El objetivo primordial fue integrar elementos infantiles en el mundo adulto y que convivieran armónicamente distintos estilos y necesidades planteando el encuentro.
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Francisco se balancea en una de las hamacas que tiene cerca de la entrada mientras nos cuenta cómo fueron los departamentos que habitó en su adultez: a todos los compró muy deteriorados con la idea de hacerlos a su medida. “Somos una familia de arquitectos frustrados. Mi hermano y mi papá tienen el mismo ‘hobby’ de buscar y visitar departamentos para reformar. Mi experiencia es que, al final del día, terminan costando como un departamento que hay que pintar antes de instalarte. Pero bueno, te tiene que gustar la obra”.

Si hay algo que distingue esta última mudanza es que la vio como el hogar que, desde ese momento en más, compartiría con su hija, Charo. La remodelación completa tardó un año; el interiorismo, tres meses, y estuvo a cargo de Estudio 510. ”Francisco me llamó para ver si me animaba a planear el interiorismo a distancia. La primera etapa fue por mail y WhatsApp, pero después necesité una ‘pata’ local de confianza: las chicas de Muliere-Padilla”, dice María Dolores Guaita, socia de Estudio 510.

“Detrás de todo está la definición de que mi familia somos Charo y yo. Quería una casa cálida, donde llevar nuestras vidas de la manera más linda posible”, comparte el dueño.

El objetivo primordial fue integrar elementos infantiles en el mundo adulto y que convivieran armónicamente distintos estilos y necesidades planteando el encuentro.”
— María Dolores Guaita, socia de Estudio 510, a cargo del interiorismo


"Al principio no quería un comedor. Tenía el prejuicio de que es un espacio que no se usa y quería que toda la casa fuera ocasión de alegría y juego. Ahora estoy más que contento".

Una cocina brillante

“La cocina era muy chiquita. A la derecha había un lavadero y a la izquierda un comedor diario sin ventanas. La pared, además, es en diagonal. Fue todo un desafío hacerla atractiva”.

Espacio infantil

El espacio está dividido por un mueble central de piso a techo con circulación por ambos lados (Agustín Racauchi) que separa el sector de juegos del de descanso. De un lado, una cama nido en madera laqueada. Del otro lado, un tocador con luces tipo camarín y mesita de juego.

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