Advierten que aumenta la oferta de cosméticos y productos de perfumería sin requisitos de seguridad y efectividad
En los dos últimos meses, se decomisaron más de 40.000 de esos artículos en el país; los riesgos para la salud y qué recaudos tomar
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Cada vez es más común encontrar productos de higiene personal, perfumería o cosmética a la venta por fuera del circuito habitual, sea online o en comercios de los rubros más variados. Pero, ¿son seguros o, si deben brindar protección, lo hacen efectivamente?
En sus envoltorios o envases no siempre aparece la información necesaria para saberlo: qué empresa y dónde se elaboran, qué ingredientes se utilizaron o si tiene un registro sanitario válido son datos que faltan, están incompletos o cuya impresión es tan burda como ilegible.
“Últimamente, se incrementó fuertemente la comercialización de ese tipo de productos”, sostuvo Andrés Rodríguez, director ejecutivo de la Cámara Argentina de la Industria de Productos de Higiene Personal, Cosmética y Perfumería (CAPA). “Hay una tendencia al aumento de esta oferta, que es difícil de dimensionar en magnitud”, ponderó.
Información compartida en las mesas de trabajo de distintas áreas de gobierno con la cámara empresaria habla de que, en los dos últimos meses, se decomisaron en el país más de 40.000 productos que no cumplían los requisitos regulatorios para su comercialización local. Lo más común eran protectores solares, fragancias, repelentes, maquillaje, alisadores de cabello, esmaltes para uñas o artículos para el cuidado facial.
“No es algo distinto a lo visto en otros sectores, como los de juguetes, alimentos e indumentaria. La gran preocupación, en este caso, es que no se sabe quien lo elaboró, si su formulación tiene ingredientes permitidos o si hay responsables en el caso de que su uso cause algún efecto adverso”, agregó Rodríguez.

Con los repelentes y los protectores, el mayor riesgo es que no sean efectivos contra las picaduras o los rayos solares. Hay productos que, además, se ofrecen de manera atractiva en sus envases para uso en los chicos. También aparecen protectores labiales, jabones antibacteriales o sanitizantes con alcohol al 70% sin una composición que cumpla con los efectos esperados, sean de producción local o no, de acuerdo con las leyendas que aparecen en los rótulos.
“Los cosméticos son productos de muy bajo riesgo y los controles que se exigen son justamente para que ese riesgo no exista. Siempre puede ocurrir un efecto inesperado, pero el problema grave es cuando no hay trazabilidad desde la elaboración (materias primas y proceso productivo) hasta la distribución (logística) y si están resguardados en depósitos con buenas prácticas de manufactura aplicables –dijo el titular de CAPA–. Es importante que el consumidor esté atento a lo que compra”.
Efectos no deseados
Ante este escenario de mayor oferta de artículos que se usan en la piel, las uñas o el cabello, LA NACION consultó a Mariela Alonso, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) y médica del Servicio de Dermatología del Hospital de Clínicas. Refirió que, en este caso, lo más común que suele verse en la práctica diaria tiene que ver con el uso de productos como cremas, champús o maquillajes que “quizá fueron fabricados con ingredientes de dudosa procedencia o sin reglas de conservación” de parte de las empresas que elaboran o comercializan.
“Lo más frecuente son las reacciones alérgicas, que pueden ser locales, donde se usa el producto, o a distancia”, explicó. En este segundo caso, puso como ejemplo el esmalte de uñas, que pueden causar alergia en párpados, cuello u otra parte de la cara que se haya tocado con las manos. También mencionó el champú, que en general no produce una reacción en el cuero cabelludo. sino en el cuello o la cara por donde escurre al utilizarlo.
Sobre los protectores solares y los repelentes hizo una observación especial, al marcar la consecuencia que puede tener un producto que no brinde la protección esperada.
“En estos casos es más grave”, remarcó la dermatóloga. “Vi muchos pacientes con quemaduras por usar protectores vencidos y que no se podía saber quién o qué empresa los había elaborado –continuó–. Si hablamos de los repelentes contra mosquitos, ahora que viene el verano, también es grave porque su uso, dado el caso, podría hasta causar un aumento de casos de dengue si no brindan protección. Es importante valorar estos riesgos en cuanto a la salud por utilizar productos que no están siendo testeados o autorizados por las autoridades a cargo de los controles y, por lo tanto, pueden aumentar la vulnerabilidad a los efectos adversos”.

