A los 74 años, murió la filósofa Nora Rabotnikof, referente de la teoría de la democracia
Autora de ensayos sobre pensamiento político, sociología y espacio público, se destacó como investigadora y profesora en México, donde residía desde hacía décadas
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Este lunes, en Ciudad de México, murió a los 74 años la filósofa y profesora argentina Nora Rabotnikof Maskivker. Había nacido en Buenos Aires el 16 de julio de 1950. En 1974, obtuvo el grado de profesora en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires y, en 1985, se graduó como maestra en Sociología en la Pontificia Universidad Católica del Perú con la tesis Max Weber: desencanto, política y democracia, que se publicó en 1989 en la editorial del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En la UNAM obtuvo el grado de doctora en Filosofía con la tesis El espacio público: caracterizaciones y expectativas. Debió exiliarse del país con sus dos hijos, Emiliano y Paula, tras el golpe de Estado de 1976.
Desde 1986, integró como académica el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM en el área de filosofía política. Fue responsable del proyecto de investigación “Espacio público y comunicación política”, en colaboración con el Instituto de Investigaciones Sociales y participó en los proyectos de investigación colectivos “La filosofía política en el siglo XX: historia y teoría” y “Régimen democrático y concepciones de la política” con Ambrosio Velasco y Corina Yturbe. Abordó de manera crítica teorías sociales y políticas, así como también la realidad latinoamericana, en La tenacidad de la política (en colaboración con Ambrosio Velasco y Corina Yturbe) y En busca del pasado perdido (con María Inés Mudrovcic).

Era miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores de México. En 2005, dio a conocer el recomendable ensayo En busca de un lugar común: el espacio público en la teoría política contemporánea. En 2022 recibió el premio Raíces concedido por el Ministerio de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación (Secretaría desde 2024) a científicos que residían en el exterior por sus contribuciones al fortalecimiento de la ciencia pública nacional. Tradujo obras claves del pensamiento contemporáneo, como El origen de la dialéctica negativa, de la investigadora estadounidense Susan Buck-Morss que pidió que Rabotnikof también tradujera Dialéctica de la mirada: Walter Benjamin y la dialéctica de los pasajes.
Lamento mucho la muerte de la filósofa argenmex Nora Rabotnikof, quien trabajó largo tiempo en el @UNAM_IIFs y que fue distinguida hace un par de años con el premio "Raíces". pic.twitter.com/MFjccVOYDx
— Héctor Orestes Aguilar (@HectorOAguilar) March 11, 2025
“Formé parte de una generación de estudiantes que conocimos a Nora Rabotnikof en 1997, cuando llegamos a México a realizar el doctorado en Ciencia Política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) -dice a LA NACION la investigadora del Conicet y profesora Cecilia Lesgart-. Ella coordinaba el seminario ‘Política, cultura y sociedad’ en donde un grupo de doctorandos de diversos países discutíamos nuestras tesis. Nora tenía un juicio punzante sobre el mundo en general y sobre nuestros proyectos en particular, pero era generosa al ofrecernos distintas formas de acercarnos a las investigaciones. Su profunda formación en teoría política y social, su interrogación crítica de teorías y conceptos y su gran inteligencia fueron una poderosa herramienta que puso a nuestra disposición. Además, se animaba a innovar, invitaba a académicos externos al doctorado y a actores ajenos al mundo intelectual para abrir debates que lograba conducir. Si bien era dueña de una agudeza teórica especial, usaba la teoría política y social heterodoxamente, es decir que no era una repetidora de autores y de conceptos, aunque los conocía de manera precisa. Esto le permitía elaborar argumentos críticos sobre el mundo político, del que tenía una mirada no moralista ni normativa. Todo esto ocurría dentro de la Flacso, pero también en su casa de Coyoacán”.
“Nora tenía una sensibilidad especial con la Argentina y preguntas cruciales sobre las modulaciones que habían adquirido las teorizaciones sobre la democracia -sigue Lesgart-. Me legó muchas pasiones: la semántica conceptual, la heterodoxia en el trabajo con la teoría política, la lectura de Reinhart Koselleck y la incomodidad con lo que escribo. La última vez que nos vimos, en enero, resumí en una frase de Mafalda lo que ambas pensábamos del momento político actual: ‘Por favor, paren el mundo que me quiero bajar’. Una frase algo naíf para una realista en política”.
Rabotnikof enseñó en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de la República (en Uruguay), Flacso y la UNAM. Integraba el comité editorial de la Revista Internacional de Filosofía Política. En los últimos años, razonaba sobre la “civilización tecnovirtual”, como definió al presente.
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