Enrique Avogadro: "Cada teatro que cierra nos duele"
Biblioteca de la calle Lavalleja, de Villa Crespo. Ese reciclado espacio se ha transformado en uno de los lugares que el ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro, suele usar para sus encuentros con el sector. Es donde, también, recibe a LA NACION. Se tomó una semana de vacaciones que aprovechó para darse el gusto de leer libros que tenía pendiente. Aunque, reconoce, siguió en permanente contacto con sus colaboradores. El sector cultural, y puntualmente el vinculado con la escena alternativa, es uno de los más castigados por los efectos del coronavirus. Lo sabe, lo reconoce: "Cualquier espacio independiente que tiene que cerrar sus puertas es, en lo más personal, lo que más me conmueve".
La actividad escénica en la ciudad volvió a dar sus primeros pasos el viernes 13 de noviembre en medio de un camino plagado de marchas y contramarchas. El Gobierno nacional determinó en ese momento que los teatros podían volver a la actividad presencial con un aforo limitado y según estricto protocolo. El decreto estipuló que la capacidad máxima era del 50 por ciento. La Ciudad, lo implementó, a un 30 por ciento. En estos meses, la actividad teatral demostró que se trata de una práctica segura por la responsabilidad de todas las partes involucradas. Pero trabajando con capacidad tan limitada muchas salas no están en condiciones de volver a abrir sus puertas al público.
– ¿Está en estudio llevar el aforo al 50 por ciento como se aplica en Villa Carlos Paz y en otras tantas provincias? Eso ayudaría notablemente a la reactivación del sector.
–Está en reflexión. Venimos trabajando con las distintas entidades que representan al sector: Aadet, Artei, Escena; y lo que nos pusimos por delante es que, a medida que la situación sanitaria lo permitiera, ir planteando un regreso a la actividad. El planteo de aumentar el aforo está hecho pero responde a variables múltiples. Paralelamente, buscamos la equivalencia con otras actividades. La ciudad viene haciendo una administración de la pandemia con la mirada puesta en lo sanitario y, a partir de eso, se van analizando las reaperturas. Trabajamos mucho para volver a tener teatro en la ciudad y lo logramos en las mismas condiciones que el resto de las actividades. Ese 30 por ciento es el mismo que se aplica para espacios cerrados en la ciudad. Llevar al 50 por ciento los teatros es algo que planteo siempre como ministro de Cultura entendiendo que la prioridad es la salud, que la pandemia no pasó y que la articulación con la provincia de Buenos Aires es fundamental. Por eso estoy en contacto siempre con Augusto Costa, quien está a cargo de Cultura en la provincia, con quien todo el tiempo estamos tratando de acordar posturas. Si la situación mejora vamos a impulsar aplicar el 50 por ciento.
–La pregunta sobre el aforo es porque el gobierno porteño esta semana anunció que las clases comenzarán el 17 de febrero. Lo cual, más allá de las diversas lecturas, da cuenta de una mayor circulación en la ciudad.
–Yo plantearía las clases como algo excepcional, pero no soy quien lo determina. La prioridad absoluta para nosotros es la educación y que los chicos y chicas puedan a volver a clase con todos los protocolos necesarios, pero eso no va de la mano de la actividad en los teatros. Son variables múltiples que se analizan, por ejemplo, cuando se reflexiona el aforo. Sí quiero destacar que el sector viene trabajando muy responsablemente, tenemos y desarrollamos un centro de testeo, por iniciativa de Aadet (empresarios y dueños de salas comerciales), que nos permite testear cada 15 días a los elencos y personal de sala de los teatros de ese circuito, pero pesamos ampliarlo a todos los elencos del circuito alternativo como públicos, caso Teatro Nacional Cervantes con el ciclo que organiza en la Biblioteca Nacional. He ido a ver espectáculos comerciales como alternativos y todas las salas que visité cumplen a rajatablas con los protocolos. El teatro es seguro y queremos que la gente vaya. Entiendo lo difícil que es hacer una función con las restricciones actuales. No es sencillo, definitivamente. Y ahora estamos frente a nuevas salas independientes que plantean volver a la actividad.
–Y hay varias salas alternativas que ya tuvieron que cerrar.
-Sí, y es una situación muy dolorosa. Cualquier espacio independiente que tiene que cerrar sus puertas es, en lo más personal, lo que más me conmueve.
-¿Te sentís en deuda frente a eso?
-Lo que se siente es estar frente a una situación inédita y que, como pasa en todos los países, esos esfuerzos de rescate deben venir de los gobiernos nacionales porque tienen una escala que otras administraciones no pueden afrontar. Valoramos iniciativas como el IFE o el ATP y que esperamos que continúen; como valoramos las distintas líneas de subsidios que lanzó, por ejemplo, el Instituto Nacional del Teatro.
-¿Y en lo que respecta a ustedes, a CABA?
