El fin de una etapa personal y la necesidad de vivir en contacto con la naturaleza llevaron a la protagonista de esta historia a mudarse al Delta, donde su vida cambió por completo.
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Aunque siempre vivió en Tigre, después de la pandemia y en medio de una separación, Anabela Iogna sintió la necesidad de adentrarse aún más en el río. Se animó a alquilar una casa en la que pasó cinco meses, y confirmó que era el lugar en el que quería estar. Luego de esa experiencia, tomó la decisión de construir un nuevo hogar y mudarse definitivamente a la sección de islas de Escobar, donde además tiene accesos cómodos para llegar a su trabajo diario en el Microcentro.

El proyecto fue realizado por la empresa Multipod, de Damián Picech, con el sistema SIP de construcción sustentable en seco, que utiliza paneles de madera con relleno de espuma poliuretánica. Eso la hace resistente y favorece el ahorro de energía.

Unida al paisaje

“No creo que construir aquí fuera más estresante que en cualquier lado, pero hay algo que a mí me hizo una enorme diferencia: estar muy presente, escuchar a la gente que trabajó en la obra y aprender mucho sobre las particularidades de la vida diaria iba a tener”, cuenta sobre la experiencia de mudarse a un lugar único.
Quería que mi casa hablara de mí. Por ejemplo, soy una apasionada de la cultura de México, Bolivia y, sobre todo, de India, adonde viajé varias veces. En casa hay objetos y una presencia cromática de esos tres países”
— Anabela Iogna

“La salamandra fue una de las primeras cosas que compré. Ocupa un lugar central y, a la vez, marca el paso hacia el sector privado”, cuenta. Para una clara referencia a la naturaleza, la pared del living se revistió en guatambú.

“Traje muy pocas cosas de mi casa anterior. Quería que este fuera un nuevo comienzo, pero con muebles que tuvieran historia, por eso la mayoría son vintage”
Una cocina de hoy

“Quise una isla en la cocina porque, cuando vienen amigos de visita, el momento de preparar la comida es parte fundamental de la reunión”. Con estantes a la vista, la mayor parte del espacio de guardado está en el bajomesada y en la isla.
Afuera, todo es verde


“Cada temporada trae un nuevo descubrimiento. Este año voy a incursionar en el cultivo de plantas nativas”
El retiro

«Si voy a vivir en la naturaleza, quiero seguir sus ritmos», me dije. Pero lo cierto es que acá no hace falta aplicar la voluntad. ¡Al principio me dormía cuando se iba a luz del día!”, recuerda Anabela

En uno de sus viajes a India, Anabela conoció una antigua danza clásica del sur de ese país, llamada Kuchipudi. Comenzó a aprenderla, a buscar maestras y a hacer una investigación profunda que se convirtió en un libro. Para difundir esa danza en el universo infantil, luego hizo una versión para colorear. Además, creó un mazo de cartas de Tarot con representaciones de diosas indias dibujadas por ella misma

“Vivo como quiero, en el lugar que elegí y respondiendo a mis necesidades espirituales y existenciales”
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