Filmaciones cada vez más requeridas por la Justicia
Su uso como prueba está avalado por la jurisprudencia y el Código Procesal
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Existe un acuerdo unánime en la justicia penal: las filmaciones de delitos, si bien no abundan, se erigen en la estrella de todas las pruebas, cuando el origen de esas imágenes incriminatorias es indubitado y con ellas no se violan garantías constitucionales.
Su carácter como elemento probatorio objetivo, sobre todo si el origen de la filmación es público, está avalado por la jurisprudencia a partir de numerosos fallos de Casación. Y su aceptación y legalidad, por cuestiones procesales, como la "libertad probatoria" que le da validez a cualquier elemento para constituirse como prueba.
Así lo explicaron jueces y fiscales de los fueros criminales y correccionales consultados por La Nacion, quienes señalaron que la inclusión de filmaciones, si bien son cada vez más comunes, en número no superan el 3 por ciento de las causas penales.
"No es usual que los delitos queden filmados -señalaron fuentes calificadas-, a pesar de la profusión de cámaras públicas y privadas que hoy monitorean la ciudad de Buenos Aires. Pero sí es común que jueces y fiscales adjunten y examinen grabaciones previas a un delito, si las hay, para esclarecer o identificar a los autores de un hecho."
Sólo el Centro de Monitoreo Urbano (CMU) de la Policía Metropolitana recibe 50 oficios diarios de la justicia penal con requerimientos de filmaciones puntuales para lugares y fechas precisas.
Seriada la imagen del presunto autor de la agresión antisemita (ver aparte), ahora es el turno de la fiscalía criminal de instrucción de identificar y encontrar al sospechoso. "Una prueba de esas características para una lesión agravada por el odio racial o religioso es más que bienvenida", según refirieron fuentes judiciales.
"Si se filma a alguien cometiendo un homicidio, para un juez la prueba es clarísima; yo no necesito más", afirmó un camarista con 30 años en el Poder Judicial. "Hemos confirmado un procesamiento por homicidio a partir de la identificación de la vestimenta de un sospechoso", graficó.
Más que un testigo
Según el criminólogo y fiscal de cámara Gabriel Nardiello, "las filmaciones, la mayoría de las veces, terminan siendo más valoradas que las propias declaraciones testimoniales: "Es que suelen tener un menor tinte de subjetividad que el relato que produce un testigo, que además de su propio sesgo, entra en juego la subjetividad de quien lo interpreta. En los hechos, pocos elementos cuentan con tan alto valor documental para saber, aunque sea parcialmente, qué pasó o quiénes intervinieron que una filmación", dijo Nardiello.
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