Leandro Paredes: de ser "el nuevo Riquelme" en Boca al sueño mundialista en Rusia

Todo le pasó demasiado rápido a Leandro Paredes . El debut en Boca a los 16 parece muy lejano en la vida de aquel chico al algunos llamaron "el nuevo Riquelme". Ese jugador cambió. Nació en San Justo y ahora vive en San Petersburgo, la ciudad que albergará a la Argentina en el tercer partido del Mundial, ante Nigeria. Tanto se animó a cambiar que irrumpió en primera como un promisorio N° 10, de esos que casi no quedan, y ahora su puesto está unos metros atrás. Supo adaptarse a las necesidades europeas y se volvió un N° 5 con anticipo y salida. En la zona que Jorge Sampaoli considera neurálgica.

Paredes se fue de Boca en 2013. Pasó por Chievo Verona, Roma, Empoli y volvió a Roma, en el que pudo afirmarse de una vez por todas. A mediados de 2017 entró en el radar de Zenit y los rusos no dudaron en pagar los 23.000.000 de euros que los italianos pidieron por la transferencia. El Nº 10 ya no era Nº 10. Se había vuelto mucho más completo y funcional. Más de equipo. En estos días se definirá si, a los 23 años, juega su primera Copa del Mundo.

Zenit marcha cuarto en la Premier League de Rusia. El domingo pasado empató 3-3 con Arsenal Tula y Paredes demostró que sigue perfeccionando la pegada: hizo un gol olímpico. Driussi, Emiliano Rigoni, Emanuel Mammana, Matías Kranevitter son los otros argentinos del plantel. Presente, pasado y futuro se intercalan a cada rato en la charla con LA NACION.

"En las prácticas ensayo bastante los córners cerrados. Era algo que buscaba y, por suerte, se dio. La pelota entró justo". Las palabras cortas y directas serán una constante, casi como un pase entre líneas.

–¿Cómo es tu presente?

–Estamos teniendo un gran año. El equipo despliega un buen juego. Acá los esquemas son muy cerrados. Es difícil hacer goles, pero el equipo está desenvolviéndose muy bien y yo me siento cómodo.

–¿No jugás más como enganche? ¿En qué puesto te verías en el seleccionado?

–Enganche ya no. Seguramente como N° 5 o como doble N° 5, de contención o de salida. Puedo adaptarme a esas dos funciones. Es como estoy jugando en Zenit.

–Aunque él es más de marca, ¿cómo influye en tu mente o en tu preparación la lesión de Biglia?

–No me cambia nada. Mi trabajo sigue igual. No sé muy bien qué le pasó a Lucas, pero ojalá que pueda recuperarse rápido.

–¿Cómo es una práctica con Sampaoli?

–Muy intensa. Tal vez se entrena poco tiempo por una cuestión lógica, pero con mucha energía. Eso nos hace bien a todos. En las prácticas la pasamos muy bien.

–¿Hablaste con él últimamente?

–No, no hablé con él desde que volvimos de la gira por Europa.

–¿Qué significaría quedar en la lista?

–Sería todo. Es el sueño que tuve de chico y estar tan cerca hace que la ilusión sea mucho más grande. Así que sería algo muy lindo.

–¿Y si te quedaras afuera?

–Sería una desilusión, pero me daría fuerza para to lo que viene. Soy joven y va a haber más oportunidades. Tengo una ilusión muy grande por una posibilidad que está tan cerca.

–Si no estás entre los 23, ¿igual te quedás en Rusia para ver el Mundial?

–No, seguramente iré a la Argentina para estar con mi familia y mis amigos.

–¿Cómo tomás la posibilidad de que sea el último Mundial de una generación histórica?

–Es raro, pero hay que aprender de ellos. Todavía nos pueden dejar mucho.

–¿Sentís que vos y otros jugadores, como Dybala, Lanzini, Lautaro Martínez, por ejemplo, pueden ser el recambio de la selección de acá en más?

–No solo ellos. Hay muchos jóvenes que pueden ser recambio. Hace bastante tiempo que los chicos vienen destacándose. Creo que la selección en el futuro va a tener un buen recambio.

–¿Cómo evaluaste tus partidos en la selección?

–En la gira, cuando me toco jugar, pienso que hice un buen primer tiempo contra Italia. En el segundo tiempo cometí un error que opacó el partido, pero dentro de todo me sentí bien. En las críticas muchos se agarraron de esa jugada.

–De lo que no se ve, en los entrenamientos o en las concentraciones, ¿en qué se nota el liderazgo de Messi?

–Futbolísticamente mucho no se puede decir. Leo demuestra lo que es en cada partido. Como persona es un chico muy tranquilo, muy reservado y que habla lo justo. Eso también es una cualidad.

–¿Llegaste a hablar mano a mano con él?

–Sí, él se acerca para hablar con todos.

Boca fue una parte fundamental en la carrera de Leandro Paredes. Tanto que cuando mira para atrás el único lunar en su trayectoria fue no haber jugado más tiempo en el club de la Ribera (ver aparte).

–¿Te pesó que te hubieran señalado como el sucesor de Riquelme?

–Nunca tomé como un peso el hecho de ocupar la misma posición que Román. Traté de tomármelo con tranquilidad, por más que sabía que era muy difícil ocupar ese puesto.

–En un entrenamiento te había lesionado Orion. ¿Es difícil convivir en un vestuario como el de Boca cuando subís de las inferiores?

–Cuando subí a primera me tocó estar con los jugadores que habían ganado todo con Boca, como Riquelme, Battaglia, Palermo… estaban todos los más grandes. Ellos me hicieron las cosas muy fáciles. Me trataron muy bien.

–¿En Rusia nadie te lastimó en las prácticas, no?

–(Risas) No. Acá, no.

–¿Por qué les cuesta tanto afirmarse a los chicos que salen de las inferiores de Boca?

–No lo sé bien… A los chicos solo les falta continuidad. No sé si pasa tanto por adaptarse, pero si no se tiene una continuidad de por lo menos diez partidos seguidos como titular cuesta afianzarse. Por ejemplo, cuando le tocó entrar, Maroni jugó muy bien y, sin embargo, juega poco.

–¿Te costó el cambio de la Argentina a Europa?

–No. Me adapté muy rápido.