Lionel Messi, la revolución del 10: firmas en Funes, cumpleaños y vigilia en la cancha de Newell’s

Tomarse una fotografía y cazar un autógrafo se impone como una meta para los fanáticos del fútbol, y la figura de Lionel Messi aglutina. La revolución que provocó su visita a Rosario tuvo sellos inconfundibles del capitán de la selección y astro de Paris Saint-Germain. Los más apasionados hicieron guardia en el acceso de un country, los más afortunados lo disfrutaron en un cumpleaños privado y los hinchas de Newell’s completaron la capacidad del estadio del Parque de la Independencia a la espera de su presencia en el partido con San Lorenzo, por la segunda jornada de la Liga Profesional. Fue una jornada en la que la persona, el crack de carne y hueso, le quitó protagonismo al mágico futbolista que no saltó a la cancha ni tampoco estuvo en los palcos del estadio Marcelo Bielsa.

Con el avance del día, el rumor de que Messi se presentaría en el encuentro de Newell’s agitó a los simpatizantes. Si la victoria en el estreno sobre Banfield resultó un trampolín para apoyar al equipo al que dirige Javier Sanguinetti en la fría noche rosarina, brindarle al 10 un reconocimiento –después de tantos sinsabores que debió soportar y que hacían que se blindara cada vez que visitaba el país– era una obligación. Messi es bandera en las tribunas del estadio Marcelo Bielsa y este jueves los hinchas deseaban convertirlo en himno, como cuando jugó partidos de exhibición en 2009 y 2011. Pero, aunque algunos medios de comunicación agitaban con versiones de la presencia, no hubo ovación, aplausos, fotos, selfies ni lágrimas... Sí, excitación en lo previo. Y aquéllos que dudaban de asistir dejaron todo de lado con la esperanza de que fuera una noche inolvidable, de recuerdo infinito, la del hijo pródigo de Newell’s.

El country Kentucky fue el primer espacio donde Messi regaló gestos a los fanáticos. Varios hinchas decidieron ensayar una suerte de guardia frente al acceso, sin saber si en algún momento del día el astro abandonaría por unas horas el barrio privado de la localidad de Funes. Cuando la camioneta Audi de color gris superó la barrera de control de entrada y salida, ese puñado de aficionados de fe tuvo su recompensa: camisetas de la selección, Newell’s y River le fueron entregadas para que la firma del capitán que levantó la Copa América tras 28 años de frustraciones de la Argentina quedara fijada para toda la vida.

“Te amo con todo mi corazón. Te vas a traer la Copa del Mundo. No sabés lo que sos para nosotros”, dijo alguien, mientras Leo garabateaba. “Ay, me muero. Gracias a Dios”, enunció una mujer que había esperado por ese instante que se convirtió en un momento mágico cuando Messi bajó el vidrio para aceptar la muestra de cariño y devolverla con una sonrisa, una foto o un autógrafo.

Lionel hipnotizó con su presencia también a quienes asistieron al cumpleaños de uno de los hijos de Paula Roccuzzo, una de las hermanas de Antonela. Toda una sorpresa para los chicos de entre 4 y 7 años que miraban casi sin comprender y con los ojos desorbitados que el Nº 10 de la selección, al que miran por televisión también con la camiseta de PSG, compartía la fiesta infantil. La visita fue inesperada hasta para las animadoras del cumpleaños, integrantes del grupo Choke Los 5, que fueron retratadas con Messi por Antonela.

La noche aguardaba por una posible nueva función, multitudinaria, con Messi como protagonista de un partido que no jugaría, pero en el que los ojos apuntarían con la misma fijación a las acciones entre Newell’s y San Lorenzo que al sector de palcos. Todo estaba preparado para que Leo disfrutara de la ovación de los hinchas rojinegros, pero no pudo ser: armar un operativo para resguardar la seguridad revestía de una logística y una preparación que no existían. Y Leo, además, debía prepararse para un viaje al exterior, donde continuará sus vacaciones.

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