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La ansiedad es una condición mental que, aunque invisible a simple vista, puede tener un impacto profundo y debilitante en la vida cotidiana de quienes conviven con ella. A diferencia del estrés ocasional que todos podemos experimentar, la ansiedad puede ser persistente, abrumadora y paralizante.
¿Conocés esa sensación de que tu corazón late más rápido en respuesta a una situación estresante? ¿O tal vez tus manos se ponen sudorosas cuando te enfrentás a una tarea o evento abrumador? Eso es ansiedad, nuestra respuesta natural al estrés. Si a diario vivís con ella, existen estrategias que podés utilizar para evitar sentirte consumido por esta condición recomendadas por Ixi Ávila, coach de inteligencia emocional. Sin embargo, siempre es clave consultar a un psicólogo o psiquiatra de cabecera para recibir una guía personalizada.
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de amenaza o peligro. Sin embargo, para algunas personas, esta respuesta se activa de manera frecuente e inapropiada, sin que haya un peligro real. La ansiedad puede manifestarse a través de pensamientos intrusivos, miedos irracionales y una preocupación constante que interfiere con la vida diaria. Acá tienes algunas soluciones rápidas para ayudarte a abordar la situación de inmediato, así como métodos a largo plazo para combatir un problema recurrente.
Los pensamientos negativos pueden arraigarse en tu mente y distorsionar la gravedad de la situación. Una forma de abordarlo es desafiar tus miedos, preguntarte si son ciertos y ver dónde podés recuperar el control.
Probá respirar profundamente durante 4 tiempos y exhalar durante 4 tiempos, durante un total de 5 minutos. Al equilibrar tu respiración, disminuirás tu ritmo cardíaco, lo que debería ayudarte a calmar tu ansiedad.
A veces, la mejor manera de detener los pensamientos ansiosos es alejarse de la situación. Tomarse un tiempo para centrarse en el cuerpo en lugar de la mente puede ayudar a aliviar la ansiedad. Hacer un poco de ejercicio rápido puede mejorar tu estado de ánimo y calmar tu mente.
Escribir lo que te causa ansiedad saca esos pensamientos de tu cabeza y puede hacer que parezcan menos intimidantes. Estos trucos de relajación son particularmente útiles para aquellos que experimentan ansiedad esporádica.

Si la ansiedad es parte regular de tu vida, es importante encontrar estrategias de tratamiento para ayudarte a controlarla. Si no estás seguro por dónde empezar, siempre es útil discutir opciones con un profesional de salud mental, quien podría sugerir algo que no habías considerado antes.
Puedes identificar los desencadenantes por ti mismo o con la ayuda de un terapeuta. A veces pueden ser obvios, como la cafeína, el consumo de alcohol o el tabaquismo. Otras veces pueden ser menos evidentes. Problemas a largo plazo, como situaciones relacionadas con el trabajo o las finanzas. Esto puede requerir apoyo adicional, ya sea a través de terapia o con amigos.
La TCC ayuda a las personas a aprender diferentes formas de pensar y reaccionar ante situaciones que causan ansiedad. Un terapeuta puede ayudarte a desarrollar formas de cambiar patrones de pensamiento y comportamientos negativos antes de que se intensifiquen.
Aunque requiere práctica para hacerlo con éxito, la meditación consciente, cuando se realiza regularmente, puede ayudarte a entrenar tu cerebro para desechar pensamientos ansiosos cuando surgen.

Aunque cada persona es diferente y algunas personas experimentan ansiedad social, pasar tiempo con amigos y familiares de manera regular puede ayudarte a manejar tu ansiedad. La socialización puede ayudar a aliviar el estrés, fomentar sentimientos de risa, conexión y disminuir la soledad. La investigación ha demostrado que la conexión social puede ayudarte a ser más resistente al estrés a largo plazo.
Hacer ejercicio regularmente, comer alimentos equilibrados, dormir lo suficiente y mantener conexiones con las personas que se preocupan por ti son excelentes formas de prevenir los síntomas de ansiedad.
La ansiedad es una condición compleja y desafiante, pero con el tratamiento adecuado y el apoyo necesario, es posible llevar una vida plena y significativa. Al aumentar nuestra comprensión y empatía hacia quienes viven con ansiedad, podemos contribuir a un entorno más compasivo y solidario para todos.


