Robaban casas en Núñez y Belgrano, pero solo cumplirían una pena de prisión domiciliaria
Se trata de los ladrones que, entre otros golpes, asaltaron a Arturo Puig y Selva Alemán
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Entre sus víctimas estuvieron los actores Arturo Puig y Selva Alemán, fallecida en septiembre del año pasado, quienes sufrieron el robo de su casa, situada en Belgrano. La banda también protagonizó golpes en propiedades de Núñez, Colegiales, Coghlan, Villa Ortuzar, Villa Devoto y Villa del Parque. Con el dinero y las joyas sustraídas en los golpes, los ladrones compraron camionetas 4x4, viajaron a los Estados Unidos y alquilaron departamentos en Puerto Madero. La “empresa criminal” fue desbarata y llevada a juicio. Ahora, sus integrantes podrían ser condenados, pero cumplirían la pena en sus domicilios.
Así se desprende de los acuerdos de juicios abreviados que el fiscal general Guillermo Morosi presentó ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°18 donde solicitó se le aplique a los ocho sospechosos una pena de seis años de cárcel pero bajo la modalidad de prisión domiciliaria.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. La organización criminal había sido desbaratada en agosto del año pasado después de una investigación hecha por el fiscal José María Campagnoli, su equipo de trabajo y detectives de la Policía de la Ciudad. En el expediente intervino la jueza nacional en lo criminal y correccional Fabiana Galetti.
El acuerdo de juicio abreviado al que llegaron el Ministerio Público Fiscal y las defensas de los ocho imputados, que tienen entre 33 y 41 años, ahora debe ser homologado por el tribunal.
“El procesado, con su asistencia técnica, presta conformidad con los extremos de este acuerdo, los cuales incluyen la existencia de los hechos, la participación que se le atribuye en los mismos, tal como fueran descriptos en el requerimiento de elevación obrante en estas actuaciones, así como también con la calificación legal propiciada”, sostuvo el fiscal Morosi en cada uno de los ocho documentos presentados ante el tribunal respecto de los acusados.

“El obrar de esta organización se orientó hacia la concreción de delitos contra la propiedad, las personas, la administración y la fe pública, en tanto se documentó su intervención en más de una decena de gravísimos asaltos perpetrados en horas de la madrugada en casas particulares habitadas, que lucen una apreciable tipología común”, había sostenido el fiscal Campagnoli en el requerimiento de elevación a juicio.
El primer hecho que se le adjudica a la organización criminal ocurrió el 29 de marzo del año pasado en la casa de los actores Puig y Alemán, en la calle Migueletes, en Belgrano. Los ladrones irrumpieron en la propiedad después de cortar las rejas de uno de los ventanales.
Los delincuentes aprovecharon que el inmueble estaba vacío. Puig, de 78 años, estaba internado en la Clínica Zabala porque había contraído dengue. Su esposa lo acompañaba. Se apoderaron de dos pares de aros ámbar con piedras plateadas marca Swarovski, un reloj Chronograph, dos relojes Victorinox, un reloj Emporio Armani negro, un reloj Tagheuer azul, 3000 dólares, un collar enchapado en oro, siete pulseras de plata, un collar de la casa de joyas Belgiorno y ropa, para después escapar en un automóvil Citroën C4 Cactus.
Casi un mes después, el 26 de abril pasado, la banda volvió a actuar. En esa oportunidad, el “blanco” elegido fue una casa situada en Cramer al 2900, en Núñez. Los ladrones sorprendieron al propietario cuando dormía. La víctima fue inmovilizada. “Le taparon tanto los ojos como la boca con almohadas, la maniataron colocándole precintos en las muñecas, le ubicaron sus manos sobre la espalda y la dejaron acostada boca abajo”, según se desprende del expediente judicial. Los ladrones se robaron 1200 dólares, 40.000 pesos, una mochila Adidas, un taladro rotopercutor industrial de 12v con sus accesorios, una campera para lluvia y un set de toallas.
Una madrugada, la banda protagonizó dos robos con diferencia de dos horas. Uno de los atracos ocurrió en La Pampa al 4100, en Villa Ortuzar, y en Delgado al 700, en Colegiales. De una de las casas, los delincuentes se llevaron, 6800 dólares, un reloj antiguo que la víctima había recibido en herencia, tres monedas mexicanas de oro y una cámara fotográfica modelo Eros Rebel T100, objetos valuados en 10.000 dólares.
