, sobre un equipo de fútbol femenino, llegará directamente a HBO Max en algún momento de mayo.
Al mismo tiempo, Winograd acaba de terminar el rodaje de su nueva película, El gerente, primer largometraje producido en la Argentina para la plataforma Paramount+, que seguramente la estrenará en cercanías del comienzo del próximo Mundial de fútbol, que comenzará en noviembre próximo en Qatar. La película recrea una muy comentada campaña de marketing ideada por una marca de televisores antes de Rusia 2018, de la que terminó hablando todo el país. Antes de la pandemia, nadie hubiese imaginado otra cosa que el estreno de una película con este tema en los cines, con una inmensa e inmediata convocatoria masiva. Ahora, en cambio, todos descuentan que una producción de este tipo solo es posible en el inabarcable mundo del streaming.
El caso de Paramount+ también muestra otro modo de acomodar las fichas en el nuevo tablero. En este caso a partir de elementos que pertenecen al viejo orden que aparece hoy en retirada. El prime time de la TV abierta en la Argentina, que hasta no hace mucho mostraba una competencia mano a mano entre varias ficciones, hoy nos ofrece solamente una producción de ese rubro, El primero de nosotros, cuyos episodios pueden volver a verse o seguir en clave de maratón a través de esa plataforma. Un destino similar para todas las historias de ficción que aparezcan de aquí en adelante en los canales abiertos parece inexorable. Inclusive con variantes como la de Los protectores, la serie protagonizada por Adrián Suar que pasó por El Trece después de su lanzamiento en Star+, donde está disponible.
Lo mismo puede decirse de Amazon Prime Video, otro gran jugador mundial del streaming que apostó fuerte en la Argentina primero con la serie Maradona, sueño bendito, tal vez la producción más compleja que se hizo hasta ahora en nuestro país con ese destino. Y más recientemente con otra muy lograda miniserie inspirada en hecho reales, Iosi, el espía arrepentido, de Daniel Burman. Falta poco, después de su paso por los cines, para que llegue a esta plataforma Argentina, 1985, la película sobre el histórico Juicio a las Juntas dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani. Y además tendremos una próxima oportunidad de comprobar la continuidad de este interés de Amazon por los contenidos locales con la llegada de El fin del amor, protagonizada por Lali Espósito.
¿Será esta historia sobre la vida de una joven criada en el seno de una familia judía ortodoxa que se asoma al mundo el primer indicio de la gran meta a la que aspiran todas las expresiones locales del streaming? Ejemplos como La casa de papel en España y El juego del calamar en Corea del Sur nos hablan del movimiento hacia una fase todavía más elevada y ambiciosa en este terreno: la presencia de un tipo de ficción a la que no le falta ningún rasgo de identidad local bien reconocible, y que a la vez consigue ser vista y reconocida en todas partes como una gran historia universal. En estos factores (más un pequeño aporte de la fortuna) descansa el éxito global de toda gran producción internacional surgido del streaming. Una vez que el país creador de este tipo de producciones se instala en lo más alto del mapa planetario, los caminos que se abren pueden ser amplísimos. Si eso ocurriera comenzará una nueva fase, en la que la palabra televisión quedará cada vez más lejos.
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