–Creamos el año pasado un fondo extraordinario que aumentó en un 40 por ciento la ayuda al sector independiente. A fines de año se aprobó Mecenazgo que implicó inyectar alrededor de 120.000.000 de pesos para el sector de artes escénicas en particular. Sabemos que ninguna de estas herramientas alcanzan para atajar de alguna manera la situación dramática que vive el sector. Cada teatro que cierra nos duele. Estamos muy cerca de ellos, hablando con las salas, con sus gestores, acompañándolos. Generamos una cantidad muy grande de coproducciones con espacios independientes aprovechando esta nueva audiencia que apareció con la virtualidad. Fueron unos 180 artistas de más de 20 teatros alternativos a los que tratamos de ayudar creando esos contenidos para la Red.
-Aquellos contenidos que, inicialmente, se subían a la página Cultura en Casa y, luego a Vivamos Cultura.
–Exacto. La primera la lanzamos cuando recién comenzaba la pandemia y Vivamos Cultura es una evolución de ese concepto que mira más allá de la pandemia, que piensa en esa nueva audiencia que queremos estimular. Ahí hubo una inversión para acompañar a estos espacios de creación con contenidos que subimos a la página.
-Esa plataforma se presentó como superadora de la anterior en términos tecnológicos. Pero no todos tienen acceso a ella. Según explicó el mismo Jorge Telerman, director del Complejo Teatral de Buenos Aires, se debe a que hace falta un tipo de conexión de calidad que deja afuera a algunos.
–Es cierto que los contenidos visuales son de muy alta calidad, pero no tenía ese detalle. Tomo nota. Pero lo que quiero decir es que estuvimos permanentemente buscando formas para acompañar a los espacios y a los colectivos artísticos en un contexto de enorme incertidumbre. En cuanto tuvimos forma de volver a algún tipo de presencialidad también lo hemos hecho, incluso en el espacio público. Este fin de semana, junto con la revista Llegás y el teatro Vera Vera se presentarán una serie de obras de teatro al aire libre en el barrio de Abasto. Sabemos que resta mucho por hacer y esperamos que la situación sanitaria mejore para poder ir ampliando la capacidad operativa del sector. En medio de este panorama hay también funciones en nuestros espacios: Cultural San Martín, Recoleta, 25 de Mayo; y generamos un propuesta inédita en los jardines de nuestros museos en los espacios al aire libre.
- Desde Cultura lanzaron hace unos días una serie de actividades al aire libre que tienen lugar en museos y centros culturales público con entradas gratuitas…
- En verdad, lo que hicimos fue aprobar un protocolo para la Ciudad que nos permite hacer actividades culturales al aire libre sean en espacios privados como en espacios públicos. También en museos, anfiteatros o plazas. Hubo y hay actividades del sector teatral, incluso del independiente, programadas al aire libre. Lo que buscamos fue poner a disposición nuestros espacios. Es algo atípico que no se había hecho. La pandemia nos obliga a pensar por fuera de la caja de lo establecido, en este contexto tan incierto tenemos que acompañar al sector y darle la posibilidad de programar sus espectáculos en los lugares que hasta el momento no tenían acceso.
–Se entiende que ante un año excepcional haya que buscar respuestas excepcionales. Pero esta propuesta de que producciones privadas se presenten en espacios públicos, ¿no deja afuera a las producciones independientes ya que solamente los productores importantes pueden cumplir con todos los requisitos que exige el gobierno (desde ART a personal de seguridad y limpieza pasando por la compra de todos los insumos sanitarios)? Un productor comentaba que de querer presentar un espectáculo en el Anfiteatro Eva Perón del Parque Centenario debía afrontar un costo de inversión superior a los 80.000 pesos.
-–El costo depende del lugar. El auditorio del Centenario es, por sus características, un escenario, por la cantidad de gente que entra como por su escala, está orientado a propuestas más convocantes, como las musicales. Tuvimos hasta hora más de 20 proyectos que pasaron por ahí y otros 20 que ya están programados. Ninguno de los artistas que se han subido a ese escenario podrían ir a un escenario mucho mayor. Después hay otros espacios con un aforo menor en los cuales perfectamente pueden recibir a otros proyectos. No estamos en condiciones de afrontar todos los gastos y si los afrontáramos serían menos las producciones que podríamos recibir.
–El protocolo que presentaron en diciembre indica que todo corre por cuenta del productor.
–Todo no porque el espacio no lo cobramos, la ganancia por la venta de entradas se la queda en su totalidad al espectáculo. Fue una decisión poner a disposición nuestro espacios al sector a sabiendas que no resuelve la problemática, lo cual es muy doloroso. Sí buscamos una gestión de puertas abiertas al diálogo.
–Uno iba al Parque Centenario y estaba establecido que, en general, la oferta artística era gratuita. Ahora no siempre.
–Cada productor fija el precio de las entradas. Nosotros garantizamos que haya una programación gratuita, no tenés todas las fechas pagas. Y en lo que son pagas hay una cantidad de entradas gratis que sorteamos. Insisto en la cosa excepcional del momento.
