Peacemaker: una divertida fiesta de explosiones e incorrecciones, con un gran antihéroe a la cabeza
La nueva serie de HBO Max sigue a uno de los personajes de El escuadrón suicida después de los hechos ocurridos en la película, con la inspiración creativa de James Gunn y una gran banda sonora
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Peacemaker (Estados Unidos/2022). Creador: James Gunn. Fotografía: Michael Bonvillain. Música: Kevin Kiner y Clint Mansell. Edición: Greg D’Auria y Fred Raskin. Elenco: John Cena, Danielle Brooks, Chuckwudi Iwuji, Jennifer Holland, Freddie Stroma, Robert Patrick, James Agee. Disponible en: HBO Max. Nuestra opinión: muy buena
“Valoro la confianza con la que podés decir cualquier cosa”. La frase, mencionada al pasar en uno de los tramos iniciales de Peacemaker, alude al antihéroe que continúa en esta serie con las aventuras y desventuras iniciadas en El Escuadrón Suicida. Pero tranquilamente podría funcionar como reconocimiento al lugar desde el cual James Gunn decide instalarse para contar esta historia.
Peacemaker es una confirmación plena, inspirada y sobre todo divertidísima del universo de antihéroes felices (aunque sus caras digan todo lo contrario) que Gunn concibió en el magnífico largometraje que hizo para DC el año pasado. Su personaje central es epítome de ese mundo incorrecto al que se llega para corregir las deficiencias provocadas por quienes supuestamente toman las decisiones correctas.
Ya sabemos que Peacemaker es un “defensor de la paz” que para cumplir su objetivo tiene que matar a la mayor cantidad de personas posibles. También que es sexista, xenófobo, violento en el trato con el prójimo y que no tiene filtros para confesar unas cuantas cosas desagradables que le gusta hacer. Cuando regresa a su casa después de cuatro años de cárcel (las razones están en la película previa) se reencuentra con su padre (el colosal Robert Patrick), un militante del racismo y el supremacismo todavía más antipático. Las complicaciones de ese vínculo marcarán buena parte del relato y de paso corroboran la inspiración de Gunn para narrar conflictos humanos a partir de las relaciones familiares.
Desde Guardianes de la galaxia, Gunn se ocupa de otorgarles a seres especiales dotados de un talento especial para enojarse, moverse en los márgenes y ser invisibles para el lado “correcto” de las cosas la misión de salvar al mundo. A través de ellos y de un montón de personajes secundarios que nunca resultan ociosos (porque cada uno deja a la vista bien clara su motivación) el director arroja dardos filosos en forma de chistes muy bien puestos sobre la actualidad que nos envuelve. No se trata de declaraciones de principios o manifiestos de algún artista indignado, sino como un creador consciente de su papel, que siempre es mucho menos importante. Para ser eficaces, los chistes no deben proclamar una idea “importante” sino ponerse al servicio de una historia y enriquecer lo que se está narrando con las nobles artes de la comedia.
Autor de los ocho episodios y director de seis de ellos, Gunn lleva la trama de Peacemaker a lugares inverosímiles que adquieren, paradójicamente, lógica plena cuando se ponen en juego. Las escenas de acción, poderosas y magnéticas, muchas veces se resuelven con recursos dignos de las ocurrencias de Los Tres Chiflados. Las pausas entre explosión y explosión sirven para entender qué lleva a cada personaje a pensar y actuar de determinada manera, y no de otra. Y el disparador de la acción (una rocambolesca conspiración llamada Proyecto Mariposa, con connotaciones extraterrestres) es la continuación perfecta, que funciona casi como espejo, del Proyecto Starfish de El Escuadrón Suicida. Solo es posible llevar las cosas al extremo para resolverlo.
En apariencia, esa búsqueda de los extremos parecen llevar a que nada de lo que ocurre pueda ser tomado en serio. Pero el clima lúdico que envuelve todo el tiempo a Peacemaker se apoya en una conciencia plena de los elementos utilizados para desplegarlo: el baile de los protagonistas que acompaña los créditos iniciales, los diálogos (llenos de insultos y frases explícitas), el modo en el que se habla de sexo y cómo se lo muestra.
Y también en la excepcional actuación de John Cena. líder de un elenco que rinde en todos los casos a niveles muy altos. En este tiempo superabundante de personajes con poderes especiales, el exastro de la lucha libre construye a un antihéroe que quiere parecerse a los héroes de verdad sin renunciar a su identidad. En un punto, Christopher Smith (nombre real de Peacemaker) se parece mucho al inspector Drebin, el personaje de Leslie Nielsen en La pistola desnuda, otro defensor de la ley con alma de chico que a pura torpeza conseguía su propósito de arreglar el mundo después de destrozarlo casi por completo. La única diferencia es que el antihéroe de DC tiene plena conciencia de su peligroso comportamiento.
El personaje enmascarado que lo acompaña, al que todos llaman Vigilante, es otro gran chiste de Gunn. Hasta ahora, nadie había logrado hacer una parodia de la mayor parodia lograda hasta el momento en el mundo de los superhéroes, la de Deadpool. Con esta figura, toda una creación del actor Freddie Stroma, Peacemaker llega todavía más lejos. Lo mismo ocurre con otra de las extraordinarias bandas de sonido que suele regalarnos Gunn en sus creaciones. En este caso, a través de una antología del más estimulante hair metal y glam metal de los 80.
Se trata de otra muestra de la infinita confianza que el creador de Peacemaker le tiene a estos personajes, que de tan peligrosos e incómodos terminan haciéndose queribles. Ellos consiguen crear el germen del que surgirá una extraña familia.
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