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BELO HORIZONTE.- Las horas previas toman temperatura. El clásico del fútbol sudamericano se calienta con acciones que hacen recordar a la Copa Libertadores. La mañana del gran partido contra Brasil arrancó demasiado temprano para la selección argentina. Mucho más de lo previsto, incluso. Eran las 6.30, la hora de la salida del sol, cuando de pronto se activaron los relojes despertadores en las habitaciones de algunos jugadores del plantel. No es que había futbolistas con deseos de desayunar temprano en el hotel Radisson Blu, ubicado en Savassi. No, lo que pasó, según reconocieron integrantes de la delegación, es algo que escapó a la planificación: nadie, a esta hora, puede aseverar a quién se le ocurrió la idea. Pero miran con desconfianza hacia el staff del hotel.

La pequeña historia fue la culminación de otra que había empezado a la medianoche. Desde ese momento, y con intervalos de 20 minutos, empezaron a sonar bombas de estruendo en las inmediaciones de la rua Lavras, donde está la entrada principal del hotel. Se escucharon hasta las 4 de la mañana. Y los autores de ese acto no tuvieron filtro a la hora de dar a conocer lo sucedido: presumieron de las bombas de estruendo en sus cuentas de Instagram.

Después, vinieron esas dos horas y media de silencio, hasta que los ringtones de los despertadores dijeron buen día. Resulta automático relacionar los dos episodios con viejas historias de la Libertadores, cuando los hinchas locales se organizaban para incomodar a los jugadores rivales la noche anterior al partido.

