Tras el reclamo de los vecinos del Delta, Edenor dice que “en los próximos días será restituido el servicio”, aunque no da fechas precisas
Cientos de habitantes de las islas se manifestaron ayer sobre el río Tigre para exigir que se restablezca el suministro eléctrico que perdieron hace dos semanas, tras el temporal del pasado 17 de diciembre
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No será una fiesta la llegada del nuevo año para decenas de vecinos del Delta. Sin luz desde hace dos semanas, agobiados por la escasez de agua potable y bebidas frías al alcance de sus mesas, para muchos habitantes de las islas no se tratará de una fecha para recordar entre sonrisas. En las últimas horas, y tras el reclamo desesperado de los damnificados, la empresa Edenor dijo que “si las condiciones climáticas lo permiten y no surgen inconvenientes adicionales, en los próximos días la totalidad de los habitantes del Delta contarán con suministro nuevamente”, aunque no dio fechas precisas. Según la compañía, hay actualmente 4078 clientes de la zona sin suministro eléctrico.
En el mediodía del sábado, cientos de personas se movilizaron en sus lanchas y botes hasta la estación pluvial del municipio de Tigre para hacer visible su desesperación: no tienen luz desde aquella tormenta de inusitada violencia, que tuvo lugar el domingo 17 de diciembre y que afectó a gran parte de la provincia de Buenos Aires.
“El inédito y severo temporal de viento y lluvia, con especial foco en el Delta, provocó daños de una magnitud jamás vista. Las primeras estimaciones señalan que la emergencia demandará alrededor de 12.000 millones de pesos para devolver las instalaciones a su estado normal”, indicó la concesionaria Edenor a través de un comunicado de prensa.
”En el Delta viven unas 15 mil personas. No tenemos el dato exacto, pero un 60% aproximadamente debe estar afectado”, estimó ayer a la agencia Télam el isleño Daniel Bracamonte, quien sostuvo que “la situación empeoró porque ayer hubo una sudestada y se volvió a cortar la luz en varios lugares”.
Como pueden, con lo que tienen al alcance de sus manos, los habitantes del Delta que aún permanecen a oscuras intentan llevar su vida con la mayor “normalidad” posible. Se bañan, pero en las aguas de los arroyos que se mueven entre las islas. Cenan, pero lo hacen a la luz de las velas. Consumen bebidas frías, pero compradas en el momento porque no tienen dónde mantenerlas refrigeradas.
Uno de los ingresos económicos más importantes para la zona es el turismo, con el alquiler de casas y cabañas. Vanesa Rivera y su familia debieron cancelar las reservas que ya tenían en sus tres propiedades porque no pueden ofrecerle los servicios. No solo significa para ellos la pérdida de un ingreso financiero, sino que quedan expuestos a la buena voluntad de los futuros arrendatarios.
“Sigue todo igual”, dice hoy la mujer en diálogo con LA NACION. Está como resignada. Cuida con especial atención a su padre Héctor, de 86 años, que está sufriendo, como todos, la falta de luz ante el calor incipiente del verano que suele afectar a las personas de mayor edad.
Hay vecinos insulinodependientes que precisan de la energía eléctrica. “Dependo de una bomba de insulina. Gracias a que tenemos un grupo electrógeno podemos mantenernos”, contó a la agencia Télam Liliana Minatta, quien hace 46 años vive en el Delta con su marido e hijos. Estos días sin suministro, muchas de las y los isleños se sostienen gracias a la solidaridad de sus vecinos.”Prendemos el grupo electrógeno tres horas a la mañana y tres horas a la noche. Con eso podemos ayudar a los vecinos a que carguen sus celulares, a que tengan algunos elementos fríos”, relató la mujer.
El miércoles pasado se conformó un comité de crisis en la que participan el gerente técnico de Edenor, funcionarios del municipio de Tigre y vecinos de la isla. ”Acordamos tener un centro de evacuación, que ya está armado porque si esto continúa. No sabemos si hoy van a trabajar las cuadrillas, estamos exigiendo que vuelvan a trabajar porque el agua ya bajó”, contaron los vecinos.
En su comunicado a los medios, Edenor detalló las consecuencias que tuvo la tormenta con ráfagas de viento que en algunos casos superaron los 120 km/h en el área del Delta: se cayeron 299 postes de luz; 501 árboles fueron derribados sobre la red de media tensión; y hubo 90 líneas áreas de media tensión cortadas, dispersas en una extensión aproximada de 60 kilómetros.
“A las condiciones hasta aquí mencionadas debe sumarse que en los días posteriores al 17 de diciembre se produjeron crecidas del río, lo cual impidió el normal desarrollo de los trabajos. Ante esta situación, se debieron realizar cortes de energía preventivos por razones de seguridad a pedido de Defensa Civil en la zona lindera a las Islas, del lado del continente. Habitualmente, posterior a la bajada del río, se debe esperar entre dos y tres días a que la zona se vuelva operable para retomar las tareas”, fue la explicación que dio la concesionaria sobre los retrasos en los trabajos.
La empresa indicó que se realizó una relevamiento aéreo por las islas, debido a la imposibilidad de acceder con facilidad con vehículos, para relevar los daños provocados por el temporal.