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Tomar café a la mañana, en lugar de más tarde en el día, podría asociarse con un menor riesgo de muerte prematura, según un estudio publicado hoy en el European Heart Journal.
El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo -con un estimado de 1.000 millones de consumidores- y, en muchas culturas, tomar una o más tazas por día es parte de los rituales cotidianos no negociables. Según un informe elaborado por la Organización Internacional del Café, en Sudamérica se consumen alrededor de 27.5 millones bolsas de café anualmente.
Si bien múltiples investigaciones han demostrado que el consumo moderado de café (hasta tres tazas por día) está asociado con beneficios para la salud, una nueva investigación sugiere que el horario en el que se ingiere podría incidir en las probabilidades de tener una muerte prematura.
Para llevar a cabo el estudio se analizaron los datos del registro dietético de un total de 42.188 adultos estadounidenses -recolectados a través de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición dentro de un período de 19 años (1999-2018) y a través del Estudio de Validación del Estilo de Vida de Mujeres y Hombres sobre un período de siete días-, y se identificaron dos patrones distintos de horarios de consumo de café: consumo matutino y durante todo el día.
Tras ajustar variables como la cantidad de café consumido, la presencia de cafeína o si es descafeinado y las horas de sueño, entre otras, el estudio concluyó que el patrón de consumo matutino se asocia significativamente con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, y de mortalidad específica por enfermedades cardiovasculares, en comparación con el patrón de consumo durante todo el día.
“Los resultados de este estudio están alineados con investigaciones recientes sobre los beneficios del café”, comenta Ramiro Heredia, médico clínico (M.N. 117882). “Estudios recientes demostraron que el consumo moderado del café tiene un rol preventivo contra el cáncer, la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2 y la demencia. Por otro lado, en 2022 se publicó un estudio a partir de datos del Biobanco del Reino Unido en una población de 500.000 adultos en seguimiento desde 2006-2010, que encontró que el consumo bajo y moderado de café está asociado con beneficios cardiovasculares y una menor mortalidad”, agrega. “Lo novedoso es el dato del consumo matutino”, subraya.
Hay dos explicaciones posibles para los resultados de este estudio. La primera tiene que ver con la relación entre el consumo de café y la alteración del reloj biológico interno de una persona.
Un ensayo clínico previo asoció un alto consumo de café a la tarde o noche con una disminución del 30% en la producción máxima de melatonina durante la noche. La melatonina es una hormona neuroendocrina clave en el ritmo circadiano y niveles bajos de esta están asociados con mayores niveles de estrés oxidativo, presión arterial y riesgo de enfermedades cardiovasculares. Cabe aclarar, esta explicación aplicaría solo a los consumidores de café con cafeína.
“La cafeína es un estimulante neuronal que nos ayuda a estar más despiertos y concentrados, y a vencer la somnolencia diurna que se puede llegar a tener”, indica Heredia. “Este efecto sobre el sistema neurocentral puede interferir en los efectos de la producción de la melatonina. la hormona del sueño, que empieza a actuar en la última parte del día y ayuda a tener un mejor reposo nocturno”.
Coincide con esta hipótesis Thomas F. Luscher, profesor de Royal Brompton and Harefield Hospitals en Londres. En un informe complementario, explica que, durante las horas de la mañana, al despertarnos y levantarnos de la cama, suele haber un marcado aumento en la actividad simpática (sistema que pone en alerta los sistemas del cuerpo) que va disminuyendo hasta alcanzar el nivel más bajo durante el sueño. “Es posible que el consumo de café por la tarde o la noche altere el ritmo circadiano de la actividad simpática. Muchos consumidores de café a lo largo del día sufren alteraciones del sueño”.
Ambos subrayan que la calidad y duración del sueño son factores de riesgo cardiovascular importantes y que varios estudios epidemiológicos confirman que una duración de sueño óptima para una buena salud cardiovascular son de aproximadamente ocho horas. “El sueño es uno de los ocho elementos fundamentales de la vida y es clave para una salud del cerebro y del corazón. Es importantísimo dormir bien y, para eso, no tomar café en las ultimas horas del día”.
Contrario a los efectos negativos de consumir café durante la tarde o noche, Luscher propone que el consumo de café a la mañana podría atenuar los efectos estimulantes del estrés mental característicos del sistema simpático, y tener efectos positivos sobre el cuerpo a largo plazo.
El experto en cardiología hace referencia a estudios recientes que mostraron que una mayor actividad de la amígdala -debido al estrés mental- está asociada con peores resultados cardiovasculares a largo plazo y, por lo tanto, cualquier efecto modulador sobre esta estructura que procesa el estrés mental (en este caso, el consumo de café) en el sistema límbico del cerebro, podría ser clínicamente importante.
También explica que la activación simpática induce especies reactivas de oxígeno y, a su vez, inflamación. De hecho, el papel de la inflamación en la aparición de enfermedades cardiovasculares está documentado. También existen estudios que señalan que el patrón circadiano de la inflamación se refleja en niveles más altos de proteína C reactiva en plasma por la mañana. Todo esto lleva a concluir que los efectos antiinflamatorios del consumo de café podrían ser aliados, especialmente a la mañana, cuando la actividad simpática tiene un pico.
Por otro lado, la investigación publicada en el European Heart Journal plantea que hay que considerar que gran parte de los beneficios del café en la salud se logran gracias a los efectos antiinflamatorios de las sustancias bioactivas que contiene, y que algunos marcadores inflamatorios y citocinas proinfalamatorias en sangre también siguen patrones circadianos internos, siendo más altos por la mañana y disminuyendo gradualmente hasta alcanzar su nivel más bajo alrededor de las cinco de la tarde. Por lo tanto, el efecto antiinflamatorio de un patrón de consumo concentrado matutino podría ser más beneficioso que el de un patrón distribuido durante el resto del día.
