Punta Lara, historia en blanco y negro de un balneario sensual y accesible
En su nueva publicación, Ataúlfo Pérez Aznar reúne 114 imágenes tomadas en el paraje ribereño a lo largo de cuatro décadas; “No pido permiso a la gente cuando le saco fotos”, dice
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Esta tarde, a las 18.30, en la Asociación de Docentes de la Universidad de La Plata (calle 6 al 592, entre 43 y 44), el fotógrafo, editor, investigador y docente Ataúlfo Pérez Aznar presenta su fotolibro Punta Lara (CFC, $85.000), de 160 páginas y 114 fotos en blanco y negro tomadas en el popular balneario de la localidad de Ensenada, ubicado a unos quince kilómetros de la capital de la provincia de Buenos Aires, entre 1982 y los primeros años del siglo XXI. El volumen incluye un prólogo Ana Julia Sorgentini, prefacio de Marcos López, bibliobiografía de Pérez Aznar y un texto de contratapa de Silvia Mangialardi. Los tres son reconocidos colegas de Pérez Aznar, director del Centro de Fotografía Contemporánea.
“Durante todo el año, pero mayormente en épocas primaverales y veraniegas, Punta Lara se constituye en el lugar de esparcimiento elegido principalmente por los sectores populares de la ciudad de La Plata, Ensenada y sur del Gran Buenos Aires”, señala Sorgentini. La zona ribereña del Río de la Plata es un pequeño paraíso -ventoso, sensual y accesible- para la clase trabajadora.
“A mí me gustan las fotos de Ataúlfo -revela López en el prefacio-. Me gusta el ‘error’ compositivo que se permite dentro del cuadrado de seis por seis. Lo siento necesario. Verdadero. Su técnica está en el exacto punto que la imagen necesita. Sus blancos quemados y sus negros pasados de negro. Es una frase hecha y no me importa: el arte de la periferia necesita tener en su esencia la textura del sonido de una banda de rock de garaje. Pero también debe tener otros ingredientes mágicos, con el mismo tono de error, de desafinación”. Además de la composición estética, las fotos de Pérez Aznar contienen mucha información cultural y “sociológica”.
En las imágenes, familias “motorizadas”, grupos de jóvenes con equipos de mate y botellas de cerveza, pescadores, chicos que juegan a la sombra o en las aguas del Río de la Plata, adultos que leen o descansan en reposeras y parejas de enamorados (de todas las edades) protagonizan escenas que Henri Cartier-Bresson o Dorothea Lange hubieran elogiado.
Punta Lara forma parte de un proyecto que incluye las imágenes de Mar del Plata: ¿infierno o paraíso?, donde la mayoría de los protagonistas son de clase media, y de otras series de fotos tomadas en balnearios chic. Hasta las playas elegidas para darse un chapuzón están determinadas por la clase social y la ideología. Las fotos de Pérez Aznar dejan ver una impronta personal, “confrontándonos como espectadores a su visión de la vida, sin darnos chance a lecturas ingenuas, acríticas o superficiales e invitándonos siempre a una íntima reflexión”, observa Sorgentini.
“Soy de La Plata y en los años 80, con los nenes chiquitos, yendo de un lado a otro, no podía sacar fotos en la ciudad -recuerda Pérez Aznar en diálogo con LA NACION-. Entonces, fue surgiendo de a poco que, al ir a tomar mate los fines de semana a Punta Lara, empecé a sacar una foto y luego otra, y a finales de la década de 1980, con un cuerpo interesante de imágenes, le metí más energía a ese proyecto. Empecé a cubrir el balneario en distintos momentos”.
Además de fotógrafo, Pérez Aznar es profesor de Geografía graduado de la Universidad Nacional de La Plata, donde también estudió Historia y Antropología Cultural. “En invierno, la zona convoca a pescadores que van más a mojar la caña que a pescar, a pasar el tiempo, y a parejas; en el verano cambia la fisonomía porque viene toda la gente del sur del conurbano en micros fuera de línea, en camiones. En la cuadra avisan que vienen, se le cobra un poco a cada uno y cargan mesas y sillas de plástico. La gente acampa en Punta Lara de sábado a domingo. En los últimos años, las autoridades les hacen estacionar los micros en un playón. Pero las costumbres populares se imponen y, más allá de esas limitaciones, la fisonomía sigue siendo la misma: familias numerosas, jóvenes, adolescentes que vienen a pasar el tiempo, cada uno con su propia música, y a pesar de que a veces el clima se pone intenso, no hay conflictos”.
Mientras tanto, desarrollaba su trabajo sobre Mar del Plata. “Terminé el libro Mar del Plata: ¿infierno o paraíso?, que me falta publicar; Mar del Plata es la expresión de la clase media argentina, en cierta medida, mientras que Punta Lara es de los sectores más bajos, económicamente hablando -cuenta Pérez Aznar-. Pensaba hacer los argentinos en Punta del Este y en Miami durante el menemismo, pero no lo pude encarar. Punta Lara reúne casi cuarenta años de trabajo, aunque las fotos engañan, porque los modelos de los autos de la gente son en algunos casos de los años setenta, pero muchas fotos son del dos mil y pico. Hay una fuerte presencia de los autos emblemáticos: Citroën, Renault 4, Renault 12, Falcon”.
Un rasgo clave de las fotos de Pérez Aznar es la cercanía que mantiene con las personas retratadas. “No pido permiso a la gente le cuando saco fotos porque considero que ya no sería la imagen que me interesó sino la que las personas están dispuestas a dar -asegura-. Cada uno tiene muy estudiada su propia imagen, sobre todo ahora con las cámaras de los celulares. El fotógrafo se tiene que valer de distintas estrategias y actitudes; yo uso un visor de cintura que me permite sacar fotos sin que la gente advierta el momento preciso en que lo hago. No pido permiso, pero quiero que adviertan que son fotografiados y se establezca un vínculo visual. El fotógrafo tiene que mantener el dominio de la toma”.
También hay muchas fotos de personas de espaldas. “No hay que moverse con esquemas preestablecidos, pero sí tratar de mantener el control de la escena -remarca-. Me interesa el instante preciso que determina el fotógrafo a través del vínculo visual con el personaje: la mirada es lo más fuerte”.
La edición -así como la curaduría- es clave en su modo de trabajar. “Les doy sentido a las fotos a través de la edición. Estas fotos forman parte de otros trabajos que hice a lo largo de los años”. Todavía le quedan varios libros inéditos. “Tengo diez en proceso, como uno de fotos de Brasil y otro sobre la provincia de Misiones”.
El volumen, de 23,5 x 30 cm, de tapa dura con sobrecubierta y papel ilustración, se lanza en tiradas limitadas. “Eso lo encarece un poco, pero hoy es imposible hacer una tirada grande -afirma-. De unos años a esta parte, por la crisis económica, no solamente yo sino todos los fotógrafos argentinos estamos haciendo este tipo de tiradas chicas y vamos reimprimiendo a demanda”. Punta Lara se consigue en el CFC y en las librerías de la galería Arte x Arte (Lavalleja 1062) y de la Fundación Larivière (Caboto 564).

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