Los estrenos de la semana: las críticas de streaming, cine y teatro, de Pasaje al paraíso a Revancha ya
La comedia romántica de Julia Roberts y George Clooney es la recomendación perfecta para quienes deseen olvidar las penurias cotidianas en las salas de cine, aunque ni siquiera su legendaria química logra resolver las limitaciones de la historia; el thriller adolescente de Netflix propone un “Extraños en un tren” pero para el público de colegio secundario
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Después de semanas muy intensas, la semana en lo que respecta a apuestas en cine en salas y streaming opta por los géneros, siempre muy atractivos para el público de nuestro país. El regreso a la comedia romántica de dos luminarias de Hollywood como George Clooney y Julia Roberts es un acontecimiento en sí mismo, incluso para quienes no profesan devoción por el más complejo de los géneros clásicos. Pero también puede descubrirse un film de terror que parece haber logrado la hazaña de encontrar recursos estilísticos y narrativos novedosos en un mundo que hace rato entrega historias sin prisa y sin pausa. Pero es en el escenario de la sala Cunill Cabanellas donde encontramos un verdadero imperdible según los críticos de LA NACION: Lo que el río hace, de María y Paula Marull, recibió un excelente. A continuación, seis apuestas para descubrir en este fin de semana.
Streaming
Gigoló americano (Paramount+) Gigoló americano es una relectura del film encabezado por Richard Gere que ignora los méritos del clásico de los 80, escribe Hernán Ferreirós. “Esta nueva serie mira desde fuera -y ya no de modo ambiguo, sino abiertamente crítico- el mundo de privilegio de la industria sexual high end de Los Angeles, rompiendo la fascinación aspiracional a la que apostaba el film. Si bien pasaron cuatro décadas desde los 80, no hay señales de que el narcisismo y la frivolidad de ese momento hayan disminuido, de modo que el personaje original sigue siendo relevante. Sin embargo, acorde a la sensibilidad de los tiempos que corren, se lo presenta como una víctima carente de poder y, peor aún, de atractivo: más que un adonis que respira feromonas sexuales, Bernthal tiene el aspecto de un pandillero mexicano que pasó por la peluquería”. Nuestra opinión: regular.
Revancha ya (Netflix). La comedia negra de Jennifer Kaytin Robinson podría ser muy fácil de desestimar –escribe Milagros Amondaray en su reseña–. A fin de cuentas, no esconde que la inspiración detrás de su historia es nada menos que una de las mejores películas de Alfred Hitchcock (coescrita por Raymond Chandler y con una novela de Patricia Highsmith como base, nada menos), la memorable Extraños en un tren. “Drea (la estrella de Riverdale Camila Mendes) es la figura popular de un colegio de élite de Miami y está en pareja con Max (Austin Abrams), un adolescente de familia rica con quien Drea ve un futuro posible por fuera de ese microclima. La realidad la azota cuando se filtra un video íntimo que le mandó a su pareja y tanto él como sus amigos la excluyen de ese círculo cerrado. Por una casualidad, una abatida Drea conoce a Eleanor (Maya Hawke), una nueva estudiante del colegio quien busca vengarse de Carissa, una joven que expuso su sexualidad delante de sus compañeros y le generó un trauma que aspira a superar con el rencor como motor. Drea y Eleanor forjan una amistad por conveniencia para derrocar a las personas que les hicieron daño, solo que una tiene un as bajo la manga que se revela en el tercer acto del film”. Nuestra opinión: buena.
Cine
Pasaje al paraíso. La idea que impulsa a la película es bastante clara: juntar a George Clooney y Julia Roberts, dos de las pocas estrellas que quedan en Hollywood, filmar los paisajes de Bali y celebrar algunos chistes que hilvanen ese viaje en el que una pareja que se ama, se casa, y una expareja que se odia, se reencuentra, escribe Paula Vázquez Prieto. La idea no es original pero a priori alimenta serias expectativas, tan serias como la necesidad de reafirmar el cine mainstream -en esta etapa de crisis- en sus probadas fórmulas, sus inagotables éxitos y el carisma de sus estandartes. Así lo demostró Tom Cruise cuando trajo al presente a Top Gun, un título arrumbado en los anaqueles de los 80, y convirtió a su secuela en el mayor éxito de taquilla de los últimos tiempos, fuera de las franquicias y los superhéroes. Pero a Pasaje al paraíso no le alcanza para tanto: dentro de esa tradición de comedia “alocada” escoge la versión del rematrimonio, aquella en la que una pareja casada y divorciada redescubre su amor luego de volver a pasar tiempo juntos para evitar el matrimonio que juzga apresurado entre su única hija y un joven local. Clooney funciona como un dispenser de one liners algo oxidado pero entregado a la diversión y Roberts construye la comedia con su presencia, con aquel oficio que forjó su nombre. Quizás a la película le falta esa malicia que esgrimió la mirada del australiano P. J. Hogan en La boda de mi mejor amigo a la hora de pensar el género desde la perspectiva de los villanos. Nuestra opinión: buena.
