“De todo menos light”: los 40 años del Rojas, celebrados con artistas que definieron una era
El centro cultural de la UBA conmemora sus cuatro décadas con una muestra integrada por obras de la colección de Gustavo Bruzzone; incluye la presentación de un libro sobre el arte de los 90 y un homenaje a Jorge Gumier Maier
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“Todo empezó acá”, dice el juez y coleccionista Gustavo Bruzzone mientras posa para el fotógrafo de LA NACION en una de las salas del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas. A su lado cuelga Larenitas, una lata de galletitas intervenida por Benito Laren en 1987, su obra preferida de la muestra que se inaugurará el viernes. Formará parte de una programación interdisciplinaria que comenzó a principios de año para celebrar las cuatro décadas de esta institución dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que contribuyó a cambiar la forma de concebir el arte en nuestro país.
Si bien fue creada en septiembre de 1984, meses después del retorno de la democracia en la Argentina, su célebre galería dirigida por Jorge Gumier Maier nació un lustro más tarde, tras la renuncia de Raúl Alfonsín en plena hiperinflación y los saqueos a supermercados. Durante la década siguiente, marcaría un hito que se extendió hasta comienzos del nuevo milenio y que inspiró mucho de lo que ocurrió en la escena local desde entonces.
“Recuerdo esa época con mucha nostalgia”, dice Bruzzone, a cuya colección pertenecen las más de cincuenta obras exhibidas. Entre ellas, algunas de las fotografías de la hoy famosa serie Pop Latino que le compró a Marcos López en su primera muestra en el Rojas; un disco de vinilo intervenido por Marcelo Pombo; un sensual Morocho pintado por Marcia Schvartz en 1990; un paisaje bucólico de Pablo Suárez; una remera estampada con la frase “Yo tengo Sida” por Roberto Jacoby y Kiwi Sainz, y varios retratos de artistas amigos realizados por Alberto Goldenstein.
Con una pequeña filmadora Canon con cassette, Bruzzone comenzó a registrar a comienzos de los 90 una escena creativa que apelaba a materiales baratos y de uso cotidiano -desde palanganas hasta cajas de jugo- para crear piezas en las que predominaba el valor de la experiencia estética, la introspección y lo intuitivo sobre el discurso político. “Yo quería aprender qué había sido del arte argentino pero en ese momento todo estaba cambiando -agrega-. Los 90 fueron un vector, como una ola que sigue hasta el presente”.
“El de los noventa fue un arte que propuso sus resistencias, amores y padecimientos sin resentimiento”, señala Fabián Lebenglik en el libro Arte argentino de los años noventa (Adriana Hidalgo Editora), concebido por él y Bruzzone, que se presentará el sábado en el marco de esta muestra. “Y vio surgir, como pocas veces durante la historia del arte argentino del siglo XX hasta ese momento, artistas que no provenían de la clases medias y altas, para reivindicar gustos, procedencias, libertad de orientaciones sexuales; materiales, colores, combinaciones, ornamentos y diseños de origen plebeyo”.
“El modelo de artista implícito en este tipo de producción apareció como una reacción a la idea de ‘artista de los ochenta’”, sostiene unas páginas más adelante Inés Katzenstein. La actual curadora de Arte Latinoamericano del MoMA recuerda allí que el término “light” para caracterizar esta tendencia, usado por el crítico Jorge López Anaya para caracterizar la tendencia en las páginas de LA NACION, “fue rápidamente apropiado por los artistas en el debate organizado en 1993 en el Rojas”. “Era una discusión acerca de la función del arte en la sociedad contemporánea –explica-: acerca de si el arte debe o no ejercerse con un sentido de responsabilidad hacia la realidad, acerca de si debe ser algo más allá de sí mismo”.
“Fue de todo menos light”, sostiene en tanto Lebenglik, que acompañó la producción de esta generación desde sus artículos, reseñas y entrevistas en Página/12. “El arte de los noventa fue el último gran relato artístico –agrega en la introducción-, porque luego vino la explosión de las redes sociales, que trajeron la fragmentación, el imperio del autobombo, los egosistemas y las autoconsagraciones, para dar paso a múltiples y paradójicas utopías individuales y realidades paralelas”.
Según Bruzzone, “la potencia de eso que algunos ligera y confusamente llaman ‘arte light en la Argentina de los noventa’ todavía debe ser analizada más profundamente, artista por artista, casi obra por obra, pero no debemos renegar de su capacidad de provocación porque ha sido generador de provechosas discusiones que, incluso desde la descalificación, han hecho más visible un fenómeno”.
Lo que nadie discute es el rol que tuvo en esta nueva manera de ver el mundo Gumier Maier, artista y curador que dirigió la galería del Rojas desde su creación en 1989 hasta 1996, y de nuevo en 2003. A tal punto que tiene su homenaje en la exposición, integrado por material de archivo que incluye filmaciones de Bruzzone y un par de obras. Su trabajo, opina Katzenstein, “fue crucial para el relevo generacional: supuso la incorporación al mundo del arte de una nueva generación de artistas, que desde su punto de vista compartían una similar originalidad, autenticidad e individualidad”.
Fallecido en 2021, Gumier Maier dejó su testimonio entre los muchos reunidos en el libro. “Mi mirada siempre fue de artista –aclara-. Así me acerco a la obra de arte: abierto y sin saber muy bien por qué me gusta”. Daniela Zattara, coordinadora general de Cultura del Rojas y curadora de esta muestra, suma ahora el propio: “En estas salas impregnadas de historia y posibilidad, el arte argentino sigue escribiendo su historia imperfecta, siempre en movimiento, siempre en creación, recordándonos el valor de la libertad y la democracia en la expresión artística”.
Para agendar:
40 años de Artes Visuales en el Rojas, en Av. Corrientes 2038. Desde el viernes 13 a las 19 hasta el 16 de octubre, de lunes a sábados de 10 a 20, con entrada gratis.
-Sábado 14/9 a las 18: presentación del libro Arte argentino de los años noventa (Adriana Hidalgo Editora), de Fabián Lebenglik y Gustavo Bruzzone
-Sábado 21/9 a las 18: presentación del libro Pablo Bolaños. La gráfica del Rojas 1986-1994 (Editorial Carona)
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