El radicalismo no superó el piso en las secciones que encabezaba y más de la mitad de sus intendentes perdieron
Lideraba la nómina de Somos Buenos Aires en la tercera, quinta, séptima y octava sección; solo metió a dos legisladoras
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El radicalismo bonaerense sufrió un duro revés en las elecciones provinciales del domingo último. Si bien había logrado imponer hombres propios en el cierre de listas de Somos Buenos Aires -designó a la mitad de las cabeza de nómina- no pudo superar el piso mínimo en ninguna de las secciones que lideraba. Además, menos de la mitad de sus intendentes lograron ganar la batalla por los Concejos Deliberantes.
La polarización de los comicios bonaerenses relegó a la alianza Somos Buenos Aires al tercer lugar. Con una cosecha global de 5,25%, quedó muy por debajo de Fuerza Patria (47,28%) y La Libertad Avanza (33,71%). Al interior de la coalición, el resultado poco favorable marcó claros ganadores y dejó expuesto el retroceso de la Unión Cívica Radical, incluso en el interior de la provincia.
Tras turbulentas negociaciones por la definición de candidaturas, el radicalismo había logrado liderar cuatro de siete listas seccionales (en la segunda, el frente de centro no presentaba nómina propia por la inscripción de Hechos). Encabezaba en la tercera, la quinta, la séptima y la octava. Se perfilaba, así, como el gran ganador del cierre de listas.
El resultado de este domingo, sin embargo, terminó de marcar los límites de ese protagonismo interno. El partido centenario no logró superar el piso en ninguna de las secciones que lideraba y no alcanzó a ubicar a ninguna de sus principales figuras de campaña en la Legislatura.
Tuvo su peor desempeño en la tercera sección electoral, donde Pablo Domenichini -quien supo ser el candidato de Martín Lousteau en la interna por la conducción del radicalismo bonaerense- quedó quinto con el 2,82% de los votos. Terciar entre Fuerza Patria y La Libertad Avanza en el distrito era un desafío demasiado ambicioso, pero lo llamativo fue que la alianza de centro terminó detrás del Frente de Izquierda y Nuevos Aires, el nuevo espacio creado a instancias de la radical disidente de Adolfo Gonzáles Chaves, Lucía Gómez.

A pesar del desenlace adverso en toda la Provincia, el radicalismo logró quedarse con dos de las cuatro bancas que obtuvo Somos Buenos Aires el domingo. Natalia Quintana asumirá como representante en la Cámara alta bonaerense y Priscilla Minnaard hará lo propio en Diputados. Ambas desembarcarán en la Legislatura luego de que un sector disidente de Pro y la Coalición Cívica terciaran la elección en la cuarta y sexta sección, respectivamente.
Quintana secundaba en la nómina para el Senado a Pablo Petrecca, intendente de Junín y dirigente amarillo, mientras Minnaard ocupaba el segundo lugar detrás del “lilito” de Bahía Blanca, Andrés De Leo. Así, aunque el radicalismo se verá favorecido en el reparto final de las bancas, los laureles quedaron en manos de otras fuerzas de la coalición.
La derrota del radicalismo no solo se dio a nivel seccional. El partido centenario también enfrentó un revés en más de la mitad de los municipios que conduce. Solo diez de sus 24 intendentes que competían bajo el sello Somos Buenos Aires lograron salir primeros en la contienda por la renovación de los Concejos Deliberantes.
El caso más emblemático de esa debacle tal vez sea el de Tandil, donde el jefe comunal Miguel Lunghi obtuvo un resultado electoral adverso por primera vez en dos décadas. Fuerza Patria se impuso en la contienda municipal y, con apenas 14,21% de los votos, la lista del radical quedó relegada al tercer lugar con 20 puntos de diferencia respecto de La Libertad Avanza, que se alzó con el segundo puesto.
La UCR también quedó en tercer lugar en Lincoln, Adolfo Alsina y General Alvear y terminó segundo en las elecciones municipales de otros diez distritos: Florentino Ameghino, General Viamonte, Balcarce, Ayacucho, Maipú, Lezama, Coronel Dorrego, Tres Lomas, General Belgrano y Rauch. El intendente de este último municipio, Maximiliano Suescún, era, además, quien encabezaba la lista de Somos en la quinta sección, donde no superó el umbral del 20% para acceder a una banca parlamentaria.
Este retroceso del radicalismo en la provincia de Buenos Aires suma más presión sobre la conducción del partido, en manos del senador nacional Martín Lousteau. Es que la UCR viene de enfrentar, este año, otra desventura en la ciudad de Buenos Aires.

El 18 de mayo, en los comicios porteños, el radicalismo no logró superar el piso para acceder a una banca en el parlamento local. La lista que encabezaba la exdirigente universitaria Lucille “Lula” Levy, respaldada por el senador, apenas sumó 2,3% de votos y privó al partido centenario de ampliar su bloque.
Ahora, rumbo a la contienda nacional de octubre, Lousteau deberá remediar con su candidatura a la Cámara baja el magro desempeño que ha tenido el radicalismo en la Capital Federal. En la provincia, el futuro del partido es más incierto, pues no competirá formalmente en ninguna alianza y se presentará atomizado en distintos frentes.
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