Buenas noticias para Florida: el tipo de clima que funciona como capa protectora que aleja los huracanes
Hasta el momento, una serie de condiciones meteorológicas mantuvieron alejados los ciclones de la península; sin embargo, los especialistas adelantaron que esto cambiará
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Durante las últimas semanas, el sur de Florida se encontró bajo intensas lluvias e inundaciones, una situación que causó molestias y daños en zonas bajas. Sin embargo, detrás de este escenario se esconde un factor positivo: este patrón meteorológico actúa como un escudo natural que desvía los huracanes lejos del estado. Especialistas explicaron que este fenómeno no es permanente, pero que por ahora brinda un alivio en plena temporada ciclónica.
Un cambio en las corrientes desvió huracanes y trajo lluvias a Florida
El meteorólogo John Morales explicó en NBC Miami que la clave de lo que ocurre radica en la inversión de las corrientes de dirección, que modificaron la manera en que las tormentas se desplazan sobre la península. Durante la primera parte del verano boreal, el sistema de alta presión conocido como Bermuda High dominó el Atlántico occidental, lo que generó una atmósfera más estable y seca sobre Florida.
Ese mismo patrón provocó que las lluvias de la temporada húmeda se desviaran hacia la costa del Golfo, hasta afectar más a ciudades como Naples y Fort Myers, mientras Miami y Fort Lauderdale permanecían inusualmente áridas.
Entre mayo y julio, la estación de Morales en Miami registró más de cinco pulgadas (12,7 cm) menos de precipitaciones que lo habitual, lo que representó un déficit cercano al 30%. Esa sequía se repitió en gran parte del sureste del estado y derivó en condiciones de sequedad extrema.
La preocupación aumentó porque la Bermuda High fuerte favorece el desplazamiento de huracanes desde el Atlántico hacia la península. De hecho, Morales recordó lo sucedido en 1992 con Andrew, cuando la persistencia de este sistema de alta presión canalizó el ciclón directamente contra el sur de Florida, con consecuencias devastadoras.
Lluvias intensas en Florida: así se invirtió la dinámica atmosférica
A partir de agosto, el escenario cambió de manera drástica. Las lluvias torrenciales que provocaron inundaciones respondieron a un viraje en los vientos. En lugar de fluir de este a oeste, las corrientes pasaron a moverse de oeste a este, lo que hizo que llevaran consigo las tormentas vespertinas formadas en los Everglades hacia la costa atlántica.

Esa alteración coincidió con un marcado desplazamiento hacia el sur de la corriente en chorro sobre la costa este de Estados Unidos. Esa curvatura permitió que los frentes fríos llegaran mucho más al sur de lo habitual para la época. Como consecuencia, se intensificaron los vientos del oeste en las capas altas de la atmósfera, lo que generó cizalladura, un factor que impide el desarrollo de tormentas tropicales al inclinar y desorganizar sus núcleos.
Un ejemplo fue el huracán Erin, que en agosto alcanzó categoría mayor, pero curvó sin impactar el continente debido a que la Bermuda High se encontraba debilitada. En paralelo, el exceso de humedad que se instaló en Miami y Fort Lauderdale, sumado a la marea alta conocida como King Tide, generó anegamientos, pero, al mismo tiempo, mantuvo alejadas a las amenazas más peligrosas.
“Este patrón de tiempo húmedo está funcionando como un seguro natural contra los huracanes”, señaló Morales, aunque también advirtió que se trata de una condición transitoria.

El pronóstico para las próximas semanas: ¿habrá huracanes en Florida?
Los modelos a mediano plazo proyectan que hacia finales de septiembre la corriente en chorro volverá a desplazarse hacia el norte, lo que reducirá la cizalladura en el Atlántico. Esto significaría un retorno a un escenario más favorable para la formación de ciclones tropicales, sobre todo porque la temperatura del océano se mantiene entre las más cálidas jamás registradas.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) reportó en su último informe que una onda tropical localizada frente a la costa de África avanza hacia el oeste a una velocidad de entre 10 y 15 millas por hora (16 y 24 km/h). Aunque en el corto plazo no representa un riesgo, las condiciones ambientales podrían favorecer que evolucione hacia una depresión tropical en el transcurso de la próxima semana. La probabilidad de formación en siete días es del 40%.
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