Crímenes, traiciones y venganzas. Los secretos de Diego Guastini, el financista del mundo narco
"Jugaba con fuego todos los días", afirmó un funcionario judicial que siguió sus pasos durante un largo tiempo. "Él sabía que tarde o temprano se la iban a dar", agregó un detective que conoció su pasado. "Era una persona de mente fría. En el medio de su historia hay muertos y hombres desaparecidos", dijo un jefe policial al tanto de varias investigaciones. "Ingresó en el negocio para lavar el dinero de grandes bandas narcos, pero terminó siendo parte esencial de muchas operaciones de tráfico de estupefacientes", señalaron otras fuentes consultadas.
Todos hablaban de Diego Xavier Guastini, ejecutado de tres tiros por sicarios en Quilmes hace un año, la mañana del 28 de octubre de 2019. Cuando la Argentina hablaba del triunfo electoral de Alberto Fernández en las elecciones presidenciales, en el sur del conurbano acribillaban a este contador de 45 años. Pocas horas después empezarían a desvelarse la historia y los vínculos de la víctima con el negocio del tráfico de estupefacientes y el lavado de dinero.
Pronto se supo que un mes antes, en un juicio abreviado, había sido condenado por un tribunal en lo Penal Económico a tres años de prisión en suspenso como integrante de una asociación ilícita dedicada al contrabando de divisas. También se conoció que había declarado como arrepentido en varias causas de narcotráfico y que su aporte había tenido un alto impacto en esos expedientes judiciales.
Pero 12 meses después del conmocionante homicidio nada se sabe de los autores intelectuales del crimen mafioso. Tras un año de investigación no hay detenidos, pero sí sospechas de quiénes podrían haber sido la "mano de obra" que ejecutó el plan criminal.
El homicidio de Guastini es investigado por el fiscal de Quilmes Martín Conde, con la colaboración de detectives de la División Investigación de Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA).
Según pudo saber LA NACION de fuentes del caso, en los últimos días, con el aporte que hicieron los investigadores policiales, el fiscal Conde presentó un pedido para detener a un sospechoso que habría participado del crimen, pero la solicitud fue rechazada por el juzgado de Garantías que lleva el control del expediente.
"Tres meses después del homicidio logramos tener una línea investigativa firme sobre la mano de obra que ejecutó el plan. Hay elementos objetivos, prueba documental y un trabajo tecnológico para sostener nuestra hipótesis", sostuvo un detective del caso. Pero el juez de Garantías, por el momento, no piensa lo mismo.
Allanamientos en la City
Guastini volvió a ser noticia la semana pasada, con la irrupción de una investigación de lavado de activos en la que había declarado como arrepentido. Esa pesquisa, que comenzó hace dos años, derivó en más de 25 allanamientos -uno de ellos, en una cueva de la City porteña- y la detención de tres sospechosos, entre ellos, un cliente y socio del financista asesinado, el peruano Carlos Sein Atachahua Espinoza.
Guastini había declarado como "imputado colaborador" en ese expediente judicial que, hace más de dos años, comenzó a tramitarse en los tribunales federales de Morón. Esa investigación estuvo delegada en el fiscal federal Santiago Marquevich y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a cargo de Diego Iglesias.
"Los servicios que Guastini le proporcionó a Atachahua Espinoza comprendían, por un lado, un mecanismo de importación de divisas alternativo por medio de 'mulas', y por el otro, una estructura societaria apta para ingresar grandes cantidades de dinero en el sistema financiero argentino sin generar alarmas que despierten la atención de los organismos de contralor locales", explicaron fuentes judiciales.
Una operatoria similar (el ingreso de euros en territorio argentino por medio de 'mulas') había había utilizado el contador asesinado con otro de sus clientes; el clan Loza, una poderosa banda que durante años traficó cocaína a España e Italia y que ganó millones de dólares que fueron invertidos en lujosos autos e inmuebles en la Argentina.
Como arrepentido, según fuentes judiciales, Guastini dio los nombres y apellidos de las personas que hicieron de "mulas" para ingresar el dinero que, supuestamente, cobraba Atachahua Espinoza de los cargamentos de cocaína que vendía.
"Primero se importa el dinero en efectivo desde Europa por medio de mulas, luego se adquieren las acciones de sociedades con activos valiosos por precios que ni siquiera alcanzan el valor de su patrimonio neto, y por último, pero no siempre, se reciclan los bienes internos de esa sociedad, para incrementar su patrimonio y poder así aumentar sus ganancias sin llamar la atención", agregaron las fuentes consultadas.
