El estigma de ser segundo: Héctor Cúper quiere romper la maldición de las finales
El entrenador argentino perdió cuatro en España y una en Grecia; hoy, con Egipto, va por la Copa África vs. Camerún
“Espero ganar algún día una final, no he tenido mucha suerte con ellas”, confesó el miércoles pasado Héctor Cúper . Apenas habían transcurrido unos minutos desde que la selección de Egipto, a la que dirige desde marzo de 2015, se impusiera por penales frente a Burkina Faso en una de las semifinales de la Copa África, que se disputa en Gabón. Hoy, a las 16 (hora argentina), en el Stade d’Angondjé de la ciudad de Libreville, cuando los egipcios definan el certamen ante Camerún, el santafecino tiene la posibilidad de cumplir con ese deseo y ponerle fin a su maleficio personal de cinco finales perdidas.
“Ustedes ya conocen la historia”, respondió Cúper ayer, en rueda de prensa, cuando le consultaron sobre la cantidad de veces que perdió finales. No era el lugar ni el momento de recordar las cuatro caídas mientras dirigía en España o la otra trabajando en Grecia. Mallorca cayó ante Barcelona en la Copa del Rey 1998 y frente a Lazio, de Italia, en la última versión de la Recopa de Europa al año siguiente; Valencia cedió en desenlaces consecutivos de la Champions League, frente a Real Madrid y Bayern Munich, de Alemania. Y Aris Salónica perdió frente al Panathinaikos en el partido definitorio de la Copa griega de la temporada 2010/2011. La mirada resultadista es implacable, pero otros les salen al cruce para resaltar el valor de los subcampeonatos. Una polémica para el bar o para las reuniones de amigos a la que Cúper no quiere reavivar. Al menos, no hoy.
Es más, si su equipo se corona campeón en la noche africana, DT y jugadores se habrán retroalimentado. Egipto es el país que más veces (7) ha ganado este torneo, pero vuelve a alcanzar una final después de siete años de sequía y sin haberse clasificado para las tres ediciones anteriores. El entrenador los convenció de una idea y llegaron al juego decisivo, pero igualmente las críticas no han amenguado ni siquiera después de que Essam El-Hadary, el tercer arquero del plantel, de 44 años, atajara dos penales ante Burkina Faso y llevara a su selección a la jornada decisiva, a siete años del último título en esta copa.
“Hay que ser optimista”, agregó Cúper, en un tono cordial, alejado del ambiente enrarecido de los últimos tiempos con los periodistas egipcios, que lo suelen acusar de practicar un estilo austero y defensivo, según destaca la agencia AFP, que además replica la explicación de Mohamed Fayouk Hendy, enviado especial de Al Ahram: “Recibió muchas críticas pero no sólo del periodismo, sino de todas partes, porque los espectadores de Egipto quieren ver un fútbol bonito y ofensivo, con muchos goles”.
Como futbolista, Cúper actuó como marcador central en Ferro (en dos etapas), Independiente Rivadavia de Mendoza y Huracán, el club donde puso punto final a su trayectoria como jugador e inició, dos años después, su campaña como entrenador. Sus únicas experiencias en la Argentina fueron en el conjunto de Parque Patricios (estuvo un año y fue subcampeón) y en Lanús, donde dirigió dos temporadas y se consagró campeón de la Copa Conmebol de 1996.
Un año después comenzaron sus desafíos en cadena en el exterior, que incluyeron los pasos por diversos clubes europeos, la selección de Georgia y el Al Wasl de los Emiratos Árabes, el escalón previo a este desafío en tierra africana que ha superado las expectativas. A los 61 años, cuando ya han pasado 18 de su última consagración, con Valencia, en la Supercopa de España ‘99 (se definió en dos partidos), hoy Cúper espera que sea el día que gane una final.
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