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LA PLATA.– Estudiantes continúa derecho. Esta vez su víctima fue Tacuary, de Paraguay, al que goleó por 4-0 en el estadio Uno. Tras una etapa inicial pareja, el conjunto platense se destapó y consiguió su segunda victoria en la Copa Sudamericana. Pablo Piatti, Santiago Núñez, Eros Mancuso y Guido Carrillo –el primero desde su regreso– consiguieron los goles de un León que continúa en levantada.
El buen presente del Pincha (un triunfo en el debut de la Sudamericana y la racha positiva en la Liga Profesional) y la mala actualidad del equipo paraguayo (la derrota en el primer encuentro de la Copa y el último puesto en el campeonato local) generaron la sensación de partido sencillo para el local. Como si los tres puntos estuviesen asegurados antes de disputarlos. Algunos hinchas incluso hablaban de procurar una gran diferencia de goles. El director técnico Eduardo Domínguez intentó bajar la euforia: “Tenemos que ganar. Con 1-0 alcanza”. La categórica frase del entrenador no fue suficiente para reducir el triunfalismo: los simpatizantes llegaron a Uno con la expectativa bien arriba.
Las especulaciones se acabaron cuando la pelota comenzó a rodar. Y lo que sucedió fue que a Estudiantes le costó. En la primera mitad de la etapa inicial, de hecho, no elaboró jugadas claras de gol. Benjamín Rollheiser y Matías Godoy lucían imprecisos y a Mauro Boselli le faltaban socios.
A falta de mediocampistas ofensivos que gravitaran, el Pincha empezó a jugar con sus defensores laterales. Y Leonardo Godoy y Gastón Benedetti respondieron: uno anotó un gol que fue anulado a instancias del VAR (fuera de juego de Boselli) y el otro fue el primero que sacudió la modorra, con un remate apenas desviado. A pesar de las buenas intervenciones de ambos, el primer tiempo finalizó con el marcador en blanco. La teoría de partido fácil, a esa altura, ya era tema del pasado.
En la segunda etapa, sin embargo, el Pincha acorraló a Tacuary contra su arco. Lo acorraló y lo lastimó. Después de un par de avisos (Boselli casi hizo un gol de taco), apareció el ingresado Piatti y logró el 1-0, con un cabezazo muy parecido a uno que hizo en 2006 contra Newell’s, unas semanas antes de que el equipo dirigido entonces por Diego Simeone se consagrara campeón. La parábola generó expectativa y después la pelota se incrustó en un ángulo.
Entonces sí la misión se simplificó. Cuando Estudiantes perforó la resistencia, el conjunto paraguayo se derrumbó. Se entregó. Y cuando Tacuary se relajó, el cuadro platense lo liquidó con la pelota detenida: Núñez, de cabeza, puso el 2-0. Y Mancuso, otro ingresado, estampó el 3-0 tras una jugada preparada.
En el tramo final del juego, cuando el partido ya estaba resuelto, hubo dos situaciones destacadas más: la expulsión al arquero Mariano Andújar, que se perderá el partido frente a Bragantino en Brasil (martes 2 de mayo), y el tanto de Carrillo, que empujó el balón en la última jugada y estableció el 4-0 final.
Parecía fácil, costó en el primer tiempo y terminó en goleada el segundo. Estudiantes suma seis puntos sobre seis en el grupo C de la Copa Sudamericana y se entusiasma con la clasificación.