"Lalo" Ramos dio dramáticos detalles del secuestro que sufrió
Dijo que le gatillaron en la cabeza siete veces y que sus captores parecían policías
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MAR DEL PLATA.- A su amigo, Fernando Villar, le provocaron varios cortes en la cabeza por violentos golpes con un arma. Y lo picanearon. A él, Eduardo "Lalo" Ramos, además de aplicarle descargas eléctricas simularon fusilarlo. "Siete veces me gatillaron a la altura de la oreja, siete", contó el ex campeón de Turismo Carretera al hablar de las dramáticas horas en las que estuvieron cautivos de una banda que los liberó cinco horas después, tras cobrar un rescate de unos 35.000 dólares.
Los secuestradores, que siguen prófugos, simularon ser un comando policial. Detuvieron a sus víctimas de noche, a la altura del kilómetro 42, en Berazategui. Iban en un vehículo con sirenas azules desde el cual le hacían al Mercedes-Benz de Ramos y a su amigo repetidas señas de luces.
"Paramos porque parecía un patrullero", recordó el ex piloto. Los tres ocupantes de aquel auto bajaron y, a los gritos, insultaron a Villar, que conducía el Mercedes. "Decían que íbamos a mucha velocidad y pidieron la documentación del auto", relató.
Ramos sospechó que no era un operativo normal cuando también a él lo hicieron bajar del auto. Presumió que los habían confundido con delincuentes. "Pensé que tal vez era un operativo de drogas o algo parecido", admitió. La duda se disipó rápido, cuando los palparon de armas y los maniataron con precintos.
Los subieron al supuesto patrullero -un Ford Fiesta nuevo- y, a partir de allí, previo pedido de un contacto, empezaron las gestiones para pedir un rescate. "Quinientas lucas", dijeron al destinatario del mensaje. Y le aclararon que no querían movimientos ni maniobras raras porque para ellos la situación, de no atender sus pedidos, se resolvía fácil. "Para nosotros eran dos balas", les advirtieron a Ramos y a su amigo.
A Villar lo tuvieron siempre dentro de uno de los tres vehículos que componían la logística de la banda. A Ramos lo separaron y quedó al cuidado de uno de los tres captores. Dice que el secuestrador estaba nervioso y hablaba mucho. Tanto como para dar algunas referencias sobre su posible identidad. "Escuchar eso me hizo pensar que podía terminar todo muy mal", afirmó el ex piloto. Más todavía cuando le gatilló el arma en falso, apoyada en la sien.
A Ramos recién lo reconocieron cuando estaba cautivo. Le revisaron la billetera y vieron una foto con sus hijos, de una de sus últimas carreras. Entonces el delincuente avisó al resto de la banda quién era la víctima. "Hay que elegir mejor", les advirtió, quizás intuyendo la repercusión que cobraría el secuestro en curso.
Amigos de Ramos y Villar viajaron desde aquí con el dinero del rescate. Los delincuentes los guiaron por teléfono y les cambiaron en varias oportunidades el punto de encuentro. El pago y liberación se dio en la Autopista 25 de Mayo, en la Capital, donde los secuestradores pagaron peaje y deberían haber sido registrados por las cámaras. "Parecía de película", contó Ramos, que no olvida la Itaka con la que lo apuntaban mientras iba, ya libre, rumbo al auto de sus allegados.
Ante el fiscal porteño Patricio Evers, las víctimas dieron datos de los tres captores, que actuaron a cara descubierta. A otros no llegaron a verlos. No olvidaron relatar que, al principio del secuestro, uno pidió a un secuaz por handy: "Hay que liberar más adelante, necesitamos más espacio". Por último, advirtió: "No fuimos los primeros y quizá tampoco los últimos".
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