El libro de Macri ya genera reproches en JxC: los socios de Pro creen que el expresidente busca “marcar la cancha”
Entienden que el expresidente intenta condicionar el programa económico que debate la coalición; críticas en la UCR y la CC a los cambios “drásticos” que pide el exmandatario, contra los que aplicó en su gestión
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El adelanto de Para qué, el nuevo libro de Mauricio Macri, ya genera ruidos en Juntos por el Cambio. En pleno debate entre los jefes de la coalición opositora sobre el futuro perfil del espacio y el relato de proyecto de país que propondrán para reconquistar una mayoría social en 2023, el expresidente y fundador de Pro ratificó que no está dispuesto a correrse de la disputa por el poder y que pretende incidir en la discusión sobre el programa económico de Juntos por el Cambio. En los fragmentos que anticipó de su libro, que presentará el lunes 24 de octubre, Macri remarca que el próximo gobierno debe avanzar una “reducción drástica del gasto público” y encarar sin titubear reformas en materia laboral, sindical y previsional. “El populismo light no es una opción”, remarcó.
En la UCR y la Coalición Cívica -e incluso entre los herederos en Macri en Pro- consideran que el exmandatario busca “marcarles la cancha” a sus socios y condicionar los dirigentes opositores que aspiran a competir por la sucesión de Alberto Fernández en 2023. “Macri quiere ponerle su impronta ideológica y fijar sus posiciones para decir qué va a apoyar y qué no en la próxima gestión de gobierno, sabiendo que él no la va conducir. Pero no es tan fácil como plantea”, desliza unos de los principales referentes nacionales de la UCR.
Si bien en el partido centenario perciben una mayor conciencia en la sociedad sobre la “necesidad mantener el equilibrio fiscal”, dudan de que el próximo gobierno tenga crédito para profundizar el ajuste en un contexto complejo, por el efecto de los desequilibrios de la economía y la escalada inflacionaria. Se preguntan si habrá margen para pedir sacrificios y, a la vez, anhelan una revisión y autocrítica sobre la gestión económica de Macri y las deudas de Cambiemos.
En el larretismo concuerdan en que el próximo gobierno deberá reducir el déficit fiscal, pero insisten en que se necesitará un “acuerdo amplio” para darle sostenibilidad a las reformas económicas. Patricia Bullrich, en tanto, prepara un paquete de 600 leyes para “desburocratizar” y “desregularizar” el Estado desde el primer día. Su prioridad, repiten en su entorno, será reducir el gasto público.
Entre los asesores económicos del radicalismo consideran que “las reformas tienen que estar diseñadas y debatidas desde el día uno, aunque su implementación pueda llevar un tiempo”. Uno de los economistas que asesoran a Gerardo Morales y Facundo Manes advierte: “La reforma previsional requiere una discusión en el Congreso, que no se hace de un día para el otro. Y la reforma laboral, que no es sólo reducción de indemnización o cargas sociales, implica un diálogo con el sector sindical y empresario para limitar conflictos, y con el judicial para evitar litigios. Todo esto lleva tiempo, y debería empezar a hacerse antes del cambio de gobierno”.
En la Fundación Alem, el think tank de la UCR, hacen hincapié en que “la reforma fiscal precisa, para no ser licuada por impuestos provinciales, de un nuevo acuerdo federal” como el de 2017. “Pensamos que estas reformas como puntales de las expectativas fiscales de mediano plazo, antes que motores del ajuste en 2024″, remarcan fuentes radicales.
En la cúpula de la UCR despotrican contra el fundador de Pro cuando lo escuchan hablar de “populismo light” o sugerir que en el radicalismo sobrevuelan ideas “populistas” o discursos de “buenismo”. Entre los caciques radicales consideran que Macri fue “bastante populista” durante la gestión de Cambiemos, sobre todo, por los fondos que destinó a los planes sociales y por la sanción de la ley de reparación histórica para jubilados y pensionados. “Eso fue populismo puro”, lanza uno de los referentes de la UCR.
En el capítulo 25 de Para qué, Macri aventura que Juntos por el Cambio, en caso de ganar las elecciones del año próximo, no podrá llegar al gobierno con “prejuicios ideológicos de ningún tipo” y deberá “tomar medidas drásticas” en las primeras horas de gestión. Para Macri, el “gradualismo” que aplicó su administración fue producto de la falta de sostén político de Cambiemos y de crédito social. Ahora, entiende, hay un “resurgimiento del ideario liberal”, por lo prevé que habrá una porción mayoritaria de la sociedad que tolerará el ajuste. Incluso, el expresidente anticipó que existe “una larga lista de empresas públicas que deberán pasar a ser gestionadas por el sector privado sin excepciones, o que deberán ser eliminadas”. En el radicalismo toman distancia de la pretensión de Macri de impulsar un reformismo liberal en un eventual gobierno de la oposición en 2023. Como Horacio Rodríguez Larreta, prefieren que la coalición opositora se mantenga en el centro, para lograr consensos, generar confianza y darles sustentabilidad a las políticas de Estado.
Para Javier Okseniuk, director ejecutivo de la Fundación Argentina Porvenir, la usina de ideas de Evolución Radical, que lidera Martín Lousteau, “el shock debe ser mostrar un cambio de rumbo sobre la base de consensos amplios”. “Para que los cambios sean estables en el tiempo y duraderos tienen que ser algo mucho mayor que la expresión momentánea que marca una votación ganada por un voto en el Congreso”, sostiene Okseniuk.
