Golpe al Gitano: diez detenidos tras los allanamientos que desbarataron una red de punguistas, descuidistas y mecheras
Operativos simultáneos en la Ciudad y el conurbano revelaron el circuito millonario de hurto y reducción: celulares, ropa con etiquetas y documentación incautada en manos de la banda liderada por un hombre de 71 años
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La madrugada del viernes comenzó con un movimiento coordinado tras más de investigación: patrulleros, efectivos y órdenes de allanamiento en barrios porteños y en dos partidos bonaerenses. Lo que siguió fue el hallazgo de depósitos y viviendas donde se acumulaban celulares, prendas nuevas y objetos de valor, piezas clave de una organización que, según la investigación, facturaba cifras millonarias.

De acuerdo con el parte oficial, la Policía de la Ciudad desbarató una organización criminal dedicada al hurto y a la venta de celulares, indumentaria y herramientas, integrada por 10 personas. La intervención fue encabezada por la División Robos y Hurtos Sur y se ejecutó mediante allanamientos simultáneos en los barrios de Constitución, Boedo y San Nicolás, y en inmuebles de Avellaneda y Moreno, en la Provincia de Buenos Aires. Las órdenes judiciales se concretaron en propiedades situadas en Salta al 1400, Metán al 4200 y Libertad al 60, además de las direcciones del conurbano.
Durante los procedimientos se secuestraron celulares de distintas marcas, una computadora portátil, prendas nuevas aún con etiquetas, como jeans, vestidos, ropa interior, herramientas y otros objetos de valor. Las imágenes difundidas tras los allanamientos permiten observar lotes de mercadería empaquetada, elementos de ventilación y ferretería, rollos y mangueras, además de conjuntos de comprobantes y remitos dispuestos sobre mesas, que dan cuenta del volumen de la operatoria. También se ven varios teléfonos con sus cargadores y accesorios, todos listos para ser reintroducidos en el circuito de venta.

La pesquisa se inició en junio de 2024, a partir de la detención de tres mujeres que tenían varios teléfonos, cuya procedencia no pudieron justificar. El análisis de esos dispositivos derivó en una investigación exhaustiva que reconstruyó el modo de operar del grupo: una red de punguistas, mecheros y descuidistas.
En el lenguaje policial, el punguista es quien sustrae objetos al paso, por lo general en espacios de circulación; el mechero roba dentro de comercios, ocultando la mercadería para retirarse sin pagar; el descuidista aprovecha distracciones mínimas para hacerse de pertenencias ajenas. Según esa hipótesis, la banda actuaba en Liniers, Flores y zonas del Microcentro, y también en Moreno, La Plata y Rosario.

El análisis de comunicaciones determinó que el liderazgo lo llevaba un hombre apodado “El Gitano”, de 71 años, quien fue detenido durante los allanamientos. De acuerdo con los cálculos que figuran en el expediente, la organización habría llegado a facturar alrededor de $25.000.000 mensuales mediante el hurto, el descarte y la reducción de bienes.
El circuito, siempre según la investigación, funcionaba con roles definidos: marcadores que señalaban a las potenciales víctimas, bolseros que trasladaban la mercadería y reducidores encargados de clasificar, “blanquear” y vender los objetos robados.

En los distintos domicilios se incautaron 15 celulares, además de indumentaria con etiquetas y una computadora utilizada para tareas administrativas y comerciales.
Como resultado de los operativos, fueron detenidas diez personas adultas: siete hombres y tres mujeres, entre ellas una de nacionalidad peruana. La investigación policial señala que cada integrante tenía funciones específicas y que existía una estructura flexible para operar en distintas zonas. El objetivo era abastecer un mercado de segunda mano con stock constante, evitando demoras en el descarte y la reducción de los productos.

La investigación la llevó adelante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 4, a cargo del juez Martín Yadarola.
De acuerdo con el parte, el despliegue simultáneo fue determinante para cortar las vías de circulación de la mercadería y evitar el vaciamiento de los depósitos. Las direcciones situadas en Salta al 1400, Metán al 4200 y Libertad al 60 funcionaban, según los investigadores, como nodos urbanos que conectaban con la cadena del conurbano, en Avellaneda y Moreno.
La policía remarcó que el grupo se movía con rapidez y que su fortaleza estaba en la capacidad de dispersión: robar, trasladar, reducir y vender en lapsos cortos para impedir la trazabilidad de los objetos.
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