La ética de una expresión que apuesta por lograr la igualdad
Madrid.- Algunas representantes del movimiento feminista están divulgando ahora las palabras "sororidad" y "sororas", tal vez a partir del inglés sorority. El significante "sororidad" fue usado cuatro veces por Unamuno en La tía Tula (1925). En una de esas ocasiones escribía: "No es lo mismo, ni mucho menos, lo paternal y lo maternal, ni la paternidad y la maternidad", y por tanto "es extraño que junto a 'fraternal' y 'fraternidad', de frater, hermano, no tengamos 'sororal' y 'sororidad', de soror, hermana". La defendía para cubrir una carencia léxica: "Sororidad fue la de la admirable Antígona, que sufrió martirio por amor a su hermano Polinices".
Sorority, del que parecen venir los usos de "sororas" y "sororidad", lo define el diccionario Collins como "hermandad de mujeres" , pero se aplicaba a movimientos impulsados hace años por estudiantes en universidades de Estados Unidos para recoger donaciones mediante fiestas y otros actos.
La antropóloga mexicana Marcela Lagarde usó, en 1989, "sororidad" desde una perspectiva feminista para designar la solidaridad entre las mujeres que luchan por sus derechos. Y con ese sentido aparecerá en 2002 en un libro de varias autoras panameñas y en el ensayo Malas, de la exministra del PSOE Carmen Alborch, que menciona 19 veces la "sororidad" para explicar su significado (citando como referencia a Lagarde).
Tenemos tres enfoques: el de Unamuno, que buscaba un concepto simétrico a "fraternidad"; el de las universidades norteamericanas que alumbraban sororities como grupos caritativos (a la vez que de diversión); y el del feminismo actual, que quizás toma la palabra del inglés, pero con un significado distinto. Desde el punto de vista morfológico, "sororidad" procede de soror, "hermana" en latín. Esa sororidad tiene sin embargo unos límites éticos, como señala Alborch citando a Amelia Valcárcel. La solidaridad por encima de antipatías no significa que a las mujeres haya de parecerles bien todo lo que las otras hagan. Se trata de que "sororidad" no se equipare con el grito mediante el que todo legionario debe apoyar al compañero que se halle en un conflicto, tenga razón o no. Esa, tal vez, sea la clave para que millones de hablantes interpreten como positivo, y no corporativista, este vocablo relacionado con la lucha por la igualdad.
©El País SL
Alex Grijelmo
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