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Diez heridos, entre ellos, tres policías, fue el saldo del enfrentamiento ocurrido en la tribuna popular local del estadio Centenario, en Quilmes, en otro sangrien-to capítulo por manejar la barra brava del club. Fue antes del comienzo del partido que All Boys ganó por 2-1.
Si falla el operativo policial no es un tema nuestro, nosotros cumplimos con lo que pide Aprevide (Andrés Meiszner, vicepresidente de Quilmes)
Los siete hinchas lesionados fueron trasladados al Hospital Isidoro Iriarte, de esa localidad. Cinco de ellos tenían heridas de arma blanca. El comisario José Jaule sufrió lesiones leves, mientras que también quedaron lastimados un integrante de la Gendarmería que intervino para dispersar a los violentos y otro efectivo.
"Los heridos tienen entre 18 y 42 años. Un par de ellos requirió una cirugía menor. Hay heridas punzantes y traumatismos cerrados. Todos están fuera de peligro inmediato. No hay ningún fallecido", informó el doctor Félix Cerrillo, del Hospital Iriarte. El médico ya había pedido que se reforzara la seguridad del centro asisten-cial, ante el temor por un remezón de los incidentes.
El rumor estaba instalado. La banda de Los Álamos, históricamente dirigida por Osvaldo "Dedo" Becerra, ex dueño del paraavalanchas de Quilmes, histórico responsable de las pintadas del Frente para la Victoria en el distrito y de vínculos con Aníbal Fernández, senador nacional y presidente del club, pretendía retomar la tribuna en la tarde de ayer. "Su grupo llegó bien temprano. Quisieron madrugar a la barra oficial", contaron fuentes vinculadas con la investigación. Uno de los líderes del grupo era Mario, uno de los hijos de "Dedo", que terminó herido en el hospital Iriarte.
La barra oficial suele llegar sobre la hora del partido. Sabe que, como ninguno de sus integrantes tiene derecho de admisión, no hay problemas para ingresar rápido y no perderse una sola jugada de Quilmes. Cuando quisieron tomar su lugar en la tribuna se encontraron con una sorpresa: el corazón de la hinchada ya estaba ocupado. Faltaban pocos minutos para las 19...
Lo que siguió fue una batalla campal. La gente de Los Álamos estaba en evidente inferioridad numérica ("Eran 100 contra tres", relataron testigos de los hechos). Los violentos apelaron a todo: facas improvisadas,cuchillos, piedras y hasta cajones de cerveza como escudos. Cuando no había armas a mano, la historia se definía a puro golpe.

Un hincha se desplomó, producto de las heridas recibidas, y fue salva-jemente golpeado. Sería Mario Bece-rra, uno de los hijos de "Dedo". Golpes, golpes y más golpes. Hasta que un grupo de alrededor de 12 policías intervino para intentar controlar la situación. La pelea continuó afuera de la tribuna, en plena calle. Hubo otros seis hinchas heridos, todos trasladados en ambulancia. A última hora se supo que las fuerzas de seguridad de-tuvieron a tres hinchas.
¿El enfrentamiento pudo haber-se evitado? Desde que se prohibió la presencia de hinchas visitantes, la policía vio limitado su campo de acción. Antes, se guiaba por rumores o antecedentes violentos en partidos de alto riesgo. "Ahora no se puede hacer nada de inteligencia por un tema legal. Como ahora el tema es interno de cada barra, la única manera de prevenirlo es con infiltrados que cuenten lo que va a pasar", relató una fuente al tanto de los operativos de seguridad en los partidos de fútbol.
"Si falla el operativo policial no es un tema nuestro, nosotros cumplimos con lo que pide Aprevide. En el estadio hay cámaras, espero que sirvan para identificar. Nosotros nos vamos a defender porque pagamos 72hs. antes el servicio. Si hay una sanción que sea para el operativo", se quejó Andrés Meiszner, vicepresidente 1ro de Quilmes, en FM Sur.

La barra brava de Quilmes vive en guerra desde fines de 2010, cuando "Dedo" Becerra perdió el mando a manos de la facción de El Monte, enfrentamiento de por medio. "Acá había una Dedocracia. Nos juntamos las agrupaciones de hinchas y los sa-camos a las piñas. Y no lastimamos a nadie", dijo sobre el hecho Carlos de Godoy, vocero de la barra oficial, en una entrevista al diario Olé. Allí tam-bién blanqueó el apoyo de la dirigen-cia del club, encabezada por Aníbal Fernández.
En abril de 2012 la barra volvió a ser noticia. La muerte de Moisés Fernández, hijo de José María Fernández, histórico ladero de "Dedo" y su her-mano Héctor (alias "Marciano"), fue el pretexto para que la banda de Los Álamos hiciera el velorio en la mismí-sima cancha –irrumpieron a la fuerza– y prometiera recuperar la tribu-na. La escena se repitió en noviembre, cuando murió otro hijo de José María Fernández, que se llamaba igual que su padre. Esta vez, el club autorizó el cortejo fúnebre, que volvió a realizar-se en plena cancha. Hubo un cotillón peculiar: tiros al aire en pleno partido de Reserva entre el equipo Cervecero y Unión, de Santa Fe, que debió sus-penderse unos minutos.