–La propuesta generó un duro comunicado de la asociación de directores, Apdea, y la entidad que nuclea los productores ejecutivos también está pendiente del tema y tendrían una reunión con la Asociación Argentina de Actores para hablar sobre el tema.
–No tengo forma de garantizarle el 100 por ciento el acompañamiento económico para hacer sus obras al aire libre. Lamentablemente, no lo tengo. Tenemos el presupuesto sancionado cuya prioridad es acompañar al sector independiente, no tengo espaldaa para acompañar a todo el mundo.
–¿Y la espalda presupuestaria para 2021?
–El presupuesto de la Ciudad tiene dos condicionamientos fuertes: por un lado, consolidar el esfuerzo en salud; y el segundo, una restricción que es externa que fue la quita de la coparticipación. Para que te des una idea la quita es equivalente a seis ministerios de Cultura. Eso naturalmente tiene un impacto en todas las áreas. Aún así nuestra prioridad sigue siendo apoyar al sector independiente. Todos van a hacer atendidos, respondidos; ponemos todo a disposición.
-Bajo la lógica de lo excepcional es que debe entenderse que una producción de Flavio Mendoza, Circo del ánima, se esté presentando en Parque Sarmiento.
–Sí. Ahí la situación fue muy puntual. Flavio se nos acercó con una propuesta que, por un lado, permite a alrededor de 2.400 chicos que participan de las colonias de Buenos Aires que asistan a ver su espectáculo. Flavio alquiló el lugar, como lo puede hacer cualquier otro, y montó el espectáculo. Yo lo impulsé no solamente pensando en los chicos de la colonia, que fue propuesta suya, sino porque hay mucha gente que trabaja en ese espectáculo. Y también porque se trata de un sector, como el del circo, con un nivel de informalidad muy alto. Y se hace en un lugar del parque que no estaba en uso. Insisto en la excepcionalidad del año.
–Es extraño que Circo del ánima se presente en Parque Sarmiento y no en donde funcionaba Polo Circo, aunque queda claro que por su ubicación se trata de otro público.
- Hasta el covid Polo Circo continuó con otra intensidad a la anterior, pero siguió adelante. Lo analizamos con Flavio pero él le interesaba particularmente Parque Sarmiento por su ubicación y análisis de público.
–El próximo festival es el FIBA, que comienza en un mes y se conoce muy poco de su programación, ¿A qué responde la decisión de dar a conocerla pocos días antes?
-Respeto mucho las decisiones artísticas de cada uno de los encargados de los eventos que tenemos. Y entiendo que para generar más atención se da a conocer semanas antes. Lo cierto es que este año en particular estamos atravesados por un nivel de incertidumbre gigantesco. Tuvimos dudas, decidimos lanzarlo y nuestra intención es que tenga una programación mixta entre lo presencial y lo virtual.
–Cuando se pasó al FIBA del formato bienal a anual, y de octubre a festival de verano, uno de los motivos que se argumentó fue lograr una sincronía con el festival Santiago a Mil, de Chile. Pero ahora, al haberlo pasado a fines de febrero, eso se perdió.
–Vuelvo a lo excepcional. Lo contemplamos, pero sabíamos que este año era imposible lograr esa sincronía. En otros tiempos pre-covid, era una forma de permitir a las compañías que vienen de lejos la posibilidad de estar en los dos festivales, pero este año no íbamos a tener nada de eso. Pensá que recién decidimos hacer el FIBA cuando la situación sanitaria empezó a mostrarse mejor, por eso lo lanzamos con poco tiempo.
-Con una convocatoria abierta solamente por tres semanas que vencía pocos días después de las fiestas. Casi un chino.
-Puede ser (sonríe), pero privilegiamos hacerlo. En situaciones como estas te enfrentás a decisiones que no son las mejores. Tenemos FIBA, que es lo más importante. Y tendremos un FIBA que nos ayudará a reflexionar a cómo atravesar este momento, que es uno de los roles de la cultura.
- Para terminar, indagando en el mapa de actividades escénicas en todo el país sobresale la iniciativa del Teatro Municipal La Comedia, de Rosario, que tiene un ciclo de enero a marzo en el cual se presentan trabajos de la escena alternativa santafesina. Lo recaudado va para los grupos. Mientras tanto, el Complejo Teatral de Buenos Aires, la gran fábrica escénica del Gobierno porteño, ¿empezará a trabajar una estrategia de este tipo?
-Es una alternativa que analizamos, está en estudio. Coincide con las actividades del propio Complejo, por lo cual hay ahí una cierta tensión. Pero no lo descartamos. Es una situación inédita. Es buena noticia que el Cultural San Martín, Recoleta, el 25 de Mayo y que algunos museos estén programados. Y hay que pensar que Vivamos Cultura es una sala más. Lo referido al Complejo que consultabas está en análisis.
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