Como lo hicieron los capos del clan Loza, Atachahua Espinoza habría invertido en cocheras y garajes para alquilar. Uno de esas propiedades fue allanada la semana pasada. Según la investigación, los sospechosos habrían lavado unos US$ 10.000.000. El expediente, después de que el juez federal de Morón Néstor Barral se declarara incompetente, pasó al fuero en lo Penal Económico; hoy lo instruye el magistrado Pablo Yadarola.
El policía amigo y prófugo
Una de las primeras personas en llegar a la escena del homicidio de Guastini, muy cerca de la Municipalidad de Quilmes, fue Adrián Baeta, sargento de la policía bonaerense y hombre de confianza y amistad del contador. Desde el 24 de julio pasado, el uniformado está prófugo, acusado de integrar una asociación ilícita dedicada a extorsionar a personas presuntamente vinculadas con el negocio ilegal de las drogas, e incluso al "gerenciamiento" mismo del narcotráfico, al vender estupefacientes robados de procedimientos.
La causa por la que está prófugo Baeta tramita en el juzgado federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado y la investigación está delegada en el fiscal federal Fernando Domínguez. Una de las imputaciones que se le hace a la supuesta organización criminal es el robo de media tonelada de cocaína a una banda narco durante un operativo de la policía bonaerense en Boulogne, San Isidro.
El dato que habría llevado a Baeta y a otros policías bonaerenses hacia la banda narco salió de la oficina de Guastini, en Florida al 500, en plena City. La financiera del contador era visitada con frecuencia por policías bonaerense y agentes de inteligencia en busca de información.
"La oficina se encuentra blindada y en la puerta tiene gente que hace de seguridad, ya que le debe [Guastini] mucha plata a varias personas. Todo el edificio sería de Diego [Guastini] y utilizaría la oficina 115. La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la ex SIDE siempre van a consultarle a Diego a su oficina. Diego tenía las salidas de droga con la ex SIDE y la plata la traía su gente. Tiene muchos contactos y siempre obtiene fotos de distintos allanamientos antes de que salgan por la televisión, poseyendo mucha vinculación con gente de la AFI; creo que él colabora o trabaja con ellos, pudiendo observar a dichas personas en su oficina", sostuvo un arrepentido en una causa por narcotráfico que comenzó en el Juzgado Federal Nº2 de Lomas de Zamora.
Como se dijo, pocos minutos después del homicidio de Guastini, cuando llegó el fiscal Conde, en la escena del crimen ya estaba Baeta, que se presentó como un amigo de la familia. Y, cuando revisaron el Audi A4 gris de la víctima, secuestraron su iPhone, pero no se pudo obtener la información porque estaba apagado y nadie tenía la clave.
Si bien, como dicen las fuentes consultadas, Guastini sabía que era un blanco móvil, la mañana de su asesinato no imaginó un ataque a poco de salir de su casa. Llevaba a la cintura una pistola Glock calibre 40 que tenía para defenderse. Pero no llegó a usarla.
"A pesar de haber declarado como arrepentido, Guastini no se había retirado del negocio. Quizás sus aportes en diferentes expedientes fueron la forma de sacar de la cancha a rivales o a narcos que se la tenían jurada", explicó un detective que lo investigó.
Crímenes y desapariciones
En marzo de 2015 desapareció Hugo Díaz, exsocio de Guastini y, como él, financista, vinculado a barras bravas de diferentes clubes de fútbol. La última vez que lo vieron con vida fue en la oficina del contador quilmeño, en el microcentro porteño.
Según pudo saber LA NACION de fuentes oficiales, en la fiscalía donde se investigó la desaparición de Díaz una persona afirmó que el financista nunca salió del edificio donde tenía sus oficinas Guastini. "Creemos que lo mataron y lo descuartizaron", dijo el informante consultado.
Esa misma fuente señaló a Guastini como ideólogo de dos crímenes con tintes mafiosos ocurridos en diciembre de 2018 y febrero de 2019. Las víctimas fueron un supuesto narco y su esposa. El móvil habría sido una deuda de dinero.
Un año después del homicidio de Guastini, en los tribunales en lo Penal Económico hay una investigación abierta por lavado de dinero donde son investigados los presuntos testaferros del financista acribillado en Quilmes.
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