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Los cortes de cada asado pueden variar, en algunos se come directo de la tabla,en otros se incluyen ensaladas de todos los colores , pero algo se repite: el chorizo y la morcilla de la entrada. El famoso matrimonio de la parrilla sale primero y tiene que cumplir. A continuación, algunos consejos para ganarse a los invitados en el primer set.
"Lo ideal es que sea de corteza crocante y de poca miga", opina Diego Moyano, chef de La Cabaña en Puerto Madero. La descripción parece reflejar bien el espíritu del pan francés, ese que casi todos servimos con el asado. Hay otros que van bien como el pan de campo, pero este suele tener más miga que el recomendable.

Un chimi casero no tiene nada que ver con ese envasado que venden en el supermercado. El segundo puede venir bien en una emergencia, pero conviene ser previsores. Esta típica salsa es sencilla de preparar pero requiere un tiempo de reposo de al menos una semana. Hay que calentar vinagre de alcohol y agregarle ají molido, orégano, provenzal, pimentón, aceite neutro, sal y pimienta. Esta es la versión suave. Los que gusten de las experiencias potentes pueden agregarle ají picante antes de dejarlo para que tome sabor.
El otro condimento famoso se puede preparar en el momento con vegetales frescos. Se corta en cubos muy pequeños morrones, tomate, cebolla y ajo. Se le agrega vinagre de alcohol, aceite de maíz, sal, pimienta y laurel. Va muy bien fresca pero no dura tanto como el chimi así que es mejor hacer lo que se va a comer en el asado.
Si bien algunos disfrutamos del contraste de algo ácido con la morcilla suave y muchos restaurantes ahora la sirven en preparaciones complejas, Moyano dice que lo tradicional es comerla sola. "Principalmente por su sabor especial y su textura cremosa", explica el parrillero.




