El femicidio de Nancy Videla: los últimos WhatsApp que mantuvo con su novio

A pocas horas de confirmarse el hallazgo del cuerpo de Nancy Videla, la chica desaparecida en Villa Albertina, en Lomas de Zamora, se conocieron los últimos chats que mantuvo con su novio, Alan Leguizamón. En paralelo a la marcha que familiares y amigos organizaron para pedir justicia por el femicidio de la joven, los investigadores trabajan para determinar los detalles del crimen, por el cual hay un detenido.

Tras conocerse el audio del llamado al 911, de donde se desprende que la joven había pasado a tomar unos mates a una casa en el mismo barrio, en la que se habría perpetrado el asesinato, los mensajes que intercambió con su novio dan cuenta de que hay una diferencia de una hora entre el momento registrado por la cámara de Plaza Constitución y el último chat en el que le contó a su pareja que estaba tomando el tren a Lanús.

Tras la pregunta de Alan sobre “por dónde estaba”, ella responde a las 18:16 que estaba “esperando el tren”. Su pareja contesta: “Ah, bueno, amor”. La cámara del hall de Constitución, sin embargo, la registra a las 17:36 y a las 18:11 en la parada del colectivo 283 en Lanús. A las 18:16, le aclara que “no sabe a qué hora llega” a su casa. “Tengo que comprar las cosas, ¿o no?”, dice.

Alan, en tanto, le consulta de qué cosas habla. “Para hacer el licuado”, afirma la joven, a lo que el chico agrega que es “la banana”. “Ok, ¿cuánto?”, quiere saber. “Un kilo va a andar”, afirma él. “Sí. No sé, amor, cuánto compraste el otro día”, sigue Nancy. “Dale. No hay problema”, responde él antes de recibir el último mensaje de ella junto a un emoji de carita enamorada: “Bueno, amor”.

La última vez que estuvo conectada fue a las 18:53 de ese viernes 26 de noviembre, cuando se cree que leyó los últimos emojis que le envió Alan. A partir de las 19.32, una hora después de que Nancy le dijo que estaba esperando el tren en Constitución, Alan comenzó a preguntarle por dónde estaba.

“Yo me fui a entregar el pedido”, asegura. Treinta minutos más tarde, insiste y le pregunta si está [disponible]. “Amor, espero que estés bien. Te amo”, añade en el mensaje que tampoco aparece como leído, pero con las dos flechitas en gris, de entregado, al igual que el resto.

A la mañana siguiente, a las 12.46 Alan le envió el último mensaje a su novia con un escueto “amor” para saber si recibía los mensajes, pero para entonces el celular ya estaba apagado.

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