Señor J, el narco peruano que tenía dos celulares en el calabozo y se jactaba de 62 homicidios que nunca le probaron
“Los que se meten conmigo terminan muertos”, dijo el acusado; según un testigo, el cargamento robado que derivó en el triple crimen sería de 40 kilos de droga
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A todo aquel que lo quisiera escuchar, Joseph Freyser Cubas Zavaleta se jactaba de haber cometido 62 homicidios que nunca le pudieron probar. Alguien de su entorno tomó nota de los dichos del jefe narco peruano y lo declaró ante la Justicia.
Según el testigo de identidad reservada, el narco afirmaba que a Brenda del Castillo, Lara Gutiérrez y Morena Verdi las mataron porque las usaron para robarle droga a un empleado suyo. Agregó que la cantidad de estupefaciente que le habrían sustraído sería de 40 kilos.

“A las chicas que mataron las habían conocido en un baile. Luego de ese baile, las habrían llevado a la casa del empleado, donde tomaron confianza y ahí las tres chicas le robaron la droga. A estas el robo de la droga les salió mal por meterse con un narco”, expresó el supuesto jefe narco peruano, según la declaración del testigo de identidad reservada.
Después de escuchar al testigo, el fiscal Carlos Adrián Arribas ordenó un allanamiento en el calabozo de la sede del Cuerpo de Policía Montada de la Policía Federal, en Palermo, donde estaba alojado el presunto jefe de la banda, sometido a un proceso de extradición a Perú.
Sin embargo, en las últimas horas, el imputado declaró ante el fiscal Arribas y negó su vinculación con los femicidios de Brenda, Morena y Lara. Afirmó que no era narcotraficante, que no conocía a ninguno de los detenidos la masacre ocurrida en Florencio Varela y que, en Perú, trabajaba como policía.
A partir de la indagatoria y de la declaración del testigo de identidad reservada, el representante del Ministerio Público, se dedicará a cruzar la información antes de definir si existen elementos para solicitar la prisión preventiva del imputado de ser el presunto jefe de la banda que mató a las tres jóvenes.
“Este hombre me confesó que había mandado a matar a las tres chicas porque ellas le habían robado droga a un empleado suyo que vendía y traficaba droga para él. Joseph es de nacionalidad peruana, sería jefe de una banda narco de la ciudad de Trujillo, en Perú, denominada Los Pulpos”, señaló el testigo, cuya identidad se mantiene en reserva por cuestiones de seguridad.
En las últimas horas, Cubas Zavaleta fue trasladado a la fiscalía de La Matanza para ser indagado por el fiscal Arribas que lo acusaría de ser el presunto instigador de los femicidios de Brenda, Lara y Morena, ocurridos el 19 de septiembre pasado en la casa situada en Chañar y Río Jáchal, en Florencio Varela.
“Los que se meten conmigo terminan muertos”, alardeaba Cubas Zavaleta en los calabozos de la Policía Federal instalados en el predio de Cavia y Figueroa Alcorta en la ciudad de Buenos Aires.

“Cubas Zavaleta hacía alarde de que tiene en su haber más de 62 muertes que no le fueron probadas. Eso era lo que comentaba. También decía que operaba en la villa 1-11-14. Afirmaba que tenía varios puntos de distribución de droga en el país”, afirmó el testigo.
En el momento del triple femicidio, Cubas Zavaleta estaba detenido en una dependencia de la Policía Federal.
Detectives de la Policía Federal lo habían apresado el 27 de agosto en Lanús. Tenía una orden de captura internacional emitida por la Justicia de Perú por el tráfico ilícito de drogas.

Un tentáculo de Los Pulpos
Según explicaron a LA NACION fuentes que participaron de la detención, Cubas Zavaleta sería integrante de la organización narco criminal conocida como Los Pulpos, que opera, principalmente, en la ciudad peruana de Trujillo.
“Sobre las muertes de las jóvenes, me comentó que las fueron a buscar hasta la casa de una de ellas. Que incluso dijo que la muerte de las chicas fue grabada. Que Joseph hacía alarde que nunca le pudieron probar los hechos que cometió”, agregó el testigo en su declaración.
Entre todas circunstancias de las que se jactaba el supuesto jefe narco peruano, figuraba el hecho de que le pagaba $4.000.000 por semana a los efectivos de la Policía Federal que lo custodiaban para que le dejaran tener un celular y acceder a ciertos privilegios.

