En una jornada organizada por Prestige Auto, periodistas especializados pusieron a prueba tres modelos AMG de Mercedes Benz en el Autódromo Roberto Mouras; cómo fue su comportamiento en el circuito
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Las siglas AMG provienen de Aufrecht, Melcher y Großaspach, los apellidos de sus dos fundadores (Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcher) y la ciudad natal del primero (Großaspach). Nació como un taller independiente dedicado a preparar motores para competición y con el tiempo se integró formalmente al grupo como su brazo de performance.
Con el tiempo, la firma evolucionó hasta ser considerada una de las divisiones deportivas más importantes del mundo y, para revalidar esa postura, es que se llevan a cabo las “AMG Experience” en todo el mundo.
En esta oportunidad, Prestige Auto, representante en la Argentina de Mercedes-Benz, organizó un encuentro en el Autódromo Roberto José Mouras, en la ciudad de La Plata, para poner a prueba la línea deportiva de la marca de lujo.
Antes de rodar en el asfalto para dar inicio al evento, los pilotos Diego Azar y Otto Fritzler, quienes en 2026 debutarán como representantes oficiales de Prestige Auto Racing Team en el Turismo Carretera, fueron los encargados de la introducción.
Frente a un esquema del trazado explicaron a LA NACION la numeración de cada curva y repasaron conceptos básicos de manejo: anticipación, puntos de frenado señalizados con conos y formas óptimas de encarar cada viraje. La presentación permitió preparar a los asistentes para el ritmo de la pista antes de tomar contacto con los vehículos.

El primer turno estuvo dedicado al AMG C 43 4MATIC, un modelo equipado con un motor de cuatro cilindros y 2.0 litros que desarrolla 421 CV a 6750 revoluciones por minuto y 500 Nm de torque a 5000 rpm, con la asistencia de un turbo eléctrico derivado de las innovaciones del grupo en la Fórmula 1. Su tecnología MHEV junto a la transmisión AMG SPEEDSHIFT MCT 9G otorgan una respuesta inmediata. Tiene una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos.
En el circuito el modelo exhibió un comportamiento sólido, apoyado en la tracción integral AMG Performance 4MATIC y la suspensión adaptativa AMG Ride Control. El eje trasero direccional contribuyó a una sensación de agilidad inusual para lo que uno acostumbra en un sedán de estas dimensiones. El C43 se comportó como un vehículo ideal para el reconocimiento del trazado: predecible, equilibrado y preciso en cada curva.
El segundo vehículo en pista fue el AMG GLC 43 4MATIC Coupé, que comparte la configuración mecánica del sedán pero la interpreta desde un formato SUV. Como es de esperar por una cuestión de altura y masa, el modelo no tiene el mismo comportamiento en frenadas y apoyos, pero no por eso se sintió inestable.
El comportamiento dejó en evidencia el trabajo de la ingeniería del máximo nivel para reducir las inercias típicas del segmento, sobre todo si se las compara con vehículos conocidos del segmento. En las rectas, los más de 400 caballos y su aceleración de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos se hicieron notar.
Estas dos primeras vueltas en los vehículos mencionados permitieron a los invitados familiarizarse con el circuito y explorar las reacciones de los vehículos bajo condiciones de uso intensivo, todo para luego pasar a una tercera vuelta definitiva que marcaría su tiempo personal.
La experiencia culminó con el AMG CLE 53 4MATIC+ Coupé, el modelo de 449 CV desde las 5800 rpm hasta las 6100, gracias a su motor de seis cilindros en línea de 3.0 litros y tecnología MHEV. Logra alcanzar los 100 km/h desde la detención total en 4,2 segundos.
Su paquete AMG Dynamic Plus incorpora Modo Race y Modo Drift, gracias a su tracción integral 4MATIC+ (que a diferencia de la convencional es completamente variable, lo que significa que puede enviar el 100% del torque al eje trasero o repartirlo en tiempo real hacia donde sea necesario). La transmisión AMG SPEEDSHIFT TCT 9G completa un conjunto diseñado para exprimir cada metro del circuito.
Durante la prueba, cada uno de los asistentes fueron acompañados por Diego Azar, quien indicó puntos de frenado, trazadas ideales y momentos precisos de aceleración, en la búsqueda que cada conductor explorara el potencial del vehículo bajo guía profesional.
Durante la vuelta en el AMG CLE 53 4MATIC+ Coupé, el tramo más esperado de la jornada, la experiencia adquirió otra dimensión. Antes de salir, Azar repasó indicaciones precisas: la importancia de confiar en la capacidad de frenado del vehículo, mantener las manos en la posición “9:15” sobre el volante y evitar la rigidez en los brazos para no perder sensibilidad en los apoyos. Insistió también en que la frenada en pista no sigue la lógica progresiva que solemos tener en la calle: aquí se frena a fondo, con decisión, y luego se libera la presión para volver a acelerar con contundencia.
A bordo, la postura de conducción se encontró de manera inmediata gracias a los múltiples ajustes electrónicos. El habitáculo transmitió una sensación envolvente de tecnología: una cabina dominada por comandos, volante multifunción y una pantalla vertical capaz de modificar hasta los parámetros más finos de manejo. Los característicos cinturones rojos completaron la ambientación deportiva antes de girar en pista.
La vuelta comenzó con una aceleración plena desde la salida de boxes hasta la primera recta. A pesar de los casi 450 caballos y del impacto inicial, dentro del habitáculo la percepción fue sorprendentemente controlada, comparable a la de un vehículo generalista a velocidades estándar.
Esa dualidad —la velocidad altísima por fuera y la serenidad por dentro— marcó el tono de toda la experiencia. El CLE 53 combinó adrenalina y seguridad en partes iguales: mientras el tablero exhibía valores propios de un deportivo extremo y las curvas recordaban los riesgos naturales del circuito, el chasis transmitía estabilidad, sin dar margen a la incertidumbre.

Azar realizó correcciones puntuales durante el recorrido: relajar aún más el cuerpo para permitir que el vehículo comunicara mejor sus reacciones, ajustar los tiempos entre la frenada máxima y la reapertura del acelerador y animarse a retrasar unos metros el punto de frenado, siempre dentro del margen seguro que ofrece una experiencia para aquellos que no son profesionales.
Esos segundos —y esos metros— marcan la diferencia entre una vuelta estándar y la que realiza un profesional. Cada participante recibió al finalizar la jornada una hoja con el trazado en el que se encontraba un gráfico comparativo entre su rendimiento en cada metro contra el de Otto Fritzler.
El cierre llegó con un torrente de adrenalina y un breve silencio necesario para procesar la intensidad del recorrido. La sensación general entre los participantes fue compartida: el CLE 53 ofreció una muestra contundente de lo que puede hacer un deportivo moderno en circuito y dejó instalada una idea inmediata e irresistible de querer volver a subirse para intentar hacerlo todavía mejor.
La precisión detrás del rendimiento: la Flying Clinic AMG
Además de la actividad en pista, el evento incluyó la Flying Clinic AMG, una clínica de servicio liderada por Frank Ballweg, ingeniero alemán con más de 30 años de trayectoria en la compañía y los últimos 18 especializado en la división deportiva. Ballweg viaja por distintos países asesorando a clientes seleccionados y profundizando en las configuraciones avanzadas de cada modelo.
En esta demostración, el especialista explicó los modos de conducción del AMG CLE 53 4MATIC+ Coupé y mostró cómo es posible ajustar parámetros finos del vehículo —desde la respuesta del acelerador hasta la rigidez de la suspensión o la gestión del sistema de escape— para adaptar el comportamiento al estilo y uso de cada conductor.
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