El actor vivió con fervor la vuelta del tradicional encendido de velas en la iglesia de San Juan Bautista
Tras dos años de restricciones a causa del Covid-19, en Málaga volvieron a realizarse las tradicionales procesiones de Semana Santa, y Antonio Banderas (61) participó con mucho entusiasmo en ellas: devoto de la Virgen de Lágrimas y Favores desde su infancia, siempre regresa a su tierra natal para la Pascua, ansioso por convertirse en uno más de la cofradía. Y así lo hizo el último fin de semana, cuando fue fotografiado a su llegada a la iglesia de San Juan Bautista junto a su mujer, Nicole Kimpel (41), y su hermano Javier, listo para sumarse a la ceremonia de encendido de velas a la Virgen que se celebra cada Sábado de Pasión, víspera del Domingo de Ramos. Como tantas veces –bajo la túnica blanca y el capillo–, Banderas fue parte de este rito con auténtica pasión, y ejerció de mayordomo para guiar los pasos de la Virgen por las calles de la ciudad: “Nuestra Semana Santa es poliédrica porque hay tantas semanas santas como cofrades… Reúne lo espiritual con la tradición, la identidad, el arte, la cultura popular, la caridad y la solidaridad”, explicó.
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