“Es dable puntualizar que los perpetradores [sic] utilizan un mismo modus operandi para ejecutar los diversos eventos estudiados, pues arribaban en horas de la madrugada a las viviendas seleccionadas oportunamente y lo hacían a través de distintos vehículos, cuyas chapas patentes alteraban en cada uno de los sucesos (utilizarían placas clonadas o sustraídas de sus vehículos originales)”, explicó en su momento el fiscal Campagnoli.

En uno de los golpes, ocurrido la madrugada del 1° de junio del año pasado en una casa del barrio de Villa Devoto, la banda se hizo de un botín de 13 millones de pesos que las víctimas tenían en una caja fuerte.
En otro de los hechos investigados, ocurrido el 29 de junio pasado en Colegiales, después de reducir a las víctimas, que fueron sorprendidas, mientras dormían, los ladrones gritaron: “¿Dónde está la plata? Dale, sabemos que vendiste”. Tenían el dato de una operación inmobiliario que había ocurrido 48 horas antes. Se llevaron joyas y 70.000 dólares.
“Esta banda delictiva -que podría hallarse integrada por más miembros, los que aún no se encuentran individualizados a raíz de los grandes esfuerzos y recaudos adoptados para ello- contaba con el acuerdo previo de todos sus integrantes y una organización funcional claramente delimitada, se encargaba de los preparativos, la inteligencia, la cobertura de los injustos y la perpetración de los mismos, cuyo acaecimiento se tiene por acreditado”, afirmó Campagnoli al pedir que los sospechosos vayan a juicio.
Durante la instrucción de la causa y en el momento de solicitar la elevación a juicio del expediente, el representante del Ministerio Público resaltó el trabajo hecho por los detectives de la Policía de la Ciudad que participaron de la investigación.
“Lo cierto es que el prolijo trabajo de investigación llevado adelante por la División Investigaciones Comunales 13, la Sección Apoyo Rápido a Intervenciones de Monitoreo, la División Extracción y Análisis de imágenes y, en definitiva, el Departamento de Monitoreo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, ha permitido establecer que -más allá de que exhiban chapas patentes diferentes- condujo a tener por acreditado que todos estos episodios son producto de una misma empresa criminal“, sostuvo el fiscal Campagnoli.
Uno de los sospechosos atrapados, identificado en el expediente judicial como Cristian Gabriel Robledo, alquilaba un departamento en un edificio de Petrona Eyle al 300, en Puerto Madero, por el que pagó, 2040 dólares por 90 días.
“Por su parte, la empresa Autopistas Urbanas SA informó que Cristian Gabriel Robledo adhirió al sistema de Telepase una camioneta Volkswagen Amarok, un vehículo Mercedes Benz GLE, un Fiat 500, un auto BMW 135i, y una camioneta Jeep Renegade Sport”, según el expediente judicial.
Además, Robledo, en junio del año pasado, viajó a los Estados Unidos juntos con su pareja. Cada pasaje en avión le salió 1053 dólares. La pareja se fue el 19 de junio pasado y regresó el 5 de julio último.
Después, la pareja viajó a Chile, según los registros migratorios consultados por los investigadores. La novia de Robledo, a mediados de julio, volvió a subirse a un avión para volar a los Estados Unidos.
No es la primera vez que a Robledo lo acusan de robar casas. En 2020 y 2021, LA NACION publicó una investigación del por entonces fiscal de Vicente López Alejandro Musso (hoy a cargo de Unidad Fiscal Especializada en Investigaciones de Ciberdelito del Departamento Judicial de San Isidro) sobre una banda que, después de hacer pasar por operarios de empresas de TV por cable, irrumpía en inmuebles. Esa organización criminal se había hecho de un botín de 100 millones de pesos en diez atracos.
Para Robledo, el fiscal Morosi solicitó una pena única de siete años y dos meses de cárcel, también bajo la modalidad de prisión domiciliaria, porque ya tenía una condena de dos años y diez meses de prisión impuesta por el TOC N° porteño 18 en una causa anterior.
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