Netflix versus Paramount: una batalla donde se juega mucho más que la Warner Bros
La puja definirá el futuro de Hollywood y de la industria del entretenimiento en general
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LONDRES.– Ya parecía todo listo y a punto para levantarse de la butaca: el 5 de diciembre, Netflix, la mayor empresa de streaming del mundo, anunció la adquisición por 83.000 millones de dólares de la Warner Bros Discovery, uno de los grandes nombres de la antigua industria cinematográfica. Pero he aquí que el 8 de diciembre, la Paramount, un rival mucho menor de Netflix, obligó a apretar el botón de pausa. Esquivando a los directivos de la Warner, Paramount apeló directamente a los accionistas para que aceptaran su alternativa de 108.000 millones de dólares por la compra de la totalidad de la empresa, prometiendo un acuerdo “superior en todos los aspectos al ofrecido por Netflix”.
Y la cifra a pagar por “Bugs Bunny & sus amigos” podría seguir subiendo: la familia Ellison, dueña de Paramount, ya dejó claro que está dispuesta a desembolsar lo que sea necesario, y Netflix, cuyo valor de mercado supera los 400.000 millones de dólares, también puede permitirse ofertar más. Pero la principal diferencia entre ambos postores no es el monto de la oferta, porque Netflix y Paramount tienen objetivos diferentes, y la cuestión de quién se quede con la Warner Bros. definirá el futuro de Hollywood y del entretenimiento en general.

Paramount fue durante meses la favorita para quedarse con el centenario estudio de cine. En agosto, Paramount fue adquirida por 8000 millones de dólares por David Ellison, un productor de Hollywood de 42 años, con el respaldo de su padre, Larry Ellison, cuya participación en la empresa de software Oracle lo convirtió en la segunda persona más rica del mundo. Y apenas recibieron las llaves del predio de la Paramount en Melrose Avenue, anunciaron que también irían tras la Warner para construir un coloso mediático. Los Ellison tenían el dinero, el motivo y una relación más que amistosa con el presidente Donald Trump. ¿Qué podía salir mal? ¿Quién podría interponerse en su camino?
Netflix. El 4 de diciembre, cuando David Ellison empezó a enviar frenéticos mensajes de texto a los directivos de la Warner, se supo que el postor preferente era Netflix, que al día siguiente anunció el acuerdo. Los documentos difundidos esta semana por la Paramount muestran que la compañía fue tomada por sorpresa, y asegura que su oferta más reciente y mejorada no fue evaluada de forma justa por los directivos de la Warner. Ahora la Paramount se ha vuelto hostil, y argumenta que los accionistas de la Warner merecen la oportunidad de aceptar su oferta, independientemente de lo que sus ejecutivos hayan acordado con Netflix.
Las dos ofertas valúan a la Warner por un monto similar. Paramount ofrece 108.000 millones de dólares en efectivo por toda la compañía, mientras que Netflix ofrece 83.000 millones de dólares en una combinación de efectivo y acciones por el estudio y el servicio de streaming de la compañía. Según el acuerdo con Netflix, los accionistas de Warner conservarían las cadenas de televisión y de cable, dos negocios en declive que conforman una compañía residual que en Hollywood bautizaron como “ShitCo”. En la mayoría de los escenarios posibles, el valor de mercado de “ShitCo” hace que Netflix alcance aproximadamente el mismo monto total que el ofrecido por Paramount, aunque con mayor incertidumbre.
Sin embargo, esos acuerdos también se diferencian porque implican futuros distintos para la industria del entretenimiento. Las motivaciones de Paramount son claras. Actualmente, carece de la escala necesaria para competir con las grandes empresas del streaming, pero combinada con la Warner sería lo suficientemente grande como para rivalizar seriamente con empresas como Netflix y Disney. En ese caso, la guerra del streaming, que Netflix prácticamente ha ganado, se reavivará. Por el contrario, si Paramount no logra el acuerdo, “estará muy cerca de una encrucijada existencial”, señala la firma de investigación de mercado MoffettNathanson.
Paramount también promete inyectar nueva vida a la industria cinematográfica. David Ellison, un apasionado del cine que produjo películas como Top Gun 2: Maverick, declaró esta semana que una fusión de la Warner y la Paramount podría estrenar más de 30 películas al año en salas de cines. Netflix también prometió que seguirá estrenando en los cines las películas de la Warner, pero en Hollywood nadie cree que el primer servicio de streaming vaya a ser el salvador de la pantalla grande. A principios de este año, el codirector ejecutivo de Netflix, Ted Sarandos, dijo que “para la mayoría de la gente” ir al cine era “una idea obsoleta”.

