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Juan Román Riquelme, vicepresidente segundo de Boca, vivió el Superclásico desde su palco en la Bombonera como vivía los partidos desde el campo de juego: con las emociones a flor de piel, mucha intensidad y análisis del juego

Ya se lo había visto, en lo que fue una gran iniciativa del club, tener como invitados a referentes del rival de turno, como Ricardo Enrique Bochini, cuando el xeneize recibió a Independiente, por ejemplo.

Pero en el 1 a 1 con River, por la quinta fecha de la Copa de la Liga Profesional, el resto de las butacas fueron ocupadas por ex compañeros, que hoy tienen sus funciones dentro del club y parte de sus allegados más cercanos.
Estuvo el integrante del Consejo de Fútbol Jorge Bermúdez, como también los entrenadores de Inferiores Antonio Barijho y Pablo Ledesma, y Leandro Gracián, actual ayudante de campo de Walter Erviti en Atlanta.
De su familia, sus hermanos Cristian y Diego, su hijo Agustín y su yerno, Juan Cruz, novio de Florencia, la hija mayor del ex 10 de Boca.
Se comentaron jugadas entre ellos, algunas veces con gestos ampulosos y otras veces tapándose la boca para que las cámaras no puedan espiar sus palabras. Así vivieron el partido, incluso, con las manos del último enganche sobre su rostro, sufriente por lo incierto que fue el juego hasta el final.




