Quién era Nicolás Benedetti, el montañista argentino que murió en los Alpes
El hombre tenía 53 años y vivía en la ciudad de Bariloche; era un reconocido guía y esquiador
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PARA LA NACIONPaz García Pastormerlo
SAN CARLOS DE BARILOCHE.— Este viernes un grupo de rescatistas italianos halló, tras más de dos días de reiterados intentos, el cuerpo de Nicolás Benedetti, el hombre de 53 años que se accidentó y murió el miércoles mientras hacía parapente en Mont Blanc, en los Alpes europeos.
Benedetti era guía de montaña, esquiador y estaba radicado en la ciudad de Bariloche. Había viajado a Francia con dos amigos guías; los tres se tiraron de parapente para dar la vuelta a Mont Blanc. Sin embargo, la víctima se desvió e impactó sobre un peñón (un pico de una elevación natural y rocosa), por lo que falleció en el acto a raíz del golpe.
“Se fue en su salsa”, dicen y confían quienes conocieron y compartieron distintos momentos con Nicolás Benedetti.
Benedetti, de 53 años, nació en Mar del Plata pero vivía desde hace muchos años cerca del km 13 en Bariloche. “Tenía mil títulos”, cuentan sus allegados: era guía UIAGM (Unión Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña), guía de alta montaña AAGM (Asociación Argentina de Guías de Montaña), guía de escalada en roca, guía de esquí de montaña y guía de trekking en cordillera.
También se perfeccionaba desde hace años en el vuelo en parapente. En su reciente incursión por los Alpes, buscaba dar la vuelta en parapente al Mont Blanc, ubicado a 4800 metros sobre el nivel del mar. La montaña se encuentra entre la ciudad francesa de Chamonix y la localidad italiana de Courmayeur.
Según trascendió, el accidente ocurrió cuando Benedetti volaba en parapente y una ráfaga de viento lo desvió. Eso provocó que se estrellara contra un peñón (un pico de una elevación natural y rocosa) de un sector de difícil acceso entre Francia e Italia. Luego de que se reportara su desaparición, los rescatistas tardaron dos días en recuperar el cuerpo.
“Nico era tremendo personaje. Siempre a fondo, hacía de todo. Lo que empezaba, lo hacía con todo. Era un ‘máquina’, como suele decirse en el mundo de los escaladores y montañistas. Era biólogo, surfista, bombero. Practicaba yoga. Tenía mucha energía y la transmitía”, contó a LA NACION un escalador local que lo conoció. Benedetti tenía tres hijos y había montado un murito de escalada en Bariloche.
Sus amigos le decían “Delbo”, ese era su apodo: surgió porque se decía que “estaba del bonete”, siempre con ganas de hacer cosas nuevas. “Siempre ahí, empujando, sonriendo y metiéndole fuerte a lo que hicieras. Pasión, amistad y compromiso nunca faltaban en tu día a día. Subir un monte, escalar fuerte, esquiar, volar, trabajar, ser papá. Todo con la misma pasión y al límite del entendimiento”, escribieron sus colegas del Centro Andino Buenos Aires.
Y sumaron, en un posteo dedicado al escalador: “Nos enseñaste, nos marcaste un camino, siempre mostrando que se puede ir más alto y más difícil, sin perder la sonrisa o el respeto y con un infinito amor por la montaña”.
Otro amigo que lo conoció en Mar del Plata y que compartió con él su primera cumbre en el Fitz Roy cuenta que Benedetti “era un motivador, tenía mucho empuje y fue un vanguardista”.
Agregó que de chico se fue a vivir con su familia suiza y volvió a Mar del Plata trayendo consigo las nuevas formas de escalar que se estaban dando en Europa: “La escalada deportiva y el alpinismo evolucionaron gracias a todo lo que él aportó. Después empezó a escalar montañas grandes y todos nosotros, los de Mar del Plata que luego nos fuimos a vivir a la Patagonia, fuimos detrás de él. Fue un pionero”.
Benedetti realizó múltiples expediciones, ascensiones y apertura de vías de escalada en la Argentina y otros países. También era un gran surfista. Sus amigos recuerdan un gran viaje que hizo por Perú en 1999, donde surfeó casi toda la costa pacífica.
Su pasión por el parapente también estuvo vinculada con su personalidad vanguardista, alineada con lo que estaba ocurriendo en el mundo de la escalada y el alpinismo, que en los últimos años viró hacia los vuelos desde las cumbres. “Vivió tres veces, hizo de todo”, cierra uno de sus amigos.
Perfil en redes
Era biólogo, constructor, practicante de Ashtanga yoga desde hace 15 años y hablaba español, inglés, francés e italiano.
En la década de 1990 comenzó a especializarse en rutas de esquí de travesía, escalada en rosa y hielo, entre otros cursos técnicos, indicó el medio local. Durante su carrera, hizo el ascenso al Cerro Torre (ubicado en la Patagonia, en la frontera entre la Argentina y Chile) y al Monte Fitz Roy (Santa Cruz) al menos tres veces.
Tenía un perfil en la plataforma Explore-Share y se definía como “apasionado desde niño por la escalada y el surf”, y pionero en actividades de montaña en la región.
Por otro lado, en su cuenta de Instagram subía fotos y videos de sus viajes y senderos por la montaña, así como a bordo de parapentes y excursiones con amigos, siempre en la nieve o a grandes alturas.
El accidente
La intención de Benedetti era dar la vuelta en parapente al Mont Blanc, ubicado a 4800 metros sobre el nivel del mar. La montaña se encuentra entre ciudad francesa de Chamonix y la localidad italiana de Courmayeur.
Nahuel Campitelli, jefe de comisión de auxilio del Club Andino de Bariloche, viajó con él y también se tiró en parapente el día del accidente. Según su testimonio, el montañista “no logró aterrizar a tiempo y siguió volando” hasta que se encontró con “un terreno complejo y el viento lo zarandeó”. Destacó además que la temporada de verano en los Alpes se caracteriza por los vientos impredecibles.
En tanto, reveló que de un momento al otro no pudo localizarlo y que él no respondía a su radio. Tras la alerta que dio a las autoridades, un grupo de rescatistas italianos rastreó su teléfono por satélite.
La comisión investigadora localizó tanto su cuerpo y el parapente, pero el peñón donde se accidentó el hombre de 53 años es de difícil acceso y con condiciones meteorológicas adversas.
Recién este viernes las autoridades pudieron llegar a él con un helicóptero para retirar su cuerpo, que estaba a 4100 metros de altura.
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