Visitamos a cuatro dueños de casa que lograron construir su propio techo verde
Una tendencia que avanza en las ciudades. Son verdaderos pulmones naturales con múltiples beneficios para el medio ambiente y para el ánimo.
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¿De qué hablamos cuando hablamos de terrazas verdes? Para saberlo, hablamos en profundidad con cuatro dueños de casa que se animaron a realizar esta inversión ecológica a largo plazo, pero, antes, te contamos los beneficios que tienen para todos ellos, y también para el resto de nosotros.
Por qué tener un techo verde
- Mejoran el aislamiento térmico y acústico de los edificios.
- Amortigua naturalmente temperatura y humedad lo que permite el ahorro energético en aclimatación.
- Fijan carbono y aporta oxígeno a la atmósfera.
- Colaboran en el embellecimiento del paisaje y mejoran la calidad de vida.
- Mitigan el efecto “isla de calor”, que producen las construcciones tradicionales y la reflectancia de las superficies lisas y claras.
- Retardan y filtran parte del escurrimiento de aguas pluviales hacia los drenajes. Eso reduce la probabilidad de inundaciones.
- Protegen a la membrana hidrófuga de los rayos UV, prolongando su vida útil.
Pulmón de manzana
Con el hallazgo de un terreno en su querido barrio de Devoto, la periodista Sofía Kotler y Guido Cardero, en ese momento novios, y ahora casados, celebraron la oportunidad de construir su primera casa desde cero. Bibi Kotler, la mamá de Sofía que también es paisajista y creadora de ¡Más Verde, Ya!, también festejó la posibilidad de cumplir el sueño de planificar una terraza con especies nativas.
“Como se trataba de una obra nueva, proyectamos una losa que soporta unos 250 kilos por metro cuadrado, teniendo en cuenta que la terraza sería transitable, de uso recreativo, con sistema de riego automático, plantas arbustivas de gran porte y césped”, detalla Bibi.
Hay cortaderas, paspalum, miscantus, penisetum, que dan altura y volumen. Mirá el paisajismo en 2018 y ahora
Partidaria de este tipo de techos, la Kotler cuenta que, en construcciones existentes, se pueden realizar terrazas extensivas, que toleran una carga menor (de 50 a 170 kilos por metro cuadrado) y no son transitables. Esta opción es más económica porque se usan especies tapizantes o cubresuelos que se autoabastecen: necesitan menos cantidad de sustrato y se mantienen con el agua de lluvia.
A mitad de camino se ubican las terrazas semi intensivas con espacios de circulación y otros intervenidos que tienen presupuesto medio y toleran entre 150 y 200 kilos de carga.
Con solo abrir la ventana me encuentro con este entorno natural, que en la ciudades se pierde. Como estamos en el pulmón de manzana, también es un paisaje regalado al resto de las casas vecinas que miran hacia aquí”
— Sofía Kotler, periodista
El sol y las estrellas
En los límites de Parque Chas con Paternal y Agronomía, el arquitecto Alejandro Yáñez Ayala, socio del Estudio Maya y su pareja, Marcelo Vitale, compraron un PH que reformaron por completo con materiales, detalles y espacios que hablan de su forma de ver la vida. En el techo del escritorio, generaron una cubierta que que atrae mariposas, aves y además favorece el ahorro de energía en el ambiente.
“Teníamos un volumen que iba a estar muy expuesto al sol todo el día, y aprovechamos para armar una superficie que nos ayudara a bajar la temperatura interna y así evitar el uso de refrigeración artificial”, cuenta Alejandro.
Para quedarse tranquilos, hicieron una triple aislación e incorporaron el riego automático. El paisajismo estuvo a cargo de Florencia y Trinidad de Herbario que armaron una alfombra verde con plantas autóctonas de fácil mantenimiento que requieren “mucho riego, amor y cortar cada tanto, no mucho” para dejar que aparezcan nuevas especies que compiten con el césped.
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Desde esta burbuja, ver los atardeceres en la reposera y con los pies en el pasto es mágico”
— Arq. Alejandro Yáñez, dueño de casa
Decisiones eficientes
Decididos a encarar una construcción moderna y de bajo impacto ambiental, los dueños de casa convocaron al arquitecto Matías Mosquera, creador de AtelierM. Juntos apostaron por recursos que favorecen la eficiencia energética: ventilación natural, orientación consciente de ambientes, paneles solares, pileta filtrada por plantas acuáticas y la terraza verde.
“La sensación de estar en el techo, con el fresno que se nos cae encima, es espectacular”, asegura María, dueña de casa sobre uno de sus lugares favoritos.
Para Matías el aporte de este tipo de construcciones es la recuperación del agua de lluvia que no llega a la calle porque queda retenida en el suelo y así se evitan inundaciones. “Si fomentaran este tipo de prácticas, no sería necesario entubar arroyos”, dice Mosquera para señalar la desarticulación entre políticas públicas y recursos ecológicos.
Uno de los argumentos que se suele escuchar en contra de las terrazas verdes es el costo y en este sentido, Mosquera considera que es una prioridad invertir en la impermeabilización de la cubierta que cierra la casa y que, al mismo tiempo, gracias a estas intervenciones se revalorizan las viviendas porque suman jardín y más metros vendibles.
Una cubierta verde de 15 centímetros de sustrato es una cámara de aislante térmico, Puede bajar hasta 5 grados la temperatura en verano y retener el calor en invierno
Más arriba
“Fue por oficio, venía trabajando con hormigón y sumé un quincho con jardín”, cuenta la arquitecta Paula Araujo Varas, del estudio AAV. Así, la terraza del antiguo PH que reformó por completo ganó un ambiente de 25 metros cuadrados que remata con un atractivo único.
La losa está hecha con una pendiente que desemboca en un embudo y tiene capas de malla geotextil y piedra pómez, además del sustrato. El perímetro tiene barandas de hierro delgadas y una red para guiar a especies de trepadoras.
Lo disfrutamos a cualquier hora porque es un mirador ideal, pero cuando avanza la sombra en la terraza, subimos al techo a buscar más sol”
— Arq. Paula Araujo Varas, fundadora de AAV Estudio
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