100 Días para enamorarse: un primer capítulo insulso y polémico
En el primer capítulo de 100 Días para enamorarse se pudo ver en concreto finalmente lo que se venía anunciado en las notas periodísticas sobre el programa. Dos amigas que son carne y uña desde la adolescencia están en un momento de su vida en el que sus matrimonios, de varios años, no las conforman. El día de su aniversario de bodas, una serie de hechos llevan a una de ellas a que imagine un engaño por parte de su marido que no es real, pero que la hace tomar conciencia de que la relación entre ellos no está bien y durante una violenta pelea frente a sus amigos pide el divorcio. Cuando las emociones decantan aparece todo lo que trae consigo la ruptura de un matrimonio, para la pareja y para los hijos, y ante la propuesta del marido deciden poner una pausa de 100 días en la relación para ver si consiguen recomponerla. A la amiga le ocurre que se reencuentra con un novio de la juventud que es además, sin que él lo sepa, el padre de su hija. Eso y el hecho de descubrir a su pareja actual manteniendo un dialogo erótico con otra mujer por teléfono hace que también decida romper el vínculo.
Si lo que se esperaba de este primer episodio de la tira de Underground eran sorpresas, no las hubo. Todo se desarrolló con mucho adorno de locaciones atractivas y un diseño de las escenas que aportó dinamismo al episodio, pero nada más. A este contenido con carencia de condimentos se le sumó un relato en el que aparece el uso de ciertos recursos inapropiados. Uno de ellos: las coincidencias prácticamente imposibles. ¿Era necesario que Diego, el ginecólogo ( Luciano Castro ) justamente apareciera para atender a Antonia ( Nancy Dupláa ), su ex novia y a la noche volviera a estar en la fiesta de aniversario de Laura ( Carla Peterson ) y Gastón ( Juan Minujín )? Otro recurso, que lentificó innecesariamente el debut, fueron las escenas larguísimas (la de la cena y la de las amigas en la ruta) en las que se contaron antecedentes de la historia mediante extensos diálogos.
Por otro lado, las alternativas de la fiesta de aniversario, más allá de lo llamativo del escenario en que se desarrolló, tuvo problemas de actuación, con los intérpretes en problemas para mostrar una borrachera incipiente que convenciera. En la misma escena otro inconveniente fue la resolución de la discusión entre Laura y Gastón, en la que ella en un ataque de nervios lo golpea. Un gesto innecesario y que cuesta creer que, en un momento de tanta sensibilidad sobre los problemas de violencia de género, haya sido puesto allí inconscientemente. Más bien se puede interpretar como un detalle provocativo, para generar polémica, dado que ni la situación, ni las características del personaje justifican una reacción de ese tipo.
Finalmente, se notó mucha vacilación para encontrarle el tono a la propuesta. Los contenidos de la historia son dramáticos, sin embargo están contados, tanto por el guion como por las actuaciones en un tono volcado a la comedia humorística. Una definición más clara en este sentido probablemente ayudaría a que la tira luciera mejor. Muy probablemente los episodios por venir nos brindarán una mejor impresión.
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