Milei-perro, Netanyahu-Chucky y “líderes-rata”: la infiltración de un artista en el Salón Oval del Museo de Cera
El chileno-argentino Nicolás Miranda intervino en Madrid con una instalación efímera titulada “Child’s Play”, en la que transformó figuras de líderes políticos; la acción duró media hora y no fue advertida por nadie en la institución
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Durante unos treinta minutos, las salas del Museo de Cera de Madrid se convirtieron en escenario de una intervención inesperada. El artista Nicolás Miranda -chileno pero con DNI argentino, ya que vivió 12 años en San Telmo- colocó varias esculturas hiperrealistas en una sala del museo en un gesto que combinó apropiación visual, ironía política y acción performática.
La irrupción ocurrió ayer en la sala que recrea el Salón Oval de la Casa Blanca, donde las figuras de Donald Trump, Melania Trump y Barack Obama reciben al público. En ese escenario, Miranda y su equipo incorporaron nuevos personajes, como si formaran parte de un séquito: un muñeco Chucky con el rostro del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, un perro salchicha con la cara del presidente argentino Javier Milei —que a su vez sostiene entre las patas a un cachorro más pequeño, identificado por el artista como Conan—, y miniaturas de Isabel Díaz Ayuso (presidenta de la Comunidad de Madrid), José Luis Martínez-Almeida (alcalde de la capital española) y Santiago Abascal (líder del partido de ultraderecha Vox) convertidas en ratas. Según explicó Miranda, la intervención busca reflejar “la decadencia occidental contemporánea” a través de la representación de distintos líderes políticos.
La obra, titulada Child’s Play —nombre original en inglés de la película de terror protagonizada por el muñeco asesino—, permaneció expuesta el tiempo justo para ser fotografiada y filmada antes de desaparecer. Según el artista, la intervención fue planificada: “Investigamos el museo, las cámaras, el sistema de vigilancia, todo. Fuimos cinco personas, pagamos la entrada, entramos con mochilas y colocamos las piezas en el despacho. En media hora armamos y desarmamos todo sin problemas”, contó en diálogo con LA NACIÓN. “Nos llevamos las esculturas porque no queríamos tener conflictos legales después. Nadie del museo advirtió nada, estaba casi vacío, con pocos turistas”.
La acción se originó a partir de una invitación del colectivo internacional Uncommissioned, que convoca a artistas a realizar intervenciones sin permiso en espacios públicos. “Les presenté cuatro proyectos, pero cuando puse la figura de Netanyahu me lo dieron de baja. Eso me dio más ganas de hacerlo”, explicó Miranda. Su modo de trabajo, dice, se apoya en la idea de usar la forma existente para leerla de otra manera: “Me gusta reutilizar lo que ya está hecho. Me acoplo a la dinámica visual del espacio, utilizo la fuerza del otro para reconfigurarla”.
La instalación aprovechó la estética oficial del museo, un ámbito dedicado a representar figuras del poder político y mediático, para introducir una lectura distinta a través del contraste. “A mí me importa la acción en los espacios, provocar algo. Todo acto es político, pero no me interesa lo panfletario”, señaló Miranda. “Uno de mis referentes en ese sentido es Capusotto. Poner algo donde no va, como en este caso, es jugar con la paradoja. Eso nos salva”.
Las imágenes captadas por el grupo muestran al muñeco Netanyahu-Chucky sentado frente al escritorio presidencial, rodeado por las figuras originales del museo y acompañado por los personajes en miniatura. Desde lejos, la escena parecía coherente con el decorado. “Nos acoplamos al entorno visual del museo. Queríamos que las piezas pasaran desapercibidas unos minutos, que convivieran con el resto”, contó el artista.
El registro fotográfico y en video se convirtió en la única huella material de la obra, pensada desde el comienzo como acción efímera. Según informó el artista, la intervención duró unos veinte a treinta minutos y fue retirada sin que el personal del museo interviniera. Desde la institución, hasta el momento, no hubo comunicados ni denuncias.
Miranda había realizado anteriormente otras acciones de este tipo. En 2023, instaló en Puerta del Sol una escultura del rey Juan Carlos I sosteniendo una escopeta, también retirada pocas horas después. Su trabajo, que combina humor y crítica simbólica, suele moverse entre los límites del arte urbano y la performance. “Me interesa meter la parte que falta para terminar el trabajo y generar una relectura. No me fijo en el mensaje, me fijo en el acto”, afirmó.
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