U2: a la vanguardia de los shows de estadio
La banda toca hoy y mañana en el Estadio Único de La Plata; la enorme pantalla, tan protagonista como los músicos y sus canciones
Esta noche y mañana, U2 se presentará por cuarta vez en la Argentina, con el inesperado tour The Joshua Tree 30 Aniversario y una puesta escenográfica con una sola protagonista estelar: “La pantalla más larga de alta resolución utilizada en una gira”, según se encarga de aclarar Craig Evans, tour manager de los irlandeses desde hace veinte años, dispuesto ahora a contar la trastienda de esta gira que se armó en tiempo récord (seis meses) y que revitalizó a los irlandeses luego del paso en falso que significó su polémica sociedad con Apple, para el lanzamiento de su último álbum, Songs of Innocence.
Desde hace exactamente veinticinco años, cuando el diseñador Willie Williams montó aquel escenario multimediático con el que U2 paseó por Europa y los Estados Unidos las canciones de Achtung Baby! bajo el nombre de Zoo TV Tour, la banda irlandesa se consolidó como vanguardia tecnológica en la industria musical. Gira tras gira, U2 logró subir la apuesta, compitiendo consigo misma: a los monitores y televisores gigantes del Zoo TV de 1992-1993 les siguió el Pop Mart Tour del arco dorado y la nave-limón-bola de espejos que en 1998 los trajo por primera vez al país; con Williams siempre detrás de cada detalle, en 2005 el grupo asombró a sus fans con una enorme pantalla de leds hasta entonces jamás vista, en el Vertigo Tour.
En 2009, ya definitivamente dándole rienda suelta a su megalomanía para estadios, el 360° Tour se erigió como “el escenario más grande de la historia del rock”, con una fusión entre araña gigante y estación espacial que incluso sobrepasó las medidas del Estadio Único de La Plata, donde la banda se presentó por última vez en el país (aquí no llegaron con su Innocence + Experience Tour, una puesta para estadios cerrados que en 2015, una vez más, rompió el molde con una pantalla-jaula que atravesaba de punta a punta las “arenas” del mundo y que permitía una sorprendente interacción con los músicos).
Con la curaduría visual del prestigioso director y fotógrafo Anton Corbjin (el mismo que retrató a U2 para la posteridad en el desierto de Mojave para la portada del álbum The Joshua Tree), la pantalla de 60 metros de largo por 14 de alto es el eje de esta nueva e impactante puesta de la banda. “Los músicos convocaron a Corbjin para que cree las visuales que acompañan las canciones del álbum y él mismo se encargó de filmar y dirigir una especie de película para cada tema, como si se tratara de cortometrajes. Todo eso fue filmado especialmente para este show, con una definición de casi 8K. Si pensás en tu televisor 4K en el living, smart y de superdefinición HD, esto es el doble de definición, por lo que el efecto es como si fuera 3D. Es realmente hermoso”, se entusiasma Evans, que recibió a LA NACION en su función de vocero oficial de esta gira tan especial para U2 y sus seguidores.
“Este disco es considerado como un álbum icónico y fue un signo de los tiempos en su momento. Pero si uno mira alrededor, puede darse cuenta de que hoy sucede algo parecido. Este concierto no trata sobre el pasado, sino que habla del presente”.
–¿Qué pensó cuando los músicos le dijeron que querían montar esta gira en torno a The Joshua Tree?
–Es gracioso, porque mi primera reacción natural fue recordar que el primer show que vi de U2 fue el de The Joshua Tree, en Toronto, la ciudad donde nací, en 1987. Fue también el primer álbum que compré. Antes nunca había comprado discos, mis hermanos siempre me pasaban los suyos y mi familia me regalaba, pero no había comprado nunca un disco por mi cuenta. Entonces, en muchos sentidos, Joshua fue mi iniciación con ellos. Así, desde la perspectiva comercial pensé que podía ser muy atractivo el tour, pero en lo personal tenía para mí un plus emocional, como lo tiene, creo, para todos los fans de U2.
–La banda siempre ha intentado mirar hacia adelante, ¿esperaba que hicieran una gira aniversario de este tipo?
–No, me sorprendí mucho. Creo que todos estábamos muy sorprendidos. Ellos tuvieron esa visión y todo ocurrió muy rápido. Cuando planeamos las giras, lo hacemos con dos años de anticipación. En este caso, ellos decidieron hacerlo en diciembre del año pasado [la gira comenzó en mayo de este año, apenas seis meses después de plantearse la idea]. Estábamos con la gira Innocence + Experience Tour y teníamos la intención de continuar con ella, porque se trata de dos discos, pero cuando terminaron de grabar el segundo, ellos decidieron hacer esto con Joshua... Lo que implicó una maratón loca para todos: armar los planes del negocio, conseguir lugares disponibles para tocar, la preproducción, la producción, el dinero y todo. Teníamos que estar listos para anunciar el espectáculo en tres semanas y media y la primera semana era la primera de enero, después de Navidad, cuando nadie estaba en su ciudad, por las vacaciones. No creíamos poder llegar, pero lo logramos y cuando se anunció, explotó, y la gente enseguida abrazó el concepto.
