Eduardo Domínguez: "Queremos cambiar esta historia de que Huracán nació para sufrir"

Enloquecido como el hincha que es, Antonio Mohamed deja por un segundo el habano para grabar un video con su celular, para conservar para siempre esa alegría desbordante que le provoca el Huracán finalista. No quiere hablar ni que le interrumpan el momento delicioso. "¿Si está para campeón? Todavía falta?", alcanza a decir. Lo está disfrutando.

"Sabemos que todavía falta", coincide con él Eduardo Domínguez. No es la única coincidencia que tiene con Mohamed. Ambos vistieron la casaca blanca del Globo bordado antes de pasar a dirigir el equipo, sólo que en el caso del actual técnico el cambio de rol fue inmediato: lleva apenas 100 días como entrenador de Huracán; el 15 de agosto jugó su último partido, el 18 asumió el cargo tras la renuncia de Néstor Apuzzo, y el 23 ya dirigía al equipo.

"Cuando uno consigue cosas, después parece que es fácil lograrlo, pero nos costó mucho llegar a adónde estamos hoy", resume el conductor, que conoce bastante bien de adentro la malaria quemera. Con Patricio Toranzo, con Chiche Arano que es suplente, es de los pocos sobrevivientes del Huracán de Angel Cappa que perdió aquella recordada final con Vélez en el cierre del Clausura 2009. Domínguez ya dejó atrás aquel gol que le anularon injustamente en ese partido, pero no deja de reconocer cuánto esfuerzo le tomó escalar esta empinada cuesta para quedar a dos pasitos de la cima. A dos partidos del primer título internacional en los 107 años de vida del club de Parque Patricios.

"Muchos dicen que éste es el momento más importante de la vida del club, pero tampoco vamos a cargarnos la mochila de todos los años en el que el club no ha ganado títulos", repone Domínguez. "Queremos ser mejores. Queremos ser los mejores. Para eso, como en la semifinal, necesitamos estar a la altura de las circunstancias. Si fuimos más o menos que River? El que pasó a la final fue Huracán".

Pasó, finalmente, cabalgando sobre la angustia, una característica que parece formar parte del ADN del sufrido club de la avenida Caseros. "Queremos cambiar toda esa historia de que Huracán nació para sufrir. Pero, ¡qué bueno que es sufrir de esta manera, ¿no? Pasando a una final internacional. Así sí quiero sufrir...", asegura Domínguez, negociando el alcance de su particular masoquismo. "Queremos cambiar la mentalidad. Es difícil, pero estamos en un camino en el que creemos, y vamos en busca de eso".

La apuesta de Domínguez no fue sólo de carácter anímico, para renovar el aire del plantel. Se metió de lleno con el funcionamiento, aplicando desde afuera lo que veía en el campo. Rearmó la defensa, hizo retroceder el centro de gravedad del equipo y se apoyó incondicionalmente en la potencia física y la picardía de Ábila para sacar a Huracán adelante. El equipo sigue invicto en ocho partidos en la Copa Sudamericana, con cinco victorias y tres empates, 14 goles a favor y sólo cinco en contra.

"El equipo tiene que terminar de crecer como tal. Siempre va a haber detalles de funcionamiento para mejorar. Con respecto a lo que pasó contra River, tenemos que saber cerrar mejor los espacios, porque nos hicieron dos golazos; es necesario que seamos más inteligentes. Pero esa es otra de las facetas interesantes de seguir adelante: cuantos más partidos de esta clase tengamos que afrontar, contaremos con mejores oportunidades para corregir errores".

Las oportunidades ya están encima: el miércoles próximo en el Tomás A.Ducó, y el miércoles 9 de diciembre, en El Campín de Bogotá, contra el Independiente Santa Fe, que dirige el uruguayo Gerardo Pelusso. En Patricios saben que falta. Especialmente porque ya no se conforman con esto.

tb