Es una madre guatemalteca, perdió un ojo al cruzar la frontera y una organización de California cumplió su sueño
Angélica Coyoy sufrió un accidente durante su trayecto a EE.UU. y enfrentaba rechazos laborales; “Mujeres de Hoy” le donó equipos para iniciar su negocio de pasteles
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“Quiero ser útil en esta vida”. Esa frase define la historia de Angélica Coyoy, una mujer guatemalteca que tiene una prótesis en el ojo izquierdo tras perderlo en su trayecto desde Guatemala a EE.UU. hace dos años. Su sueño es tener su propio negocio en Los Ángeles y, aunque lo consideraba casi imposible, una organización comenzó a ayudarla para cumplir su gran deseo.
La historia de Angélica Coyoy
Las dificultades de Coyoy iniciaron poco después de cruzar la frontera de Estados Unidos. Durante su recorrido, se tropezó y una espina le entró en el ojo izquierdo, el cual le comenzó a supurar “día y noche”, según consignó el reportaje de Telemundo.

Al tener que forzar la vista, el ojo derecho se le nubló casi por completo, por lo que ahora necesita lentes.
Las dificultades de Angélica en el trabajo
Por su discapacidad visual, le ha resultado complejo conseguir empleo fijo. En una oportunidad, trabajó en una panadería, pero -según su relato- la despidieron poco después por chocarse contra las paredes.

“Me corrieron. Me tropezaba y me pegaba en la pared y pues había cosas calientes y con filo”, aseguró.
Esto se repitió en otras oportunidades. Sin embargo, siempre mantuvo las esperanzas de consolidar su más grande anhelo: tener su propio negocio y hacer pasteles.
“Quiero ser útil en esta vida, trabajar porque me gusta hacer pasteles y pan. Ese es mi sueño desde que soy pequeña, tener un negocio también", señaló.
El sueño de Angélica comienza a hacerse realidad: “Me conmovió”
Mujeres de Hoy, una organización que apoya a mujeres vulnerables con recursos, becas y herramientas para superar barreras económicas y sociales, decidió ayudar a concretar el sueño de Angélica.

Le otorgaron una beca para estudiar repostería. Además, le dieron una computadora, una batidora y un horno para que pueda hacer sus pasteles.
Conmovida con la sorpresa, Coyoy recibió los obsequios con lágrimas y aseguró sentirse bendecida. “Algo inesperado vino tocando mi puerta. Es como que Dios toca el corazón de cada uno de ustedes”, dijo sobre la organización.
La organización pidió ayuda de la comunidad e hizo una rifa para recaudar dinero. “Me conmovió porque sabemos que en este país es bien difícil obtener empleo con o sin documentos. La discriminación en los trabajos existe”, dijo Mayra Todd, una de las responsables de la organización Mujeres de Hoy.

Coyoy tendrá que tomar sus clases en línea, pues la organización no quiere que ella se exponga a la calle para ir a la escuela por la situación migratoria actual.
“Queremos darle todo lo que ella necesita porque ahorita, como está la situación migratoria, no sabemos qué podría pasarle”, cerró Todd.
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