–La industria de la música vive un momento de grandes cambios, ¿hacia dónde cree que va este tipo de conciertos para estadios?
–En ese punto no veo demasiados cambios desde mi perspectiva. Una banda del nivel de U2 es muy popular y tiene una historia, y por esa historia, una lealtad a través de los años con sus fans. Nosotros sabemos que los fans van a estar para acompañarlos. Por otra parte, ellos se mueven en dos direcciones cuando salen de gira: puede hacer un tour como 360°, con el escenario más grande de la historia del rock, pero también puede experimentar con conciertos en lugares cerrados, que son más personales e íntimos. Además, con la cuestión tecnológica avanzando, U2 se propone siempre hacer algo que nunca se había hecho. En este caso, además de la pantalla, el sonido que trae la gira es increíblemente claro y poderoso.
–¿Y qué opina de tecnologías como las de los hologramas, tan de moda por estos días en la industria de la música?
–Es muy interesante, he visto varios y sé que el equipo que trabaja con U2 en el aspecto creativo está muy interesado en ellos. Es una tecnología líder y ellos están explorando qué se puede hacer. No se la ha incluido en este show, pero veremos, tenemos varios trucos para la próxima gira.
–Usted ha estado al lado de los músicos desde que comenzaron este tour, ¿qué significa para ellos volver a tocar estas canciones después de tantos años?
–No puedo poner palabras en boca de ellos, pero creo que están disfrutando mucho estos shows. Por eso extendieron esta gira. El concepto original era hacer sólo unos pocos shows y después se pensó en una gira de 33 conciertos, en EE.UU. y Europa, y listo, no estaba pensado como un gran tour mundial, pero bueno, finalmente se hizo. Hay algo especial que conecta este tour con la audiencia y con ellos. En algún momento de los shows siempre se da una conexión emocional entre los fans y el artista. Si uno logra mantener eso durante dos horas, se convierte en un artista muy exitoso. Ellos saben que pueden hacerlo, lo ven, lo sienten. Por eso llegaron hasta aquí.
–¿Cree que este show se podría hacer en torno a otro álbum de la banda?
–Me parece que este álbum es muy especial y creo que fue hecho en un momento y pensado para un tiempo específico en los Estados Unidos, pero lo interesante es que los problemas, las discusiones que se plantearon en aquel entonces, existen en la confusión política y social que hay hoy y por eso logra una conexión tan fuerte con el presente.
–Desde hace años, las giras de U2 se ubican siempre entre las más recaudadoras. Ahora bien, ¿cuánto cuesta montar un espectáculo así?
–Te aseguro que es muy costoso, pero no puedo decirte cuánto. Es muy caro, hay mucha gente involucrada, aproximadamente 130 personas giran con nosotros permanentemente, más 1500 o 2000 trabajadores locales. Eso hace que en cada ciudad a la que vayamos, generemos trabajo para un montón de gente. Además, tenemos mucho equipo: tres aviones 747, un barco para llevar 40 contenedores repletos de acero y material de soporte. Te repito, cuesta mucho dinero.
Otros shows memorables
El puente de The Rolling Stones (1998)
En su segunda visita, los Stones llegaron con el Bridges to Babylon Tour y un puente que se extendía desde el escenario principal hasta el centro del estadio.
La pirámide de Daft Punk (2006)
El dúo de productores y DJ deslumbraron al público argentino en su única visita, con una estructura piramidal de poco más de 12 metros, con 1600 bloques de LED.
La locomotora de AC/DC (2009)
En su última visita a Buenos Aires, los australianos trajeron como escenografía una vieja locomotora y un inflable gigante de una fan de la banda.
La araña/estación espacial de U2 (2011)
La gira 360 de los irlandeses montó “el escenario más grande de la historia del rock”, con una pantalla circular y cuatro garras/patas gigantes.
La pared de Roger Waters (2012)
El ex vocalista de Pink Floyd batió todos los récords de público con su show basado en The Wall: nueve conciertos en el estadio de River Plate.
El castillo de Lady Gaga (2012)
La diva llegó con su Born this Way Ball Tour, que incluía un castillo gótico de cinco pisos, un huevo del emergió en “Bad Romance” y una picadora de carne gigante.