Por el contrario, el potencial que ve Netflix en la Warner son sus ideas. Netflix no necesita mayor escala: con alrededor de 325 millones de suscriptores, ya casi duplica el tamaño de sus competidores más cercanos. Pero lo que tiene en cantidad, le falta en calidad.
El banco UBS señala que en su servicio de streaming en Estados Unidos Netflix tiene casi el doble de títulos que Warner, pero en cuanto a títulos con una calificación de al menos nueve sobre diez en el sitio web de reseñas IMDB, HBOMax de Warner tiene 141, frente a los 120 de Netflix. Netflix ya demostró que puede convertir series antiguas y desgastadas como Suits en un éxito rotundo. ¿Qué no haría con derechos de propiedad intelectual de lujo, como Game of Thrones, de la Warner? Como ya dijo Sarandos: “Sus activos funcionan mejor en nuestro modelo de negocio, y nuestro modelo de negocio funciona mejor con esos activos”.

Para Netflix, esos activos son armamento pesado para una batalla mayor que no se libra en Hollywood, sino en Silicon Valley, donde se encuentra el que considera su mayor rival: YouTube. En el último trimestre, esa plataforma de redes sociales propiedad de Google concentró el 28% del streaming de los televisores de Estados Unidos, frente al 19% de Netflix, (HBOMax representó menos del 3%).
Ese será el argumento que Netflix les presentará a los entes reguladores de la competencia si su oferta prospera. Permitir que el mayor servicio de streaming de Hollywood absorba al cuarto más grande puede parecer improbable, especialmente cuando el acuerdo alternativo de Paramount promete crear un nuevo competidor viable, al fusionar al cuarto y al quinto más grandes. La esperanza de Netflix es que los reguladores entiendan que la verdadera amenaza para Hollywood son las plataformas de redes sociales de Silicon Valley, que vienen ganando la batalla por captar la atención del público joven.
Tanto las ofertas de Netflix como las de Paramount se ven complicadas por cuestiones políticas. Paramount sostiene que su acuerdo se cerraría más rápido que el de Netflix, en parte porque habría menos controversia por cuestiones de competencia y en parte porque los Ellison son amigos del presidente. Trump dijo que el acuerdo con Netflix “podría ser un problema” debido a su “gran cuota de mercado”. Y Sarandos es un donante demócrata cuya esposa fue embajadora durante la presidencia de Barack Obama.
Sin embargo, la oferta de Paramount tampoco está exenta de controversia: de ese consorcio empresario participa Affinity Partners, una firma de inversión dirigida por Jared Kushner, yerno de Trump. Paramount asegura que su oferta cuenta con el respaldo de la familia Ellison y RedBird Capital Partners, otra firma de inversiones estadounidense. Pero en su presentación ante los reguladores del 8 de diciembre, Paramount reveló que los mayores financiadores de su oferta son, de hecho, un grupo de fondos soberanos de países del Golfo Pérsico. Sería como mínimo controvertido que gran parte de una de las mayores empresas de medios de comunicación de Estados Unidos sea propiedad de las monarquías del Golfo y del yerno del presidente. Una Paramount y Warner combinadas serían propietarias de CNN, además de CBS News.
El show no ha terminado. Netflix podría subir su oferta y Paramount ya dejó en claro sus 12 cifras no son definitivas. Pero más allá del monto, el futuro del entretenimiento en Estados Unidos ya tiene dos caminos marcados. Por un lado, Paramount utilizaría a la Warner para mantener vivo algo parecido al Hollywood de antaño, haciéndole la guerra al streaming y lanzando estrenos en salas, apoyado en esa misión por los miles de millones de dólares de los inversores del Golfo. Por otro lado, Netflix promete acelerar las tendencias de los últimos años, reduciendo el número de estudios independientes de Hollywood para construir una superpotencia de propiedad intelectual capaz de ganarle a Silicon Valley la batalla por la atención del público.
Los accionistas de la Warner deberán elegir: entre una secuela nostálgica y un drástico relanzamiento.
Traducción de Jaime Arrambide
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