Bárbaro. En muy poco tiempo, Bárbaro se transformó en la nueva estrella del cine de terror producido en Hollywood, reflexiona Marcelo Stiletano en su crítica de este estreno. “Con una estructura narrativa llamativa, bien distinta a casi todo lo que se viene viendo últimamente (que no es poco), la película instaló de inmediato a Zach Cregger como innovador heredero de una tradición ilustre para el género. De hecho, unos cuantos entusiastas ya identificaron a Cregger como el nuevo Wes Craven. Es muy posible que semejante título todavía le quede un poco grande, pero vale reconocer la audacia de Cregger por honrar ese legado con renovados recursos. Las innovaciones de Bárbaro tienen que ver sobre todo con una trama marcada por saltos abruptos de situaciones y épocas, así como con un manejo de la tensión que tuerce, altera y transforma el habitual uso de varias herramientas fáciles de reconocer y de encontrar. Clisés del cine de terror (y del thriller, porque aquí tenemos de las dos cosas en dosis bastante repartidas) revisados aquí todo el tiempo. No se le puede negar ingenio a Cregger para llevarnos a través de ellos por unos cuantos caminos inesperados”. Todo empieza cuando el destino coloca en medio de una tormenta a Tess (Georgina Campbell) en la puerta de una casa para alojamiento temporario que ya contaba con un ocupante (Bill Skargard). El error de sobreventa dispara el primer eje de conflicto que nos lleva siempre de manera inesperada al núcleo del horror, representado en un sótano. Nuestra opinión: buena.
Teatro
Lo que el río hace (Teatro San Martín). La nueva obra de las hermanas Paula y María Marull conmociona. Quienes siguen la trayectoria de estas escritoras, actrices y directoras (y gemelas) pueden identificar que comparten un universo. La Pilarcita, de María Marull (aún en cartel) y Yo no duermo la siesta, de Paula Marull, son la síntesis de ese territorio. La vida en un pueblo, las costumbres, las maneras de hablar, la frustración y el deseo de cambiar, reinterpretar la infancia desde el mundo adulto y la presencia poderosa de la naturaleza. En este espectáculo, el primero que estrenan juntas haciendo absolutamente todo a cuatro manos (actuación, dirección y dramaturgia), todas las imágenes que recorrieron en sus obras se condensan en un gran mundo generador: el pueblo de Esquina, en Corrientes. Se puede analizar los procedimientos de construcción del texto, entre un humor que trabaja con el desborde de personajes y el retrato detallista de ciertos tipos sociales, la poesía de una escritura por imágenes y anclada en la infancia, las actuaciones precisas que parten de buscar el amor y la hipersensibilidad de personajes cargados de creencias; pero lo más importante que hay para decir –dice la crítica de Mercedes Méndez– es que cuando termina el espectáculo la gente se queda un rato en silencio, algunos se toman de las manos, otros se abrazan, muchos lloran. Nuestra opinión: excelente.
Los gestos bárbaros (El Picadero). La nueva obra que escribió Juan Ignacio Fernández con dirección de Cristian Drut parte de una imagen hermosa: una hija vuelve a casa, después de 15 años de ausencia y lleva el colchón arriba del auto. Antes de llegar al hogar familiar (donde la esperan una madre, dos hermanos y una cuñada con una beba), un accidente le hace perder la memoria. Entonces, se inicia el proceso de reconstrucción. El accidente es la excusa para ir al pasado, los monólogos permiten los pensamientos introspectivos y la presencia incómoda de una hija que no entiende nada habilitan la expresión de todo lo reprimido en la familia. Una madre yoica y poco sensible dice todo lo que piensa y genera una confrontación permanente. La propuesta pone el foco en los vínculos familiares sin pretensiones realistas. Como si la relación entre una madre y un hijo se pudiera condensar en lo que se dicen y lo que callan, cómo se tratan, cómo se tocan y después esos mismos personajes se ponen en pausa, para luego aparecer cuando no pueden contener la palabra. Drut, como director, le da un gran valor al silencio en el espacio y construye una tensión muy intensa en la obra. Valentina Bassi, Francisco Bertín, Laura Novoa, Ignacio Rodríguez de Anca y Silvina Sabater llevan en sus interpretaciones la intensidad que pide esta obra, saben en qué momentos explotar y en cuáles apenas mirar de soslayo. La confrontación es sutil, se explota y se vuelve al mismo punto. Algo parecido a lo que sucede en la vida. Nuestra opinión: muy buena.
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