El contraataque de All Boys tras los incidentes: aseguró que cumplió con todo lo que le pidieron las autoridades

El día después de los incidentes en los alrededores de la cancha de All Boys , el club de Floresta ensayó su defensa mediante una conferencia de prensa. Mientras, la investigación continuó con las indagatorias a los tres detenidos, acusados de "atentado y resistencia a la autoridad, lesiones y daño agravado". El fiscal porteño Juan Ernesto Rozas, además, les inició una causa a los directivos del club por presunta "omisión de recaudos" en la organización del partido jugado el martes por la Primera B Metropolitana, con victoria de Atlanta por 3-2.

Además de afrontar la apertura de este nuevo expediente, la comisión directiva que encabeza Fabián Aguirre escuchó cómo el ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, la emprendió contra el club: "All Boys jugará sin público durante mucho tiempo", dijo el funcionario en TN. Y añadió: "Hasta que termine este año, seguro. Y probablemente todo el año que viene también". En la madrugada de ayer, el club había puesto a disposición de la Policía de la Ciudad el listado con la información y las fotografías de todos los socios. El objetivo de la fuerza de seguridad es individualizar a los hinchas que están filmados en los incidentes. Ocampo aseguró que con ellos "habrá tolerancia cero: no volverán a ingresar a las canchas de fútbol".

A las 19.30, la comisión directiva del club dio su versión de los hechos. Y apuntó contra la ineficiencia del operativo policial. Fue en el polideportivo, porque el estadio fue clausurado horas después de los incidentes. "Los hechos no sucedieron en el club ni los propició la comisión directiva", aseguró el abogado de la institución, Héctor Rosenblat. "Cumplimos con todos los deberes y los efectivos que nos pidieron. No sé dónde está la responsabilidad del club. No podemos ir más allá de nuestras fuerzas ni controlar lo que pasa en la calle", argumentó.

El operativo policial deja varias dudas. Hay quienes se preguntan si realmente había la cantidad de efectivos que ameritaba un partido de esta naturaleza, que hacía diez años que no se disputaba. "No descartamos que lo que pasó haya sido a propósito, pero tampoco lo afirmamos. Nosotros nos preguntamos por qué había tan pocos efectivos", indagó el abogado del club en un tramo de la conferencia de prensa.

Otras dudas: ¿por qué había solo un grupo de infantería, integrado por apenas ocho efectivos?, y ¿por qué, si la Policía de la Ciudad tiene el sistema de reconocimiento facial, ahora necesita el listado de los socios para identificar a los que provocaron por los incidentes? Evidentemente, la tecnología no se usó. O falló.

El argumento de All Boys para defenderse fue que los episodios violentos ocurrieron fuera del estadio Islas Malvinas. Quienes estaban dentro, incluidos los integrantes de la delegación de Atlanta, resultaron ilesos. Esa explicación, además, podría servirle para no recibir sanciones deportivas en la AFA: el Reglamento de Transgresiones y Penas solo establece un castigo deportivo (quita de puntos) si los disturbios se producen en el interior del estadio. Si ocurren afuera, todo se arregla con una multa económica, más allá de lo que decida el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño, que maneja Ocampo.

Los próximos pasos prevén una posible apelación de la clausura por parte del club, lo que permitiría la continuidad de las otras actividades deportivas que allí se realizan, más allá del fútbol. Además, la Justicia puede avanzar en la identificación de los hinchas involucrados en los desmanes, y usar los datos de las declaraciones de los detenidos para ubicar a los responsables. Quedará, también, tiempo para auditar el operativo policial. Y definir si fue exitoso o se trató de un fracaso. Las imágenes hablan por sí solas: la violencia volvió a adueñarse del fútbol.