Mantiene las cualidades que lo ubicaron como referente entre los crossover: comodidad, confort de marcha y una mecánica muy confiable y eficiente
Cuando se presentó en 1996, el Subaru Outback aparecía como la versión rural del Legacy (de hecho, se llamaba Legacy Outback). Sin embargo, en 1999 la marca japonesa decidió darle una identidad propia y convertirlo en un vehículo que mezcla las características propias de un sedán con la comodidad y prestaciones de un SUV sin llegar a serlo; lo que se dice un crossover puro. En esta su quinta generación, llega como siempre importado de Japón, trae mejoras de equipamiento y se ofrece en dos versiones: 3.6R con motor de 6 cilindros y 3600 cc y 2.5i AWD CVT Limited ES con impulsor de 4 cilindros, que probamos.
El Outback tiene un diseño bien tradicional pero que por eso no deja de ser atractivo y moderno. Lo mismo sucede con el interior, en el que sobresale la gran calidad de materiales y terminaciones y el nivel de equipamiento que incluye climatizador dual, pantalla táctil de 8", conectividad por Bluetooth, cámara de retroceso, tapizados en cuero, techo panorámico, barras de techo y hasta un sistema de audio Harman-Kardon con 12 parlantes. Lo notable, como es habitual en este modelo, es su enorme espacio interior gracias al cual todos los pasajeros viajan con una sobrada comodidad (las plazas traseras se reclinan). Además, es realmente sencillo encontrar la posición de manejo ya que cuenta con butacas de regulación electrónica con dos memorias y 10 posiciones y el volante tiene doble ajuste (altura y profundidad).
Pero la nota más destacada de este nuevo Outback es la incorporación del EyeSight, sistema que monitorea permanentemente el camino frente al vehículo gracias a unas cámaras situadas entre el parabrisas y el espejo retrovisor, y que va reconociendo las situaciones de conducción potencialmente peligrosas y brinda asistencia para reducir riesgos, como por ejemplo, el frenado previo a la colisión (cuando un vehículo se detiene imprevistamente adelante se activan automáticamente los frenos), el control crucero adaptativo (va regulando la velocidad de acuerdo con la posición del móvil de adelante), la advertencia de salida involuntaria del carril, y demás. A esto suma un completísimo pack de elementos de seguridad que incluye el llamado X-Mode (optimiza la respuesta de la tracción en las superficies más resbaladizas y en las pendientes al actuar sobre los cambios, el motor y los frenos para asegurar la máxima adherencia), frenos con discos ventilados en las cuatro ruedas y ABS y EBD, control de estabilidad, 7 airbags, fijaciones Isofix y más.
La mecánica es otro punto alto. Cuenta con un motor boxer naftero de 4 cilindros y 2.5 L que entrega 175 CV a 5800 rpm, con un torque de 24 kgm a 4000 rpm, que se acopla a una caja automática CVT de 6 cambios preprogramados con levas al volante. Es un conjunto confiable, de excelente respuesta cuando se lo exige, que si bien estira un poco las dos primeras marchas para aprovechar el torque, luego se mantiene en un régimen realmente bajo, lo cual redunda en una muy buena eficiencia pese a su alta cilindrada: en ciudad consume en promedio 8,7 L/100 km, mientras que en ruta a 120 km/h (trabaja apenas a 1200 rpm) esa cifra baja hasta los 6,7 L/100 km. En cuanto a performance, acelera de 0 a 100 km/h en 10 s, alcanza una velocidad máxima de 198 km/h.
Por supuesto, y como es habitual en Subaru, tiene tracción integral permanente simétrica (SAWD) al que le suma un distribuidor electrónico de torque, que, por ejemplo, hace que en curvas veloces se frenen un poco las ruedas interiores para de esa manera evitar que se produzcan desplazamientos indeseados y otorgando así mayor estabilidad al vehículo. Son sistemas muy probados por la marca y que funcionan a la perfección tanto cuando se usa en ruta como cuando se incursiona fuera de pista, respondiendo de manera convincente en todos los terrenos.
Entonces, la ventaja de contar con un motor boxer (elimina vibraciones y baja el centro de gravedad al tener el peso concentrado más abajo), el sistema de suspensiones renovado (en las traseras se incorporó una doble bandeja con barra estabilizadora), la dirección firme y precisa y los controles de tracción y torque, hacen que el confort de marcha de este Outback sea excepcional: sin oscilaciones ni movimientos nocivos y de una estabilidad y aplomo notables. Y con una aislación acústica impresionante (el motor no se escucha desde el interior).
Hay pocos vehículos del estilo del Outback en nuestro mercado. Con un precio de US$49.900 (tiene un descuento de US$7000), es sin dudas una opción a considerar seriamente cuando lo que se busca es versatilidad y comodidad sin caer en un SUV.