El economista afirma que “la consolidación fiscal es indispensable, pero la velocidad a la que se alcance precisa de acuerdos políticos tan amplios como estables”, en los que todos los sectores digan qué están “dispuestos a ceder”. “Algo del gasto superfluo que se suprima deberá, además de mejorar las cuentas públicas, financiar gasto que sí es necesario. Por eso importa el acuerdo por el camino a seguir más que la velocidad a la que se llega a un superávit elevado”, completa Okseniuk.
Entre los economistas radicales sugieren que el debate entre gradualismo y shock se desdibujó. “Se le atribuyen al gradualismo demoras e indecisiones. Pero que en el 2016 el déficit no haya bajado no fue gradualismo, sino el reflejo de la ansiedad por asegurar una buena elección de medio término, del que espero hayamos aprendido”, señalan.
En la fuerza de Lousteau consideran que la crisis de 2018 que atravesó Macri se produjo más por “desmanejos cambiarios y monetarios que por el gradualismo fiscal”. “Además no vemos que en esa etapa se hayan abordado en serio los problemas de fondo”, apunta Okseniuk.
Durante su visita a Santa Fe, el médico radical Facundo Manes, uno de los presidenciables de Juntos por el Cambio, aseguró ayer que “hay un falso dilema” entre Estado y mercado: “Necesitamos tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario. El Estado tiene un rol clave en la educación, salud, defensa, infraestructura, inteligencia y Justicia. Ningún país se ha desarrollado sin Estado, pero tenemos un Estado fofo, ineficiente, que ha colapsado y que no es más el que conocíamos”, explicó Manes en diálogo con Radio Uno, al ser consultado sobre los planteos del fundador de Pro.
El neurólogo, quien comentó que planea leer el libro de Macri, aunque no está entre sus “prioridades”, reiteró que está a favor de discutir la calidad del Estado, pero no el tamaño. “Más que volver a las ideas de los noventa, tenemos que entender que el desarrollo del país pasa por generar valor agregado”, puntualizó.
Entre los jerarcas de la UCR y los economistas que trabajan en la Fundación Alem coinciden en que la administración deberá poner la mira en las empresas públicas para “apurar el equilibrio fiscal”. Pero los radicales también creen que será necesario discutir “los subsidios a los servicios públicos y a sectores empresarios concentrados”. Por caso, consideran que Aerolíneas Argentinas tiene “un déficit injustificable, pero que antes de ser operada privadamente debería ser racionalizada”.
“Es un tema relevante que hay que analizar caso por caso, evaluando los obstáculos y los intentos fallidos durante el gobierno de Cambiemos. Las reformas requieren voluntad, conocimiento y astucia”, explica una de las espadas económicas de la UCR.
Cerca de Morales también abogan por hacer “cirugía mayor” y de arranque con las empresas públicas que son deficitarias. Consideran que Agua y Saneamientos Argentinos (Asya) o Trenes Argentinos Operaciones (Sofse) deberían ser más “eficientes”, pero rechazan una eventual ola de privatizaciones. “Nosotros dejamos un déficit de 1700 millones y ahora está en 5300 millones. El gobierno de Fernández designó a 16.000 personas en dos años. Es un punto que hay que tener en cuenta”, señalan.
En paralelo, Morales impulsa una discusión en torno al esquema de tarifas del área metropolitana. “En el AMBA tienen que pagar lo mismo que en el interior por servicios o tarifas”, resaltan en el entorno del presidente de la UCR y gobernador de Jujuy.
Sin competidores, con un déficit que pasó de $7.000 millones a $33.000 millones, que medidas están tomando para mejorar la administración de @Aerolineas_AR
— Juan Manuel López (@JuanmaLopezAR) October 11, 2022
Las empresas de trenes subieron alrededor de 2500 empleados, queremos saber las razones, queremos que se cuide ese déficit. pic.twitter.com/MsICfvrKGR
En la Coalición Cívica, la fuerza de Elisa Carrió, concuerdan en la necesidad de evaluar “caso por caso” la situación de las empresas del Estado. De hecho, como consignó anteayer LA NACION, Juan Calandri elaboró un informe sobre el estado de las compañías públicas: tienen un “déficit enorme” y su performance empeoró respecto de la gestión anterior. Por eso, la fuerza de Carrió propone que las empresas públicas sean “administradas por un holding”, que cuide “la rentabilidad de las acciones, usando criterios de buen gobierno corporativo y contemplado el interés público”.
“Luego en cada caso concreto se verá si hay que empresas que deban cerrarse, fusionarse, privatizarse o, al contrario, invertir en ellas para que crezcan. No tenemos posiciones ni ideológicas y menos aún dogmáticas. Queremos eficiencia y transparencia”, subraya Juan Manuel López, jefe del bloque de la CC en Diputados. Y completa: “Lo importante es saber qué hacer, la realidad dirá con qué velocidad”.
En Evolución Radical coinciden con Macri en que un eventual gobierno de JxC debe “examinar todos los gastos innecesarios y solucionar problemas con estructuras ineficientes”. Pero advierten: “Gasto ineficiente y gasto privilegiado los tomamos como sinónimos, pero consideramos que para que ese cambio de cultura política ocurra, esos cambios tienen que ser acordados. Debe realizarse un esfuerzo de visibilización de estos malos incentivos y de persuasión política. Aprobar una agenda reformista por un voto va a tener un impacto efímero”, insiste Okseniuk.
En Encuentro Republicano Federal, el partido de Miguel Ángel Pichetto, en tanto, sintonizan la misma frecuencia que Macri. Es una “alianza conceptual”. Coinciden, sobre todo, en avanzar con reformas de fondo desde el principio para bajar el déficit fiscal y eliminar los planes sociales. “El país está trabado”, repite Pichetto.
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