Alonso aconsejó que, ante cualquier duda, lo mejor es acudir a un dermatólogo para guiar en la selección de este tipo de artículos o, si se llegara a aparecer un efecto no deseado, tratarlo. “Se trata de estar un poco más alerta a lo que se compra porque hay a la venta productos, a veces que responden a modas o que están atrayendo a menores de edad, que no se sabe quién los reguló ni qué contienen. Es ser un poco más críticos y selectivos sobre lo que coloca sobre la piel o el cuerpo, como con los alimentos”, recomendó.
En ascenso
El aumento detectado en la oferta atraviesa todos los segmentos, pero especialmente el de bajo costo e incluye desde labiales, rubores, productos para el pelo o fragancias hasta jabones, repelentes y protectores por fuera del circuito habitual de compra, ya sea presencial u online.
Ante esa tendencia, se activaron oficialmente al menos dos mesas de trabajo. La primera fue a partir de la solicitud de intervención que hizo la cámara a la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (Anmat), la autoridad regulatoria en la materia. Eso abrió la posibilidad de trabajar con la Subsecretaría de Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial, en el Ministerio de Economía, que releva la venta al público, como así también de actualizar las capacitaciones a personal policial, de la Gendarmería y la Prefectura en la identificación de productos que se elaboran, comercializan o ingresan al país de manera irregular. En esa mesa se documentaron los más de 40.000 productos decomisados en los dos últimos meses en el país.
A la par, a través de la Unión Industrial Argentina (UIA), este problema se trata en la mesa de trabajo sobre contrabando con el Ministerio de Seguridad y Aduana. “Está empezando a preocupar la llegada de productos válidos en su composición, pero que no ingresan de manera regular, con los tributos aduaneros, las declaraciones ante las autoridades regulatorias ni el control de trazabilidad exigido desde los insumos y materias primas para su elaboración hasta la góndola. En esos casos, nadie se hace responsable y, si la empresa que los produce en el exterior tiene presencial local, le causa perjuicios graves”, explicó el director ejecutivo de la CAPA.
También se están dando ingresos de productos cosméticos del exterior que no se declaran como tales, de acuerdo con las investigaciones que se comparten en esas mesas de trabajo.
Víctor Fontán es ingeniero químico y gerente de Asuntos Técnicos, Regulatorios y de Gobierno de la CAPA. Participa de esas mesas de trabajo. “Esto siempre existió, pero el incremento que tuvo localmente en los últimos años es impresionante”, evaluó.

En diálogo con LA NACION, explicó que con un producto irregular o “trucho” el riesgo está en que los ingredientes o materias primas que se usan no son necesariamente las que están permitidas en listados internacionales a los que adhiere la Argentina. Otro problema sobre el que también volvió es la ausencia de eficacia en productos que se ofrecen para brindar algún tipo de protección o de precauciones con los alergenos en fragancias que se ofrecen sin el listado de ingredientes que permitiría a un consumidor advertir el riesgo y no comprarlas si es alérgico o sensible. “Un producto irregular no lo aclara”, detalló Fontán.
“El riesgo de los productos debidamente inscriptos es bajo y las medidas de seguridad que se toman durante la elaboración y pruebas son justamente para no llegar a esas consecuencias. El cosmético, a diferencia de otros productos regulados, no puede tener riesgo sobre beneficio, sino que tiene que estar totalmente medido y acotado”, aclaró.
Las mesas de trabajo impulsan que los elaboradores que no reúnan los requisitos para la producción, comercialización e importación exigidas empiecen a hacerlo. Tienen que ver con pruebas de seguridad, eficacia y estabilidad, entre otras, de acuerdo con el tipo de producto. “No es algo extremadamente complejo”, calificó Rodríguez.
Existen unos 300 elaboradores habilitados localmente en el sector, además de importadores o exportadores. “Todo el desarrollo de la ciencia cosmética y la regulación sanitaria en el mundo se hace buscando que el producto sea seguro. Cualquier desvío implica un riesgo”, ampliaron desde la CAPA, que está difundiendo un instructivo simple para que la población sepa qué datos revisar. “El control sanitario hay que sostenerlo en la industria y los datos del elaborador y la formulación deben figurar en los rótulos, por más pequeño que sea un producto. La información tiene que estar disponible”, sostuvo Rodríguez.
Como se dijo, en muchos de esos productos se puede ver un rótulo con ingredientes, direcciones y datos de contacto que no necesariamente son reales. Para comprobar si el elaborador o importador está debidamente inscripto, se puede consultar la base de datos pública de la Anmat acá con 533 establecimientos habilitados.
10 datos que deben estar visibles
- Nombre del titular, elaborador o importador responsable del producto
- País de origen
- Número de legajo y referencia a la Resolución 155/98 que identifica la inscripción en la Anmat y el cumplimiento de las normas vigentes
- Marca, nombre y tipo de producto (qué es y para qué sirve)
- Número de lote o partida (se utiliza para la trazabilidad del producto)
- Fecha de validez (indica hasta cuándo el producto mantiene sus propiedades)
- Datos de contacto con el área de atención al consumidor
- Ingredientes (se utilizan los nombres universales de las sustancias definidos en el código internacional para cosméticos)
- Contenido neto
- Modo de uso
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