Adiós al sueño americano de un mexicano detenido durante meses por el ICE: se autodeportó y reveló su experiencia
El migrante regresó a su país natal debido a las condiciones de su detención, pero está en búsqueda de una vía legal para volver a Estados Unidos
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Alfredo “Lelo” Juárez Zeferino, un jornalero agrícola mexicano y activista en Washington, permaneció más de tres meses detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) antes de decidir autodeportarse. Desde su país natal, donde se encuentra actualmente, sigue con su labor como defensor de los derechos laborales del campo, al mismo tiempo que busca una vía legal para regresar a Estados Unidos.
Más de tres meses detenido en Washington
El joven de 25 años fue arrestado por agentes del ICE en marzo y llevado al Centro de Detención del Noroeste en Tacoma, Washington, una instalación que alberga a más de 1500 personas. “Probablemente, diría que unas cinco veces, en los tres meses y medio que estuve ahí, me ofrecieron salir al exterior”, explicó Juárez Zeferino. Su detención se fundamentó oficialmente en una orden de deportación que, según él, nunca recibió, indicó The Guardian.

Durante sus 18 años en Washington, el mexicano trabajó por los derechos laborales de los jornaleros agrícolas indocumentados. En su adolescencia, contribuyó a la creación de un sindicato de trabajadores del campo, también participó activamente en la obtención de protecciones estatales contra el calor para trabajadores al aire libre, límites en las rentas y el pago garantizado de horas extra.
Los colegas, amigos y simpatizantes del joven consideran que la administración Trump lo tomó como objetivo por su papel como líder de jornaleros agrícolas, opinión con la que Juárez Zeferino está de acuerdo.
En julio, Tricia McLaughlin, la vocera del Departamento de Seguridad Nacional, declaró que las acusaciones de persecución política eran “categóricamente falsas”, y lo describió como “un extranjero ilegal de México con una orden final de expulsión emitida por un juez”.
Cómo fue la experiencia del joven en el Centro de Detención de Washington
Según relató el mexicano, uno de los principales problemas que enfrentó durante su detención fue la alimentación. Las comidas llegaban con frecuencia pasada la medianoche y en varias ocasiones incluían carne “peligrosamente cruda”. Señaló que, en repetidas oportunidades, se sirvió pollo casi crudo y sangrante, lo que provocaba malestar estomacal y cólicos en quienes lo consumían. “Les pregunté a los guardias por qué mucha comida estaba cruda, o qué pasaba en la cocina. La respuesta general era que no tenían suficiente personal”, explicó.

La escasez de empleados también generaba dificultades para recibir atención médica. Cuando Juárez Zeferino y otros intentaban ser atendidos, a menudo eran rechazados tras largas esperas. “Cuando me enfermaba, solo trataba de dormir. Dejé de molestarme en apuntarme para ver al médico, porque ya no tenía esperanza de que me atendieran”, afirmó.
A pesar de esto, el mexicano tuvo dificultades para tomar la decisión de autodeportarse. “Fue muy difícil, especialmente con todo el trabajo que he hecho, las relaciones que construí, decidí irme”, explicó. “No sabía cómo iba a reconectarme, ni cómo podría seguir organizando”.
Juárez Zeferino continúa su lucha en México
Actualmente, desde México, donde se encuentra desde hace más de un mes, Juárez Zeferino busca una vía legal para regresar a Estados Unidos, pero mientras tanto, se encuentra en Santa Cruz Yucucani, el pueblo donde residió por primera vez durante su infancia, acompañado de sus padres, hermanos y su pareja. Lo que más valora de estar de vuelta en su país natal es recolectar plantas silvestres para comer. “Solo reunir la comida ya es toda una experiencia”, comentó.

A su vez, organiza reuniones virtuales semanales con el sindicato Familias Unidas por la Justicia, y con Community to Community, una agrupación por la justicia alimentaria.
En los últimos meses, impulsó a Washington y a otros estados a aprobar leyes que permitan inspecciones sorpresivas en los centros de detención del ICE. Además, mantiene su lucha por la justicia laboral agrícola, con enfoque en eliminar la dependencia del programa de trabajo temporal H-2A, que permite a los dueños de granjas contratar trabajadores extranjeros por temporadas para luego enviarlos de regreso a sus países.
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