Forma parte de la flamante generación JL que mantiene la esencia histórica del mítico Willys y la serie CJ, sumándole aún más capacidad off-road, confort, seguridad y performance de estos tiempos
Parece que hubiesen pasado siglos desde el verano último. Sin embargo, dejó varios modelos bajo el radar. En especial, un ícono del off-road como el Jeep Wrangler, heredero directo del linaje iniciado por el inconfundible Willys en la Segunda Guerra Mundial.
Un linaje que siguió con los jeeps civiles de posguerra, comenzando con el CJ-2A (1945-1949), CJ-3A (1949-1953), CJ-3B (1953-1968), CJ-5 (1955-1983), CJ-6 (1956-1975) y CJ-7 (1976-1986), hasta que adoptó el nombre de Wrangler (desde 1987). Llega ahora la generación JL que reemplaza a la JK con una íntegra revisión del modelo, que es así completamente nuevo.
El Jeep Wrangler JL 2020 está a la venta en nuestro país en tres versiones: Rubicon de 2 puertas (US$101.500) y Sahara Unlimited (US$107.100) y Rubicon Unlimited (US$ 109.200), ambos de 4 puertas. Los precios son altísimos; pero, no se salvan de ningún impuesto.
¿Qué tiene de nuevo? Casi todo, aunque a primera vista no lo parezca. Si empezamos por su estética, puede decirse que es el mismo Wrangler de siempre. Es cierto, la personalidad no se cambia, pero la apariencia sí; por lo tanto, este nuevo Jeep Wrangler JL tiene un restyling con onda retro, con la mirada puesta en generaciones pretéritas, en especial la CJ-5 (nuestro Jeep IKA). Esto se nota en la parrilla con las clásicas siete ranuras más anchas y con las dos exteriores curvadas (al estilo del CJ-5 / IKA) para dar espacio a los faros incrustados y redondos, como marca la tradición, y con un halo exterior de luces DRL. El paragolpes plástico también es nuevo; sobresale más y tiene un tallado que aloja las luces antiniebla. En los laterales, la cintura es algo más baja, lo que permitió agrandar las áreas vidriadas (y mejorar la visibilidad), además de nuevas llantas diamantadas. Atrás, las ópticas (todas las luces son LED) siguen inveteradamente cuadradas; completa el estilo la rueda de auxilio en el portón de dos partes: la inferior con apertura lateral y la luneta rebatible hacia arriba en forma independiente.
El diseño es más funcional que nunca: puertas (de aluminio de alta resistencia) removibles, techo que se desarma por paneles adelante y atrás del arco antivuelco y parabrisas rebatible, que en este Wrangler JL está algo más inclinado para mejorar la aerodinámica. Además, las formas no son caprichosas, los ángulos off-road mandan en la silueta y no tienen par; así, el Wrangler Rubicon Unlimited tiene un ángulo de ataque de 4 4°, el de salida es de 37° y el ventral de 27,8°, a lo que suma un despeje de 246 mm y una altura de vadeo de 762 mm.
En el interior nada queda de los rústicos Jeep de antaño. Este Wrangler JL tiene materiales, terminaciones y equipamiento premium. El diseño también mantiene la esencia original del modelo, pero lógicamente con elementos modernos, como el amplio tablero con dos grandes instrumentos esféricos que enmarcan un amplio display central TFT de 7" (que exhibe más de 100 visualizaciones), la pantalla táctil de 8,4" para la cuarta generación del sistema multimedia Uconnect de FCA, con una interfaz mejor, más rapidez y mayor resolución gráfica, además de los protocolos de conexión Apple CarPlay y Android Auto. Debajo queda el climatizador automático bizona y una bahía de comandos entre los que están los switch elevacristales (hay que acostumbrarse a esa ubicación, pero no se puede poner en las puertas) y la tecla de bloqueo de los diferenciales delantero y trasero. En la consola central, con detalles metálicos, quedan la selectora de marchas, la palanca de la caja de transferencia (sistema Rock-Track con modos 2H –simple–, 4H –4x4 alta– permanente, 4H Part Time y 4L (Low o baja), con una reducción de 4:1) y el freno de mano. Además, tiene 75 elementos de seguridad, entre pasiva y activa.
El Jeep Wrangler es un todoterreno 4x4 de pura cepa. Y por si le hacía falta, esta versión incluye nuevos y mejorados elementos para enfrentar cualquier tipo de terreno. Todo el tren de fuerza (motor y transmisión) más la electrónica está pensada para el off-road más extremo.
El Jeep Wrangler Rubicon Unlimited, igual que el resto de la gama, monta el conocido motor naftero Pentastar V6 3.6 L aspirado de Chrysler que, con sistema de variación de válvulas (24) y sistema Start&Stop para ahorrar combustible en las detenciones, entrega una potencia de 285 CV a 6400 rpm y un torque de 353 Nm (36 kgm) a 4800 rpm. Se combina ahora con una nueva caja de velocidades automática ZF de 8 marchas de óptimo funcionamiento, que se asocia a un extraordinario sistema de tracción para pasar por cualquier lado (y no es metafórico).
Con esta mecánica y un peso de 2631 kg, acelera de 0 a 100 km/h en 8 s y de 0 a 1000 m en 31 s, mientras que recupera de 80 a 120 km/h en 5,3 s. Nada mal para un vehículo pensado para andar fuera del asfalto. Cabe acotar que los neumáticos con que está equipado tienen grandes tacos, muy aptos para el barro y las piedras, pero no tanto para el asfalto o superficies como la arena. ¿Y el consumo? Es un vehículo norteamericano (Toledo, Ohio), por lo tanto es alto: unos 14 L/100 km en ciudad y 12 L/100 km en ruta a 120 km/h.
Lo cierto es que 75 años después, el Jeep mantiene su esencia y sigue siendo un verdadero "tanque" capaz de pasar por lugares imposibles. Simplemente, un ícono indestructible.
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