Este testigo de identidad reservada no fue el único que habría mencionado Cubas Zavaleta o Señor J en la causa. La acusada Celeste Magalí González Guerrero, en su indagatoria, indicó que, por encima de Pequeño J, había otros jefes y mencionó al nuevo imputado.
Luego de la declaración de Cubas Zavaleta, el fiscal Arribas se dedicará a verificar los dichos del testigo de identidad reservada, especialmente si cada una de sus afirmaciones puede ser corroborada con alguna otra prueba.
“Joseph tomaba nota de todo lo que se informaba en la televisión sobre la causa. A quiénes detuvieron, a quienes allanaron, qué elementos secuestraron, que dijeron las personas detenidas en la causa. Explicaba que, en base a eso, diagramaría con su hermano a quien ‘limpiar, en la causa para que no lleguen a él y a su organización”, concluyó el testigo.
Durante el allanamiento, los efectivos de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) La Matanza de la policía bonaerense secuestraron un cuaderno con tapa verde con anotaciones, 11 papeletas donde estaban registrados números telefónicos, copias del libro de guardia, libro de registro de visitas y libro de pertenencias. Ahora todo será material de análisis y se intentará corroborar lo dicho por el testigo de identidad reservada.
En un momento de la indagatoria, Cubas Zavaleta, fue interrogado sobre la banda criminal Los Pulpos, a la que pertenecerían algunos de los acusados de los tres femicidios. “Puntualmente de ‘Los Pulpos’ acá en Argentina no escuché mucho. Que escuché de otras organizaciones criminales de Perú, como ‘La Jauría’, ‘Destructores´, ´La Nueva Generación’, entre otras. Que puntualmente conozco como trece organizaciones que solo trabajan en Trujillo", agregó el acusado.
Aunque afirmó que nadie lo conoce como “Jota”, entre los elementos que le secuestraron figuran varios mensajes anotados en trozos de papel en que lo llaman “Jota”.
Durante la indagatoria, los investigadores judiciales insistieron sobre la banda llamada “Los Pulpos”.
“En realidad, Los Pulpos no es una banda narcocriminal, es una organización delictiva muy conocida por todos los ciudadanos peruanos. Nunca he tenido ningún lazo con esta organización criminal, pero una vez se me quiso involucrar. Fue cuando era efectivo policial en mi país. En esa oportunidad quedó demostrado que yo nunca tuve nada que ver con esa organización. No tengo ninguna vinculación ni antecedentes con ese grupo”, agregó el acusado.

Cubas Zavaleta es uno de los once detenidos por su presunta responsabilidad en los femicidios de Brenda, Morena y Lara. Luego de escuchar la imputación formulada por los fiscales, el supuesto jefe narco peruano, dijo que, en el momento que mataron a las tres jóvenes estaba en el calabozo N° 1, de la alcaldía de la Policía Federal en Palermo y aseguró que no tenía ningún celular.
Además de Cubas Zavaleta, también están presos, acusados del triple femicidio: Celeste Magalí González Guerrero, Daniela Iara Ibarra, Maximiliano Andrés Parra, Mónica Débora Mujica, Florencia Ibáñez, Ariel Giménez y Matías Agustín Ozorio, de nacionalidad argentina. El listado de detenidos se completa con Miguel Ángel Villanueva Silva, Víctor Sotacuro Lázaro y Tony Janzen Valverde Victoriano, estos últimos, al igual que Cubas Zavaleta, de nacionalidad peruana. Aunque el caso de Valverde Victoriano, alias Pequeño J, está preso en el penal de Cañete, en Perú y sometido a un proceso de extradición a la Argentina.

Con pedido de captura internacional figuran Alex Roger Ydone Castillo, Gustavo David Huamaní y Manuel David Valverde Rodríguez, todos de nacionalidad peruana. A más de un mes de la masacre, los investigadores policiales y judiciales intentan identificar a otros tres sospechosos que estuvieron en la casa situada en la esquina de Chañar y Río Jáchal, en Florencio Varela, donde fueron asesinadas Brenda, Lara y Morena. Se trata de “Nero”, “Paco” y el sospechoso al que Celeste Magalí González Guerrero describió como “el canoso de la Glock”, en referencia a la marca de la pistola que llevaba la noche del triple crimen.
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